En cerrada jornada, el priísta y diputado federal con licencia, cargo que obtuvo gracias al apoyo del gobernador, hasta el cierre de ayer pareció imponerse a Miguel Ángel Yunes Linares, quien de colaborar en el gabinete de Felipe Calderón, saltó directamente a la candidatura del Partido Acción Nacional para la gubernatura veracruzana.
En esta elección, como una excepción, la dirigente del magisterio, Elba Esther Gordillo, decidió ir en coalición con el PAN y apoyar a través del Panal la candidatura de Yunes Linares.
El proceso veracruzano se vio enturbiado con una “guerra sucia” de grabaciones telefónicas, unas que fueron dadas a conocer por el dirigente nacional del PAN, César Nava, y luego otras que fueron filtradas a diversos medios de comunicación, en las que presuntamente se exhibía al gobernador Herrera apoyando con recursos públicos estatales al abanderado del PRI-PVEM.
Fidel Herrera respondió con una denuncia penal interpuesta ante la PGR en contra del líder panista por el delito de grabaciones ilegales, aunque aceptó que era su voz la que se escuchaba.
El gobernador veracruzano estaba decidido a impulsar, primero con la candidatura, a su amigo Javier Duarte de Ochoa, que sin una carrera política reconocida se impuso ante otros priístas y ahora derrotó al experimentado político panista.
En esta medición de fuerzas, también mediante una guerra mediática, el gobierno estatal destacaba la serie de problemas por los atraviesa el país y a los que la administración de Felipe Calderón no les ha dado solución, como la crisis económica, el desempleo y la inseguridad.
En la víspera de la elección, la “guerra sucia” llegó a la “clonación” de ediciones de periódicos locales, entre ellos el de mayor venta y circulación en el puerto de Veracruz, donde anunciaban la derrota de Yunes Linares y daban el triunfo a Duarte de Ochoa.
Los panistas responsabilizaron de esa acción a Fidel Herrera y a su candidato de la coalición Veracruz para Adelante”, lo que de inmediato negaron.
Según denuncias de la oposición y con la evidencia de las grabaciones telefónicas, Herrera Beltrán también puso a disposición de su “delfín” el presupuesto público para que ganara.
En el rubro de la seguridad de los candidatos, también midieron fuerzas, pues mientras el priísta tuvo a su disposición a corporaciones estatales, el panista era resguardado por la Policía Federal.
Un día antes de la jornada electoral, elementos de ambas corporaciones, incluso, estuvieron a punto de enfrentarse cuando un grupo de policías ministeriales llegó a la casa número 110 de la calle Lázaro Cárdenas, donde velaban al hermano de Yunes, supuestamente porque recibieron la denuncia de que allí había personas armadas.
Varias figuras políticas han señalado que el candidato de la coalición Viva Veracruz (PAN-Panal) había realizado campaña para conformar su candidatura desde el gobierno federal .
Se dice que invirtió en el estado a través del ISSSTE en diversas áreas de esa institución, con lo que paralelamente enfilaba su candidatura.
Ya en campaña, los priístas acusaron a Yunes de recibir apoyos de diversas secretarías del gobierno federal.
En esta guerra fue evidente el gasto excesivo realizado por los abanderados priísta y panista. En la zona conurbada Puerto de Veracruz-Boca del Río, la gente quedó asombrada por los miles de espectaculares —algunos del tamaño de un edificio de 10 pisos— y lonas pegadas en las dos ciudades, gobernadas la primera por el PRI y la otra por el PAN.
Sin embargo, Yunes Linares conservará el feudo familiar en el municipio de Boca del Río, cuyo alcalde es Miguel Ángel Yunes Márquez y el candidato a diputado es su hermano Fernando, ambos vástagos del candidato a gobernador.
“En Boca del Río barrimos” dijo anoche el panista desde su búnker instalado en un hotel en este mismo municipio.
En la casilla 501, ubicada en la calle Almagro, fraccionamiento Virginia, Boca del Río, el abanderado del PAN-Panal pudo derrotar al candidato priísta con 263 votos contra 143 sufragios.
Los cantidad de recursos para movilizar la estructura de priístas y panistas para cubrir las 9 mil 827 casillas, instaladas en los 212 municipios, igualmente, contó con el apoyo de sus impulsores.
Yunes Linares apostaba a ganar las elecciones supuestamente para “limpiar a Veracruz, de toda esta suciedad y esta guerra sucia, de todo este robarse el dinero de los veracruzanos”. Argumentaba que no era posible que Veracruz siguiera en manos de “delincuentes”.
El mandatario Fidel Herrera decía que era golpeado sin ser candidato, pero que al parecer decidieron “pegarle al negro”, como se autonombraba.
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