Colombia es uno de los países más desiguales en la región, con elevados índices de pobreza, un burocratizado e ineficaz sistema de salud y una acentuada concentración de la tierra, problemas que siguen representando los principales retos de su gestión.
Santos ha comenzado a dar pasos firmes para combatirlos, como lanzar una política de educación centrada en la calidad -sin descuidar la cobertura- impulsar en el Congreso reformas para generar empleos, agilizar la devolución de tierras a desplazados -que ya ha comenzado- y reparar a víctimas del conflicto.
Pero las fallas estructurales que arrastra la nación, lo que incluye elevados costos para contratar mano de obra, requieren, según expertos, medidas más ambiciosas que permitan elevar el bienestar general de la población, incluso en materia de alimentación y vivienda.
"La agenda legislativa pudo ser más ambiciosa en el tema de empleo. La ley del primer empleo (incentivos para formalizar pequeñas empresas y para crear empleo) no es mala, pero me parece insuficiente para la magnitud del problema", declaró a REFORMA Jorge Londoño, director de la firma encuestadora Invamer Gallup.
"Estos primeros meses, que es cuando más poder político se tiene, debieron haberse aprovechado para impulsar reformas más audaces en ese sentido", añadió.
El analista Rodrigo Pardo reconoció que en materia de desempleo -la tasa en septiembre fue de 10.6 por ciento- Santos resiente las secuelas de la crisis financiera y la recesión mundial que también golpearon al país sudamericano.
"Como hemos visto en Estados Unidos, la economía a veces se recupera, pero tarda en manifestarse en los niveles de empleo", anotó Pardo.
"En Colombia, el desempleo sigue siendo muy alto, y como es el primer termómetro de la economía, mientras éste exista habrá quejas sobre el manejo por parte del Gobierno", añadió.
Pardo recordó, además, que las encuestas reflejan la preocupación de los colombianos por temas económicos como la pobreza, el sistema de salud, la educación y la falta de vivienda.
La inseguridad en las grandes ciudades, como Bogotá, Medellín y Cali, es otro de los retos para Santos, quien no ha nombrado un Comisionado de Paz para eventuales diálogos con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), lo que también ha sido criticado.
Como ex Ministro de Defensa, Santos ha dado continuidad a la política de seguridad de su antecesor, Álvaro Uribe, quien arrinconó militarmente a la guerrilla, desarmó a los paramilitares, redujo la inseguridad y propició un ambiente más favorable para la actividad económica y la inversión.
Pero, abanderando el lema de "prosperidad democrática", Santos se ha propuesto concentrarse en combatir viejos rezagos económicos del país.
Corte de caja
Durante su corto mandato, Santos se ha anotado importantes logros pero aún le falta mucho por hacer.
· Logró recomponer las relaciones exteriores con el vecindario, en particular con Venezuela y Ecuador.
· Mantiene un vínculo armónico con el poder judicial y un clima sin polarización hacia los detractores.
· Su Gobierno dio un histórico golpe a la guerrilla de las FARC al abatir al jefe militar "Mono jojoy".
· Ha empezado a devolver tierras a campesinos desplazados por la violencia.
· Pese a que el desempleo ha disminuido, la tasa es aún alta. En julio, antes de que Santos asumiera, se ubicó en 12.6 por ciento, mientras que en septiembre era de 10.6 por ciento.
· Pese al elevado capital político de Santos, su agenda en el Congreso, en el que dispone de amplias mayorías, está estancada.
Octaavio Pineda corresponsal, Reforma, 15 de noviembre.
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