La organización internacional defensora de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW), elogió ayer a México y a otros países latinoamericanos por sus esfuerzos para liderar la defensa de las garantías individuales en foros internacionales, sin embargo, también reprochó a las autoridades mexicanas por no actuar pronto en acciones contra los derechos humanos en casa.
En su informe anual, HRW revisa la situación en el mundo en 2008, en donde destaca que México “ha jugado un papel importante” en foros desde el Tribunal Penal Internacional hasta el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, al abogar activamente por que todos los países participen en el Examen Periódico Universal (EPU); al defender en la Asamblea General de la ONU la independencia del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, y pedir en el Consejo de Seguridad, donde es miembro no permanente, que se dé más prioridad a esta materia.
Sin embargo, a pesar de los elogios y a manera de reclamo, HRW en sus más de 954 páginas, señala que: “Desafortunadamente (México) ha sido lento a la hora de responder a los severos y persistentes problemas de derechos humanos que registra en casa”.
RECLAMO. En concreto le reprocha que se haya opuesto a una cláusula que quería incluir Estados Unidos en la Iniciativa del Plan Mérida para condicionar su financiamiento para la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado a la mejora de los derechos humanos en el país.
HRW también acusa al gobierno mexicano de haber ejercido “presiones” para conseguir el traslado del que era representante en el país de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Amerigo Incalcaterra, “por sus comentarios críticos” sobre el trabajo del ejecutivo en la materia.
BRASIL. Por otra parte, HRW se refiere también a Brasil, país que “ha apoyado en los últimos años activamente los mecanismos de derechos humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA)”.
No obstante, destaca, “ha mostrado también simpatía por el punto de vista defendido por algunos países que obstruyen la defensa de los derechos humanos con el argumento de la soberanía”, como cuando se negó a firmar el tratado internacional para eliminar las bombas de racimo, consideró la organización.
De Cuba, refiere que “sigue siendo el único país en América Latina que reprime casi todas las formas de disidencia política”, después del traspaso de poder.
En su informe anual, HRW revisa la situación en el mundo en 2008, en donde destaca que México “ha jugado un papel importante” en foros desde el Tribunal Penal Internacional hasta el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, al abogar activamente por que todos los países participen en el Examen Periódico Universal (EPU); al defender en la Asamblea General de la ONU la independencia del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, y pedir en el Consejo de Seguridad, donde es miembro no permanente, que se dé más prioridad a esta materia.
Sin embargo, a pesar de los elogios y a manera de reclamo, HRW en sus más de 954 páginas, señala que: “Desafortunadamente (México) ha sido lento a la hora de responder a los severos y persistentes problemas de derechos humanos que registra en casa”.
RECLAMO. En concreto le reprocha que se haya opuesto a una cláusula que quería incluir Estados Unidos en la Iniciativa del Plan Mérida para condicionar su financiamiento para la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado a la mejora de los derechos humanos en el país.
HRW también acusa al gobierno mexicano de haber ejercido “presiones” para conseguir el traslado del que era representante en el país de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Amerigo Incalcaterra, “por sus comentarios críticos” sobre el trabajo del ejecutivo en la materia.
BRASIL. Por otra parte, HRW se refiere también a Brasil, país que “ha apoyado en los últimos años activamente los mecanismos de derechos humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA)”.
No obstante, destaca, “ha mostrado también simpatía por el punto de vista defendido por algunos países que obstruyen la defensa de los derechos humanos con el argumento de la soberanía”, como cuando se negó a firmar el tratado internacional para eliminar las bombas de racimo, consideró la organización.
De Cuba, refiere que “sigue siendo el único país en América Latina que reprime casi todas las formas de disidencia política”, después del traspaso de poder.
Agencias en Washington, Crónica 15 de enero.
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