Falta de personal, equipamiento y lenguaje, problemas en clínicas de comunidades indígenas

El caso de Irma López Aurelio, una indígena mazateca que dio a luz a su bebé en el jardín del Centro de Salud de Jalapa de Díaz, en Oaxaca, puso en evidencia la carencia de personal, la falta de equipamiento médico, e incluso las barreras de lenguaje que existen en ese tipo de servicios médicos que operan en comunidades indígenas y rurales, señaló Lina Rosa Berrio Palomo, integrante del consejo directivo del Comité Promotor por una Maternidad Segura en México.

En muchas comunidades, dijo a Crónica, las condiciones a que se enfrentó López Aurelio son semejantes por la falta de personal, los reducidos horarios de atención, y la falta de insumos necesarios para una atención adecuada. “Esto es la cotidianeidad en los centros de salud de primer nivel”.

En esos centros, abundó, “hemos detectado que no hay atención médica adecuada y hay demoras en los traslados, lo que muchas veces tiene desenlaces trágicos en casos de gestación con la muerte de la madre”.

¿Cifras? Es muy difícil tener datos exactos, porque no se denuncian. “Este caso (el de Irma) se hizo del conocimiento público porque alguien lo documentó y denunció a través de las redes sociales; pero no todos corren con la misma suerte”.

Comentó que existen jurisdicciones en la Costa Chica o en la Montaña de Guerrero “y tenemos información que nos indica que por lo menos el 40 por ciento de los centros de salud están sostenidos en su atención por médicos pasantes, porque no hay suficiente personal de base, condición que es muy grave”.

Además, el horario de atención es de ocho a tres de la tarde, y el resto del día, no hay quién atienda; sólo de lunes a viernes. “En esas condiciones no hay cómo garantizar cobertura”.

LAS CONSECUENCIAS. Con base en la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ?mortalidad materna es definida como la defunción de la mujer durante el embarazo, el parto o dentro de los 42 días siguientes a la terminación del embarazo, debida a cualquier causa relacionada con o agravada por el embarazo o su atención.

En este contexto, Berrio Palomo lamentó que México no alcanzará la meta del Objetivo de Desarrollo del Milenio de la ONU en lo referente a reducir en dos terceras partes las causas de mortalidad materna (RMM).

Precisó que la RMM de México es de 48 defunciones por cada 100 mil nacimientos, y el objetivo es que para el 2015 se baje a 22 casos “y con los niveles que tenemos, lamentablemente no creo que logremos bajar más del doble”.

Subrayó las enormes desigualdades sociales, pues hay entidades como Nuevo León, Colima, Jalisco, Nayarit y Sinaloa, que tienen los índices más bajos en RMM, pero en contraparte, los niveles más altos se registran en Oaxaca, Guerrero, Chihuahua, Tlaxcala. “Las que se están muriendo más son las mujeres de zonas rurales o de escasos recursos en zonas urbano-marginadas”.

LAS OPCIONES. Berrio Palomo consideró imprescindible hacer una reorganización de los servicios de salud, ya que se tiene déficit histórico de personal, así como fortalecer con equipos e insumos a todas las clínicas de primer nivel para que los médicos generales cuenten con lo necesario para atender partos. Ahora no lo hacen porque no tienen los insumos necesarios.

Este tipo de deficiencias –dijo— se presentan en su mayoría en estados como Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Veracruz, y se podrían resolver si se da mayor transparencia y rendición de cuentas en el uso de los recursos.

Porque sí ha habido incremento en el monto de los recursos, pero “no hay claridad cómo se distribuyen”.

Además –finalizó— es fundamental contar con personal que hable las lenguas indígenas de la región; “resulta inverosímil que no se brinde la atención porque la paciente no habla español”.

Cecilia Higuera, La Crónica, 12 de octubre.

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