Priístas festejan “refrendo” en Hidalgo

HIDALGO. Arrebatar el triunfo al PRI donde ha gobernado 80 años no es fácil. Xóchitl Gálvez lo intentó. Las encuestas de salida no le favorecen. Pero ella asegura que la elección “terminó cerrada”.

A primera hora, y antes de votar en Tepatepec, fue al antiguo convento de San Francisco para rezar por la “xochiseñal”. Hoy se aferra a los dedos cruzados; así los mantendrá hasta el cómputo oficial.


Francisco Olvera, según los resultados preliminares, tomará posesión dentro de nueve meses como gobernador de Hidalgo, entidad marcada históricamente por su priísmo y por una abstención que llega a 60%. Ayer, Xóchitl sepultó las groserías. Sus palabras fluyeron con lentitud: “Salgan a votar, está bonito el día”, dijo. Aún no llovía.


Eran las 10:30 horas. En su casilla, en su pueblo, con su gente, sólo habían votado 70 de 500 personas esperadas.



A las cinco de la tarde, Gálvez analizó con el perredista Jesús Zambrano resultados de encuestas de salida; las más alentadoras la colocaban dos puntos abajo de su adversario. Pero el vicecoordinador de la bancada del PRD en la Cámara de Diputados, que tomó el control de su campaña hace unos días para buscar un repunte, le recomendó aferrarse al empate técnico y exigir contar voto por voto y casilla por casilla.


Descalificar los resultados preliminares de las autoridades electorales no era la salida. El Programa de Resultados Electorales Preliminares fue validado por la Universidad Nacional Autónoma de México, a petición del Instituto Estatal Electoral de Hidalgo (IEEH), luego de cinco simulacros y ocho pruebas.


Los partidos coincidieron en que la jornada transcurrió en paz y sin problemas de seguridad. Pero estuvo ensombrecida por el crimen del director y subdirector de la policía municipal de Actopan, corazón del narco en el estado.


Policías estatales allanaron “sin orden de cateo” —según Zambrano— una oficina alterna de la coalición Hidalgo nos Une, donde detuvieron a 12 personas. La Procuraduría sugirió su presunta vinculación con el asesinato en Actopan.



En la casilla 854 se apareció una persona encapuchada: “Pertenezco a Los Zetas”, amenazó. Los funcionarios y representantes de los partidos abandonaron la instalación, relató Zambrano.


La cruzazulina de corazón que logró aplausos y risas en sus mítines con la frase “no es imposible chingarse al PRI”, postulada por la alianza de las cúpulas del PAN, PRD y Convergencia fue sepultada por la estructura territorial que el PRI aceita desde hace 80 años, según las encuestas de salida.


Durante la campaña, señaló a Francisco Olvera de ser el candidato del gobernador Miguel Ángel Osorio Chong. Y Olvera la acusó de recibir apoyo de delegados de Sedesol por instrucción directa de Los Pinos.


Paco no puede negar su cercanía con el gobernador. Son amigos de la adolescencia; estudiaron en la secundaria federal 1, y desde esa época no se separan.


Ni para Olvera ni para Gálvez fue sencillo lograr la candidatura a la gubernatura de Hidalgo. A la postulación de Paco se opuso, incluso, la llamada familia “real” de Hidalgo, la familia de cuatro gobernadores: los Rojo Lugo.


La dirigente del PRI, Beatriz Paredes, se reunió con el gobernador Miguel Osorio Chong, Paco Olvera y José Antonio Rojo García de Alba, quien buscaba la postulación. El hijo del ex gobernador de Hidalgo, Jorge Rojo Lugo, aceptó la candidatura de unidad de Olvera después del cónclave en la ciudad de México.


El secretario general del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI, Jesús Murillo Karam, y ex gobernador del estado, tampoco apareció públicamente en la entidad para emitir su voto.




Los 65 kilómetros que separan a la capital Pachuca de Ixmiquilpan están tapizados de espectaculares de Paco Olvera, cuyo eje discursivo es la continuidad. Apenas tres bardas rosa mexicano con las letras XG, Xóchitl Gálvez.

En cambio, todos los microbuses muestran el rostro de Paco.



Priísmo “tatuado”

En esta entidad, el priísmo está tatuado en el corazón y la cabeza de quienes no han visto triunfar otro proyecto en toda su vida. Gilberta, con surcos en el rostro que reflejan 10 años más de los 70 que tiene, dice sin dudar un día antes de la elección que el PRI va a ganar.

“Ya me llegó la hoja de registro para ir a votar”, dijo Beta durante la plática.


A Olvera no le hizo mella que en una averiguación previa, difundida por un semanario, se le vincule con Los Zetas. La publicación prácticamente desapareció de los estanquillos el mismo día que apareció. Nadie la recuerda.



En Actopan, una bolera con mirada pizpireta revela una de las tantas prácticas con las cuentas del PRI para obtener votos. Sandra, líder de la Unión de Lustradores (de calzado), castigó a los miembros que no asistieron a la marcha contra la inseguridad con la que Olvera cerró su campaña. No les permitió abrir su carrito. Y en un buen día, explica la joven, se gana hasta 350 pesos.




Ella no tiene credencial de elector. Pero afirma que está con Xóchitl Gálvez porque es, dijo, perredista.



Paco Olvera es licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Hidalgo, pero sus adversarios no dudan en calificarlo de “porro”. Fue dirigente de la extinta Federación de Estudiantes Universitarios de Hidalgo, al cobijo de Gerardo Sosa Castelán, que según el libro La Sosa Nostra, es un grupo de choque en el interior de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.


“We are the champions”, suena en el patio central de la sede del PRI en espera del candidato. Las matracas se avivan mientras el presidente estatal del partido, Omar Fayad, dice que la tendencia que favorece al PRI es “irreversible”
Elena Michel y DInorah Mota, El Universal, 5 de julio.

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