¿La tecnología cambiará la política y la democracia?

Facebook, Twitter, YouTube, Flicker, Google, Yahoo, LinkedIn, MySpace… El entorno digital provoca nuevos hábitos y supera las distancias físicas entre los ciudadanos, un fenómeno que fascina a expertos de todo el mundo.

Bruce Bimber, profesor de los departamentos de Ciencias Políticas y comunicación de la Universidad de California (www.ucla.edu), es uno de ellos.

De visita en Barcelona, Bimber reflexionó en la conferencia “Participación política y de las organizaciones en la era de los medios digitales” sobre cómo los movimientos sociales refuerzan las democracias. “La teoría clásica dice que para tener una democracia fuerte es necesaria una sociedad civil fuerte e implicada en movimientos sociales, porque aportan valores democráticos y se implican con las instituciones públicas”, afirma.

“Algunos jóvenes empiezan a implicarse en política gracias a las nuevas tecnologías, porque les permite hacerlo con su terminología en lugar de la que utilizan los partidos o las instituciones”. “Pueden hablar con los amigos sobre lo que les preocupa y compartir afiliación política en Facebook o mandarse mensajes por el Twitter sobre temas que les interesan”, prosigue. “Para muchos es una manera más auténtica de implicarse en política que con acciones tradicionales como dar dinero o participar en unas elecciones primarias.”

A este nuevo tipo de implicación se suma la masiva transmisión de datos e imágenes por internet. “Ahora cada ciudadano es un fotógrafo y un periodista en potencia; casi todo el mundo lleva en el bolsillo un móvil con cámara y puede enviar una información determinada a través de la red sin la responsabilidad que se exige a un periodista”, explica. ¿Y esto puede modificar la actitud de unos políticos que se sientan más vigilados? “Me gustaría que fuera así, pero la naturaleza humana no cambia. No me imagino a los políticos cambiando por culpa de la tecnología”, resaltó Bimber.

Y agregó que aunque los políticos siguieran igual, los movimientos sociales sí viven una profunda transformación. El panorama asociativo ya no se limita a grandes ONG como Greenpeace o Amnistía Internacional, sino que en el entorno digital se están creando todo el tiempo redes sociales y organizaciones, “un aspecto muy interesante porque rompen las fronteras que había entre personas con los mismos intereses”.

Otro punto a tener en cuenta es la visibilidad que aporta la red, aunque Bimber alerta de que “si bien es más fácil dar a conocer las demandas de los distintos movimientos, también es cierto que tienen que competir cada vez más para llamar la atención”.

Precisamente en esta gran cantidad de actores que operan en internet provoca uno de los peligros de la red: la tendencia a la dispersión. Se salvan las personas muy implicadas en un aspecto determinado, a quienes la tecnología refuerza en su causa. “Si estás interesado, por ejemplo, en el cambio climático, tienes mucha información disponible de todo el mundo y puedes mandarla y conectarte con las personas adecuadas” afirma.

Aun reconociendo que en determinadas situaciones la red comporta una rapidez difícilmente superable (las primeras informaciones del terremoto de Haití llegaron a través de Twitter) y que internet se focaliza en los grupos de interés (algunos movimientos sociales sólo operan en línea porque saben muy bien a quién se dirigen), Bimber no cree que las herramientas digitales supongan la crisis o la desaparición de los medios tradicionales. “Lo realmente importante en los medios digitales en Estados Unidos”, apunta, “es que no sustituyen a las apariciones televisivas de los políticos.” Y, a modo de ejemplo, cita la campaña presidencial de Obama, exitosa sobre todo por los 500 millones de dólares que consiguió a través de internet, “pero ¿cómo gastaban el dinero? En anuncios en la televisión”.

No se puede hablar del papel de las nuevas tecnologías en el fortalecimiento de los movimientos sociales sin reflexionar sobre los países con regímenes dictatoriales. “Mucha gente espera que las nuevas tecnologías sean un factor democratizador en regímenes autoritarios como el chino, el iraní o el cubano”, dice. “En Cuba hay muy poca censura de los contenidos en línea, pero controlan quién accede a internet. En cambio en China se censura los contenidos y el acceso a los webs.”

Bimber es cauteloso sobre si internet afectará al futuro inmediato de estos regímenes. “Muchos creían que en estos países las nuevas tecnologías tendrían un efecto mucho más amenazador del que han tenido hasta ahora”, admite, y recuerda que en China “no se están dando demandas democráticas masivas en línea, sino que mucha gente utiliza la red para apoyar el régimen, el nacionalismo chino, la identidad china contra Occidente. Y esto precisamente no es lo que asusta al Estado”, argumenta.

¿Y en los países desarrollados? ¿Cómo afectará el entorno digital a los movimientos sociales y políticos del futuro? Bimber pronostica un contexto mucho más atomizado y en constante transformación.

La última pregunta, a modo de epílogo, es breve y directa. ¿Las nuevas tecnologías harán un mundo mejor? “No necesariamente, concluye, “pero será un mundo diferente”.
La Crónica, 6 de julio.

1 comentarios:

Unknown responded on 8 de julio de 2010, 9:10 #

Excelente aportación, considero que al menos en nuestro país (México), si tendra una influencia el uso de las redes especialmente en las elecciones presidenciales para el 2012, la información fluye con gran facilidad y los temas de interés en twitter en su mayoría son referentes a política o situaciones incongruentes del país.