La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó “enérgicamente” el asesinato del periodista mexicano José Luis Romero y exigió a las autoridades medidas para garantizar la vida de los comunicadores.
La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la CIDH, organismo autónomo de la OEA, condenó “enérgicamente” el asesinato de Romero, que ya es el segundo periodista ajusticiado en lo que va del año en México.
La CIDH pide al gobierno mexicano la creación “sin ningún tipo de demoras” de mecanismos especiales de protección que respondan a la “gravísima situación” de riesgo que viven los periodistas en ese país, particularmente en la zona de la frontera norte.
Romero, que trabajaba para el noticiario de la cadena de radio “Línea Directa”, en Sinaloa, fue secuestrado el 30 de diciembre de 2009 y su cadáver fue encontrado el 16 de enero en la carretera que lleva a Los Mochis.
Según la autopsia, llevaba más de quince días muerto y las sospechas apuntan como responsables del crimen a las organizaciones delictivas que controlan el narcotráfico en la frontera norte. La Relatoría recordó que durante 2009 al menos diez periodistas fueron asesinados en México por motivos relacionados con el ejercicio de su profesión.
En este sentido, urgió a las autoridades mexicanas que investiguen los crímenes, sancionen adecuadamente a los responsables y fortalezca a la Fiscalía Especial para combatir estos crímenes.
Además, solicitó la adopción de otras medidas “urgentes” de protección para “garantizar la vida” de los comunicadores debido a “la indudable situación de riesgo que viven permanentemente”.
La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la CIDH, organismo autónomo de la OEA, condenó “enérgicamente” el asesinato de Romero, que ya es el segundo periodista ajusticiado en lo que va del año en México.
La CIDH pide al gobierno mexicano la creación “sin ningún tipo de demoras” de mecanismos especiales de protección que respondan a la “gravísima situación” de riesgo que viven los periodistas en ese país, particularmente en la zona de la frontera norte.
Romero, que trabajaba para el noticiario de la cadena de radio “Línea Directa”, en Sinaloa, fue secuestrado el 30 de diciembre de 2009 y su cadáver fue encontrado el 16 de enero en la carretera que lleva a Los Mochis.
Según la autopsia, llevaba más de quince días muerto y las sospechas apuntan como responsables del crimen a las organizaciones delictivas que controlan el narcotráfico en la frontera norte. La Relatoría recordó que durante 2009 al menos diez periodistas fueron asesinados en México por motivos relacionados con el ejercicio de su profesión.
En este sentido, urgió a las autoridades mexicanas que investiguen los crímenes, sancionen adecuadamente a los responsables y fortalezca a la Fiscalía Especial para combatir estos crímenes.
Además, solicitó la adopción de otras medidas “urgentes” de protección para “garantizar la vida” de los comunicadores debido a “la indudable situación de riesgo que viven permanentemente”.
EFE en Washington, Milenio, 24 de enero.
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