Al Zócalo en una burbuja

Los acordes de "La Bamba" acompañaron a Andrés Manuel López Obrador al iniciar el último recorrido de su campaña presidencial, del Ángel de la Independencia al Zócalo.

Ángel Cruz, un joven oaxaqueño, tocaba el instrumento mientras caminaba junto a la burbuja creada para que el tabasqueño no sufriera empujones.

"Andrés Manuel ha tenido que vencer muchas mentiras que se inventan, ahora lo más duro va a ser la defensa del voto, el trabajo más fuerte", dijo.

La burbuja de hombres y mujeres con playeras rojas que rodeaban al candidato presidencial se mantenían unidos con una cuerda. Fuera de allí todo eran empujones. Hacia adelante, hacia un lado, hacia el otro. Los simpatizantes avanzaban casi sin espacio para mover los pies.

"Aquí está peor que en el Metro", bromeó alguien entre la marea de gente.

Ajeno a los empujones, López Obrador saludaba a quienes lo esperaban en la banqueta o subidos en los postes del alumbrado público. El candidato iba acompañado de su esposa Beatriz Gutiérrez, sus tres hijos mayores y algunos candidatos.

Codo con codo, Cuauhtémoc Cárdenas avanzó con el tabasqueño desde el Ángel hasta la Glorieta de Colón. Ahí "escapó" de la marcha y entró a una cafetería donde sólo consumió una botella de agua.

"Lo único que puedo decir es que vamos a ganar", comentó al entrar al establecimiento.

Ahí platicó y se tomó fotos con clientes y empleados y, después de 20 minutos, se despidió.

-¿Va ir al Zócalo?, se le preguntó al salir del local, a un costado del Hotel Fiesta Americana.

"Vamos a buscar la manera de llegar", respondió Cárdenas mientras se encaminaba al Monumento a la Revolución.

La marcha lopezobradorista no fue tan ruidosa como la primera manifestación de los jóvenes del #YoSoy132. El murmullo con el que avanzaba la multitud hacia el Zócalo era interrumpido a veces con el grito de batalla del movimiento: "Es un honor estar con Obrador".

Cientos de personas esperaron en la calle el paso del candidato. Desde allí mostraban cartulinas y mantas de apoyo.

"Esta es una oportunidad histórica, no la dejemos escapar", apuntaba una de ellas.

"Si hay imposición habrá revolución, si hay revolución no dejaré ir a mis hijos, iré con ellos", decía otra.

Cuando la burbuja del candidato llegó a Bellas Artes fue imposible seguir avanzando. Había un automóvil descompuesto al frente y un par de carritos de comida y refrescos bloqueando parte de la avenida Juárez.

La gente se empezó a organizar e hicieron una valla, con la intención de abrirle paso al tabasqueño hasta el Zócalo. Sin embargo, el equipo del candidato lo sacó por la Alameda y lo metió al Metro, junto con los familiares, candidatos y dirigentes que lo acompañaban.

Aunque la estación había sido cerrada para permitir solo el paso de la comitiva, los vagones se llenaron como en hora pico.

En la estación Zócalo bajaron todos los pasajeros. El candidato entró dos minutos a la sala de monitoreo, junto con su esposa y Alejandro Encinas, y luego subió las escaleras para dirigirse al templete, donde lo esperaban los principales dirigentes de su movimiento.

Cárdenas, propuesto por López Obrador para ocupar la dirección de Pemex, ya no llegó a la Plaza de la Constitución.

Cientos de personas que marcharon desde el Ángel no escucharon el discurso. Se quedaron "atorados" en las calles que confluyen al primer cuadro de la ciudad, como Madero, Tacuba y 16 de Septiembre.


José David Estrada y Antonio Baranda, Reforma, 28 de junio.

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