Germán Martínez Cázares es uno de los hombres incondicionales del Presidente de la República. Michoacano de lealtades e institucional, que sin dudarlo se ha convertido en el principal defensor de Felipe Calderón Hinojosa… su amigo… y de su gobierno
Pero las cosas no le han salido bien luego de un año como líder máximo del PAN. Hoy enfrenta la inconformidad de cuadros representativos del blanquiazul y sus posiciones políticas le han desencadenado críticas y censuras de quienes se sienten atacados.
Germán es un hombre franco, que igual baila música tropical sin ritmo que escucha música clásica con instrumentos antiguos o lee con entusiasmo al latinoamericano Mario Vargas Llosa. A sus 41 años no le gusta el futbol pero es apasionado de los toros y sigue al matador español José Tomás.
Nació en Quiroga, un pueblito pintoresco a las orillas del lago Patzcuaro, donde va cada que puede y de donde dicen son originarias las “carnitas” estilo Michoacán. Sus cercanos lo definen como: católico, padre amoroso de Fermina y entregado esposo de Margarita, hijo de padres trabajadores que nunca faltan en abrir su tienda de abarrotes.
Su formación panista, desde 1988, y su liderazgo legislativo no le han alcanzado para ganar elecciones en estados donde el PAN no tiene la fuerza de sus bastiones, pero que ha entregado al PRI ciudades como la guerrerense Taxco.
A la par Martínez Cázares no ha logrado reunificar a cabalidad a los principales liderazgos del partido —como Santiago Creel, Manuel Espino, Vicente Fox o Javier Corral, entre otros— y, narran en la sede de Coyoacán, ha incrementado la división.
La víspera Manuel Espino, ex líder nacional del PAN, y el ex senador Javier Corral sostuvieron que el partido está subordinado al poder público y que ha confundido el acompañamiento con el sometimiento al aplaudir todo lo que hagan, aunque no beneficie a la sociedad.
Y Santiago Creel, el llamado secretario de Gobernación de “el cambio”, desliza una posición clara a pedir la unidad del partido: “debemos auténticamente estar unidos, y que esa unidad nos permita contar con la fuerza para sacar adelante las tareas y los pendientes que tenemos”.
En fin… Germán Martínez —el hombre que defendió el triunfo de Calderón desde el pleno del Consejo General del IFE y que llegó a la dirigencia nacional del PAN cobijado por el propio Calderón— ha vivido una serie de derrotas en la antesala de la elección federal intermedia 2009.
Espino, su antecesor, regresa al partido —debilitando el liderazgo del michoacano— en busca de que “no siga la línea de derrotas electorales”… Mientras que Martínez Cázares acepta que 2008 es un año que “queremos dejar atrás” pues dice que el partido sólo tuvo un “tropezón”….
Los números son devastadores… Durante 2008 se realizaron siete procesos electorales en seis estados (Coahuila, Guerrero, Quintana Roo, Baja California Sur, Hidalgo y Nayarit) en los cuales el PAN no alcanzó ni 10% de la votación total.
Con esto, el PAN se colocó muy por debajo de PRI y PRD. De las 115 diputaciones locales de mayoría relativa que se disputaron, el blanquiazul sólo ganó tres, en tanto que el PRI obtuvo 81 y el PRD 29; de 198 ayuntamientos el partido de Germán ganó 18, el tricolor 115 y el perredismo 50; no ganó ninguna de las cinco capitales estatales en juego.
Asume la responsabilidad de las derrotas y se justifica: “para nadie es un secreto que estábamos débiles en Baja California Sur, o en Guerrero, o en Quintana Roo, y también para nadie es un secreto que vamos a volver a ganar, Querétaro, San Luis, Guanajuato y Jalisco”.
Este año Martínez se enfrascó en un pleito legal con el priísta Manuel Bartlett, quien lo denunció por difamación por haberlo acusado del asesinato del periodista Manuel Buendía y de maquinar el supuesto fraude electoral de 1988. El asunto llegará a la Suprema Corte.
Y la más reciente. El líder panista publicó en EL UNIVERSAL, en su sección de opinión, un texto que fue considerado por el decano periodista Jacobo Zabludovsky como inaceptable e injurioso contra la comunidad judía… de verter posiciones antisemitas.
Así las cosas… así el 2008 para el líder del PAN y así la antesala de Germán Martínez en la elección federal que definirá el control del Congreso de la Unión.
Pero las cosas no le han salido bien luego de un año como líder máximo del PAN. Hoy enfrenta la inconformidad de cuadros representativos del blanquiazul y sus posiciones políticas le han desencadenado críticas y censuras de quienes se sienten atacados.
Germán es un hombre franco, que igual baila música tropical sin ritmo que escucha música clásica con instrumentos antiguos o lee con entusiasmo al latinoamericano Mario Vargas Llosa. A sus 41 años no le gusta el futbol pero es apasionado de los toros y sigue al matador español José Tomás.
Nació en Quiroga, un pueblito pintoresco a las orillas del lago Patzcuaro, donde va cada que puede y de donde dicen son originarias las “carnitas” estilo Michoacán. Sus cercanos lo definen como: católico, padre amoroso de Fermina y entregado esposo de Margarita, hijo de padres trabajadores que nunca faltan en abrir su tienda de abarrotes.
Su formación panista, desde 1988, y su liderazgo legislativo no le han alcanzado para ganar elecciones en estados donde el PAN no tiene la fuerza de sus bastiones, pero que ha entregado al PRI ciudades como la guerrerense Taxco.
A la par Martínez Cázares no ha logrado reunificar a cabalidad a los principales liderazgos del partido —como Santiago Creel, Manuel Espino, Vicente Fox o Javier Corral, entre otros— y, narran en la sede de Coyoacán, ha incrementado la división.
La víspera Manuel Espino, ex líder nacional del PAN, y el ex senador Javier Corral sostuvieron que el partido está subordinado al poder público y que ha confundido el acompañamiento con el sometimiento al aplaudir todo lo que hagan, aunque no beneficie a la sociedad.
Y Santiago Creel, el llamado secretario de Gobernación de “el cambio”, desliza una posición clara a pedir la unidad del partido: “debemos auténticamente estar unidos, y que esa unidad nos permita contar con la fuerza para sacar adelante las tareas y los pendientes que tenemos”.
En fin… Germán Martínez —el hombre que defendió el triunfo de Calderón desde el pleno del Consejo General del IFE y que llegó a la dirigencia nacional del PAN cobijado por el propio Calderón— ha vivido una serie de derrotas en la antesala de la elección federal intermedia 2009.
Espino, su antecesor, regresa al partido —debilitando el liderazgo del michoacano— en busca de que “no siga la línea de derrotas electorales”… Mientras que Martínez Cázares acepta que 2008 es un año que “queremos dejar atrás” pues dice que el partido sólo tuvo un “tropezón”….
Los números son devastadores… Durante 2008 se realizaron siete procesos electorales en seis estados (Coahuila, Guerrero, Quintana Roo, Baja California Sur, Hidalgo y Nayarit) en los cuales el PAN no alcanzó ni 10% de la votación total.
Con esto, el PAN se colocó muy por debajo de PRI y PRD. De las 115 diputaciones locales de mayoría relativa que se disputaron, el blanquiazul sólo ganó tres, en tanto que el PRI obtuvo 81 y el PRD 29; de 198 ayuntamientos el partido de Germán ganó 18, el tricolor 115 y el perredismo 50; no ganó ninguna de las cinco capitales estatales en juego.
Asume la responsabilidad de las derrotas y se justifica: “para nadie es un secreto que estábamos débiles en Baja California Sur, o en Guerrero, o en Quintana Roo, y también para nadie es un secreto que vamos a volver a ganar, Querétaro, San Luis, Guanajuato y Jalisco”.
Este año Martínez se enfrascó en un pleito legal con el priísta Manuel Bartlett, quien lo denunció por difamación por haberlo acusado del asesinato del periodista Manuel Buendía y de maquinar el supuesto fraude electoral de 1988. El asunto llegará a la Suprema Corte.
Y la más reciente. El líder panista publicó en EL UNIVERSAL, en su sección de opinión, un texto que fue considerado por el decano periodista Jacobo Zabludovsky como inaceptable e injurioso contra la comunidad judía… de verter posiciones antisemitas.
Así las cosas… así el 2008 para el líder del PAN y así la antesala de Germán Martínez en la elección federal que definirá el control del Congreso de la Unión.
Francisco Reséndiz, El Universal, 2 de enero.
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