A la Plaza Mariana, donde el PRI estatal suele realizar actos públicos, llegó custodiado por seis camionetas; la de él, blindada… Al menos una decena de escoltas lo vigilaban, inusual en su vida reciente como empresario ligado a la construcción, lejos de los escándalos políticos, aunque no de la campaña de su hermano menor.
Él mismo describió cuál fue su papel durante estos últimos meses: "Con Rodolfo fueron muchas horas juntos, compartiendo el balance de sus giras de trabajo, de sus reflexiones en las que hablaba de los anhelos de la gente, de las necesidades de las familias que iban a su encuentro".
Hacia el interior de la sala donde pronunciaría su discurso fue protegido con un sombrío paraguas, ante el desplome feroz de la lluvia.
Mantuvo, pese a todo, un semblante casi inexpresivo.
Reveló que antes de aceptar la postulación lo consultó con la familia, lo meditó con "serenidad": "No ha sido decisión fácil, por la irremediable ausencia de Rodolfo, qué difícil aceptar lo que nunca debió de ocurrir… El partido me ha pedido levantar su bandera…, a pesar del profundo dolor y del agravio, me inspira su memoria y la esperanza sembrada en cada mano que estrechó como candidato".
Su padre, Egidio Torre López, arribó en la misma comitiva, aunque en otro vehículo y fue él quien al menos aportó algunas muecas de ánimo.
El nuevo aspirante intentó desvanecer su imagen de improvisado…
Aunque admitió, sí, que su hermano "era el mejor hombre para gobernar", afirmó que él conocía los principios que guiaron la campaña:
"Conozco también contenido y fondo del documento que presentó el domingo, en el que precisó los cuatro grandes ejes de gobierno, con más de 300 iniciativas concretas… Ratifico la vigencia de todos los compromisos contraídos".
El historial en el servicio público de Egidio Torre, ingeniero civil por el Tecnológico de Monterrey, se limita a director municipal de obras públicas en los 80, director estatal de construcción de 1987 a 1992 y alcalde sustituto de Ciudad Victoria entre 2000 y 2001, tras la solicitud de licencia de Enrique Cárdenas del Avellano, quien buscaba la dirigencia local de su partido.
No aludió a la criminalidad ni se refirió a las investigaciones por los asesinatos del lunes. Sólo hizo una fugaz mención a la inseguridad, al expresar que suscribía "el compromiso por un Tamaulipas seguro".
Lo aplaudieron cinco veces. Él, sin dejar de hablar, esquivó las palmas. Estaban ahí representantes de los diversos grupos del priismo estatal y colaboradores de Rodolfo Torre Cantú.
"Sé lo que significa este reto, estoy motivado porque sea el planteamiento de Rodolfo con el que acudamos a las elecciones… Cada voto por él será un voto por los que vamos a luchar por su memoria, por dar seguimiento puntual a sus propuestas", dijo.
Y antes de abrirse paso entre la multitud y movilizar de nuevo a escoltas, autos blindados y grupos militares que custodiaban las principales avenidas por donde pasaría el convoy, prometió trabajar por los ideales del que se fue, "su recuerdo me animará a seguir adelante sin tregua ni descanso".
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