El “retorno” de Fidel Castro a la escena pública tras cuatro años de alejamiento por la enfermedad que le llevó a ceder el poder a su hermano Raúl reavivó las conjeturas sobre su papel en Cuba y el alcance de su influencia en las decisiones que se toman en la isla.
Cubanólogos interpretan estos días la sorpresiva vuelta del líder que, a punto de cumplir 84 años, ha aparecido en distintas actividades públicas tres veces en menos de siete días. Y lo ha hecho con buen aspecto físico.
escenario menos previsible. Algunos observadores señalan que éste es el escenario que menos se preveía en la isla hace cuatro años, cuando enfermó, según admitió un diplomático europeo; otros coinciden en que su reaparición da visibilidad a la “cohabitación institucional” de los Castro y permite trasladar el mensaje de que sigue en activo y que las decisiones de Raúl cuentan con el visto bueno de su hermano mayor.
Desde esta óptica no sería casual que el retorno haya coincidido con el proceso de excarcelación de presos políticos al que se ha comprometido el actual presidente de Cuba.
Mensaje a inmovilistas. No faltan quienes interpretan ese retorno del “comandante en jefe” como un mensaje para “tranquilizar” en esta coyuntura a los sectores más inmovilistas del régimen.
Para Elizardo Sánchez, portavoz de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), “Fidel es el símbolo del poder real” y con su aparición “la alta nomenclatura se siente en buenas manos”.
Otra lectura es que sirve además para concentrar la atención de los cubanos en su reaparición mientras los presos políticos van saliendo progresivamente de la cárcel para viajar a España con sus familias. Ayer se sumaron otros dos con sus familias al “destierro” español.
También el hecho de que Fidel se dedique a temas internacionales sin pronunciarse públicamente sobre los asuntos internos de Cuba se analiza en la clave de un “reparto de papeles” acordado con su hermano.
Otros, por el contrario, ven su “regreso” como un “obstáculo” interno y una forma de “torpedear” tanto el proceso de liberación de los presos políticos como las reformas económicas anunciadas por el actual presidente.
Las críticas que lanzó contra Estados Unidos en su intervención televisiva del lunes “no ayudan”, según declaró el economista disidente Óscar Espinosa, que ve su reaparición como “desafortunada e inoportuna”.
Mientras, en las calles, la nueva actividad pública del ex gobernante ha cogido a la gente por sorpresa, especialmente por su aparente mejoría.
Algunos en la isla confían incluso en que Fidel reaparezca el próximo 26 de julio en el acto por el “Día de la Rebeldía Nacional”, considerada la fecha más importante de las efemérides de la Revolución cubana.
Ese fue el último acto público multitudinario al que el ex presidente asistió en 2006 antes de enfermar.
“Ya rompió el hielo, ahora no hay quién lo pare. Seguro que el próximo 26 de julio va a salir”, dijo Francisco, un habanero de 34 años.
Cubanólogos interpretan estos días la sorpresiva vuelta del líder que, a punto de cumplir 84 años, ha aparecido en distintas actividades públicas tres veces en menos de siete días. Y lo ha hecho con buen aspecto físico.
escenario menos previsible. Algunos observadores señalan que éste es el escenario que menos se preveía en la isla hace cuatro años, cuando enfermó, según admitió un diplomático europeo; otros coinciden en que su reaparición da visibilidad a la “cohabitación institucional” de los Castro y permite trasladar el mensaje de que sigue en activo y que las decisiones de Raúl cuentan con el visto bueno de su hermano mayor.
Desde esta óptica no sería casual que el retorno haya coincidido con el proceso de excarcelación de presos políticos al que se ha comprometido el actual presidente de Cuba.
Mensaje a inmovilistas. No faltan quienes interpretan ese retorno del “comandante en jefe” como un mensaje para “tranquilizar” en esta coyuntura a los sectores más inmovilistas del régimen.
Para Elizardo Sánchez, portavoz de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), “Fidel es el símbolo del poder real” y con su aparición “la alta nomenclatura se siente en buenas manos”.
Otra lectura es que sirve además para concentrar la atención de los cubanos en su reaparición mientras los presos políticos van saliendo progresivamente de la cárcel para viajar a España con sus familias. Ayer se sumaron otros dos con sus familias al “destierro” español.
También el hecho de que Fidel se dedique a temas internacionales sin pronunciarse públicamente sobre los asuntos internos de Cuba se analiza en la clave de un “reparto de papeles” acordado con su hermano.
Otros, por el contrario, ven su “regreso” como un “obstáculo” interno y una forma de “torpedear” tanto el proceso de liberación de los presos políticos como las reformas económicas anunciadas por el actual presidente.
Las críticas que lanzó contra Estados Unidos en su intervención televisiva del lunes “no ayudan”, según declaró el economista disidente Óscar Espinosa, que ve su reaparición como “desafortunada e inoportuna”.
Mientras, en las calles, la nueva actividad pública del ex gobernante ha cogido a la gente por sorpresa, especialmente por su aparente mejoría.
Algunos en la isla confían incluso en que Fidel reaparezca el próximo 26 de julio en el acto por el “Día de la Rebeldía Nacional”, considerada la fecha más importante de las efemérides de la Revolución cubana.
Ese fue el último acto público multitudinario al que el ex presidente asistió en 2006 antes de enfermar.
“Ya rompió el hielo, ahora no hay quién lo pare. Seguro que el próximo 26 de julio va a salir”, dijo Francisco, un habanero de 34 años.
La Crónica, 15 de julio
0 Responses to "¿Qué pretende Fidel con su “resurrección”?"
Publicar un comentario