Las representaciones de los países centroamericanos en México no están preparadas para atender las necesidades que enfrentan los migrantes en un contexto de creciente inseguridad, advirtió Eduardo Rodríguez, Cónsul general de El Salvador en el Distrito Federal.
"Los consulados no están hechos para esto, no están adaptados para esta situación", remarcó en entrevista.
"Están hechos para documentar a los nacionales de sus países, ya sea porque viven aquí en México o porque van a ser deportados, pero no para otro tipo de situaciones", agregó.
Es necesario, consideró, que los países centroamericanos adopten mecanismos conjuntos que les permitan ayudar a los migrantes cuando son víctimas del crimen organizado y para estar más cerca de ellos durante su paso por el territorio mexicano.
"El problema es tan grande que rebasa a los gobiernos, a los cónsules, a los embajadores. Los gobiernos tienen que adaptarse a este nuevo momento", explicó.
A pesar del poco presupuesto del que dispone, indicó, la representación de El Salvador decidió abrir en 2010 dos agencias consulares, una binacional junto con Guatemala, en Acayucan, Veracruz, y otra en Arriaga, Chiapas, las cuales se dedicarán principalmente a brindar asistencia a los migrantes en tránsito por México para llegar a Estados Unidos.
Además del que opera en la Ciudad de México, El Salvador cuenta con consulados generales en Veracruz, Tapachula y Monterrey, y con consulados honorarios en Cuernavaca y Guadalajara.
Rodríguez destacó que se han estrechado las relaciones con las autoridades de migración y de seguridad para canalizar denuncias, así como con los albergues de migrantes y defensores de derechos humanos.
"Eso es, por el momento, lo que podemos hacer", apuntó.
El diplomático señaló que tras la masacre de los 72 migrantes de Tamaulipas, en la que murieron al menos 14 salvadoreños, no han tenido conocimiento de más asesinatos.
Sin embargo, subrayó, siguen ocurriendo los plagios.
Reconoció que el seguimiento a las denuncias se dificulta por el hecho de que las víctimas prefieren regresar a su país.
"Hay casos en los que nos han dicho que no quieren decir nada y se van deportados porque no quieren quedarse acá", comentó.
El cónsul salvadoreño lamentó que haya tenido que ocurrir la matanza de indocumentados para que se hiciera visible la violencia que viven los migrantes desde hace mucho tiempo.
"Lo lógico es que esto hubiera sido parte importante en la agenda de la opinión pública mexicana y no fue así", reprochó.
Aunque calificó de positivas las iniciativas impulsadas por el gobierno mexicano en conjunto con los países de la región para reforzar la seguridad de los migrantes, estimó que su puesta en práctica avanza a ritmo demasiado lento.
"Los consulados no están hechos para esto, no están adaptados para esta situación", remarcó en entrevista.
"Están hechos para documentar a los nacionales de sus países, ya sea porque viven aquí en México o porque van a ser deportados, pero no para otro tipo de situaciones", agregó.
Es necesario, consideró, que los países centroamericanos adopten mecanismos conjuntos que les permitan ayudar a los migrantes cuando son víctimas del crimen organizado y para estar más cerca de ellos durante su paso por el territorio mexicano.
"El problema es tan grande que rebasa a los gobiernos, a los cónsules, a los embajadores. Los gobiernos tienen que adaptarse a este nuevo momento", explicó.
A pesar del poco presupuesto del que dispone, indicó, la representación de El Salvador decidió abrir en 2010 dos agencias consulares, una binacional junto con Guatemala, en Acayucan, Veracruz, y otra en Arriaga, Chiapas, las cuales se dedicarán principalmente a brindar asistencia a los migrantes en tránsito por México para llegar a Estados Unidos.
Además del que opera en la Ciudad de México, El Salvador cuenta con consulados generales en Veracruz, Tapachula y Monterrey, y con consulados honorarios en Cuernavaca y Guadalajara.
Rodríguez destacó que se han estrechado las relaciones con las autoridades de migración y de seguridad para canalizar denuncias, así como con los albergues de migrantes y defensores de derechos humanos.
"Eso es, por el momento, lo que podemos hacer", apuntó.
El diplomático señaló que tras la masacre de los 72 migrantes de Tamaulipas, en la que murieron al menos 14 salvadoreños, no han tenido conocimiento de más asesinatos.
Sin embargo, subrayó, siguen ocurriendo los plagios.
Reconoció que el seguimiento a las denuncias se dificulta por el hecho de que las víctimas prefieren regresar a su país.
"Hay casos en los que nos han dicho que no quieren decir nada y se van deportados porque no quieren quedarse acá", comentó.
El cónsul salvadoreño lamentó que haya tenido que ocurrir la matanza de indocumentados para que se hiciera visible la violencia que viven los migrantes desde hace mucho tiempo.
"Lo lógico es que esto hubiera sido parte importante en la agenda de la opinión pública mexicana y no fue así", reprochó.
Aunque calificó de positivas las iniciativas impulsadas por el gobierno mexicano en conjunto con los países de la región para reforzar la seguridad de los migrantes, estimó que su puesta en práctica avanza a ritmo demasiado lento.
Verónica Sánchez, Reforma, 3 de noviembre.
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