Pueblos atados a los caprichos del Clima

El clima cambia y su vida también. Las mujeres agricultoras del país ya padecen el retraso de la época de lluvias, la falta de agua o las inesperadas tormentas que terminan con sus cultivos. Para muchas de ellas, su vida está atada a los caprichos del clima.

Estas mujeres poco conocen de términos como gases de efecto invernadero, de mitigación, de tecnología verde, de Protocolo de Kioto, de cambio climático. Lo que sí saben con certeza es que algo pasa con el clima. Ellas y sus familias son las primeras en resentirlo. Y no son pocas las mujeres agricultoras que ya padecen los desvaríos climáticos.

De acuerdo con datos de la organización Oxfam, entre 30 y 40% de la población activa en América Latina se dedica a la agricultura, sobre todo a la de autoconsumo, una de las más afectados por el cambio climático global.

Además, en el país, casi 70% de la agricultura en pequeña escala está siendo llevada a cabo por mujeres.

En México, tan sólo en 2009, según cifras gubernamentales, 75 mil hectáreas de cultivos de café, maíz, trigo, sorgo y frijol resultaron afectadas por sequías e inundaciones. Éstas son historias de mujeres que a diario tienen que lidiar con eso. Algunas de ellas ya comenzaron a buscar alternativas para adaptarse a los vaivenes climáticos.

"Ya no sabemos ni cuándo va a llover"

Zoila Josefa, originaria de Oaxaca

"Yo hablo mixe. Vivo en la comunidad de Boca del Monte, municipio de San Juan Guichicovi; muy cerca de Coatzacoalcos, Veracruz. La comunidad está rodeada de montañitas, donde se siembra dos veces al año. Sembramos maíz criollo, frijol negro, yucas, cañas, chayotes y otras frutas.

"Ahora ya no llueve como antes, a su tiempo, como estábamos acostumbrados. Antes, el 15 de mayo caía el primer aguacero, después en junio llovía bastante. Ya sabíamos cuándo sembrar. Sabíamos que en julio llovía mucho, que había trueno, aguaceros. Ahora, llueve antes; a veces llueve menos.

"Este año llovió demasiado. Las aguas terminaron hasta septiembre; llovió duro. Lo más triste es que el agua arrastró los cultivos; el río creció y se llevó todo. Los terrenos de siembra quedaron arenosos; difíciles para sembrar. Así no se puede producir bien el maíz. Ahora vamos a tener que sembrar otra cosa, el maíz no se va a dar.

"La gente vio que no es bueno desmontar el bosque, porque con tanta lluvia se cae el cerro. Y es que la gente desmonta para que les den dinero de los proyectos de ganadería. Porque van y te preguntan (los funcionarios), ¿tienes pasto, tienes terreno? Si no tienes, no te dan crédito.

"En otras comunidades cercanas, donde tienen árboles frutales, perdieron todo. La gente dice: ‘¿a quién le vamos a ir a reclamar que no llueva o que llueva de más?'.

"Siempre hay preocupación entre la gente: cuando no hay agua o cuando hay mucha".

"Vivimos inundados"

Gladis Rosario Pérez de Tenosique, Tabasco


"El clima ha cambiado demasiado. En los meses de marzo, abril y mayo hay mucha sequía. Y antes aprovechábamos ese tiempo para sembrar en las tierras bajas, porque cuando llega el tiempo de la creciente, no se puede hacer nada. Y es que en tiempo de lluvia, llueve mucho; se encharca el agua y ya no puedes hacer nada. Nosotros vivimos en la orilla del Usumacinta. Este año llovió mucho. Y nosotros nos quedamos con las manos cruzadas, porque no podemos hacer nada.

"Las casas se inundaron; estuvieron así mucho tiempo. Fueron como 200 personas las perjudicadas. Y la gente no deja sus casas, hacemos tapancos para estar trepados ahí, porque si salimos, se roban nuestras cosas. Después, cuando baja el río se queda lo peor: las enfermedades, los mosquitos, el lodo, las infecciones respiratorias.

"Este año apenas en octubre nos pagaron lo del Fondo de Desastres. ¿Cuánto pagan? 505 pesos por tres meses que duró la inundación. ¿Para qué nos sirve eso?".

"El temporal cambió"

Victoria Hernández Olmos de Chihuahua

"Vivo en la zona rarámuri. Ahí, nosotros esperamos que llueva en agosto, es cuando se fortalece el cultivo; pero este año empezó a llover en octubre y eso nos trajo poca producción. Sembramos frijol pinto. Este año no sembramos maíz de temporal, porque en abril y mayo no hubo muchas lluvias. Ahora, lo que estamos haciendo, es sembrar avena forrajera para poder utilizar lo poco que hay de lluvia. Es un cultivo que resiste más.

"Estos problemas con las lluvias los padecieron los campesinos de todo el noroeste de Chihuahua; sobre todo los rarámuris. Ellos siembran para autoconsumo y si no tienen producción, no comen. Por eso, muchos migran a las ciudades, donde les va peor, porque ahí ni hierbas tienen para comer".

En la sierra Tarahumara predominan condiciones de inseguridad alimentaria por diversos factores, principalmente la escasez de agua.

Las comunidades rarámuri están construyendo presas, a través de un sistema de direccionamiento del agua de lluvia que permite el almacenamiento del recurso para uso agrícola y doméstico de sus habitantes.

"El café, no es como antes"

Vicenta Bravo Domínguez, de Chiapas

"Vivimos en Santa Rosa de las Nubes, municipio de Mapastepec en el estado de Chiapas.

"Hace tiempo que notamos que el clima no es como antes. Las lluvias de septiembre, que fueron muy fuertes, nos afectaron mucho al café. A las plantas se le cayeron los frutos y no tuvimos mucha producción. Hace como seis años que los productos ya no se dan como antes. Por eso, las mujeres comenzamos a organizarnos; estamos sembrando hortalizas y criando gallinas de corral. También estamos reforestando, para que las lluvias no se lleven la tierra y los cultivos. Porque sin cultivos, no tenemos qué comer".
Thelma Gómez Durán, El Universal, 27 de noviembre.

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