Sociedad debe interactuar contra el cambio climático

Eran las seis de la mañana del viernes 12 de octubre de 2007. Cecilia Conde abrió su correo electrónico. Leyó el mensaje varias veces. Lo hizo para convencerse de que era cierto: el Premio Nobel de la Paz se había otorgado al Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), organismo de las Naciones Unidas que reúne a científicos de todo el mundo; ella era uno de los poco más de 20 investigadores mexicanos que, entonces, formaban parte de ese organismo.

Tres años después de que el IPCC recibió el Nobel de la Paz, Cecilia Conde sigue “gratamente sorprendida” por el premio, sobre todo, porque permitió que el tema del cambio climático acaparara los reflectores nacionales e internacionales.

Cecilia Conde, como otros de sus colegas, llevaban más de una década advirtiendo que sucedía algo extraño con el clima global. El Premio Nobel de la Paz —que el IPCC compartió con Al Gore— ayudó a que el término “cambio climático” dejara de utilizarse sólo en el argot científico.

Hoy, las palabras “cambio climático” se escuchan en casi todos los ámbitos. Eso no garantiza que todo el mundo entienda de qué se trata este fenómeno. Eso lo tiene claro esta doctora en ciencias de la Tierra, especializada en física de la atmósfera. Para ella, el papel del científico no es sólo estar en un laboratorio e investigar, también es difundir el conocimiento, traducirlo a la sociedad.

Por eso, además de su trabajo en el Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, de participar en diversos proyectos estatales sobre cambio climático, de pertenecer a la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, de ser profesora en la preparatoria 5 y facultades de la UNAM, no deja de impartir conferencias sobre el tema que ocupa toda su atención: el cambio climático.

También se da su tiempo para escribir artículos de divulgación, como aquel que editó la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y se repartió en forma gratuita. Su título es México y el Cambio Climático Global y es uno de los textos que mejor explica lo que es el cambio climático.

Este año, Cecilia Conde fue electa para participar en la elaboración del quinto reporte del IPCC, cuyos resultados deberán estar listos para 2014. En este estudio participarán más de 800 científicos del todo el mundo, entre ellos 22 mexicanos.

El reto de estos científicos será realizar un quinto reporte con el mínimo número de errores. Sobre todo, después de que los datos inexactos del cuarto reporte del IPCC sirvieron de arma para quienes niegan la existencia del cambio climático.



¿Qué repercusiones trajo el Premio Nobel de la Paz al Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático?

Todos los reflectores voltearon al Panel Intergubernamental, a quienes nos dedicamos a estudiar el cambio climático. Eso trajo consigo varios fenómenos, por ejemplo, los cuestionamientos a nuestro trabajo. Se revisó con mucho detalle el cuarto reporte que realizó el panel y se encontraron errores, los cuales se publicitaron en todas las páginas, en todos los medios, en todos lados. Esto es difícil que pase en otras áreas de la ciencia. Hay científicos que se equivocan y dicen “me equivoqué”, escriben otro trabajo y presentan el dato correcto y no les dan tanta cobertura.

Lo que pasó con la ciencia del cambio climático es que ya se convirtió en parte de la política nacional e internacional. Nosotros agradecemos que se busquen los errores y no los digan, corregir es parte de nuestro trabajo. Pero nos hemos convertido en un foco de ataques, sobre todo de gente que no es especialista en el tema y que se han dedicado a hacer afirmaciones sobre cambio climático cuando no tienen los elementos. Nosotros, los científicos, no estamos haciendo política. Bueno, eventualmente esperamos que nuestros estudios repercutan en política.



¿Qué piensa de los escépticos, de quienes no creen que el cambio climático sea una realidad?

He buscado datos sobre algunos de los escépticos, de dónde son, quiénes son. He encontrado que algunos han tenido financiamiento de las compañías petroleras. Está bien que la compañías petroleras y quienes pueden ver afectados sus intereses económicos pueden pedirle a algunos especialistas: “investiga y trata de demostrar que esto no es cierto”. Pero, en realidad, a pesar de que hacen mucho ruido, los escépticos son los menos.

Los científicos que somos rigurosos trabajamos con las evidencias. Y la ciencia del cambio climático es una ciencia viva, polémica.

¿Cuál será el enfoque que tendrá el quinto reporte del IPCC?

Primero, vamos a ser mucho más cuidadosos con las posibles fuentes de error, porque ya sabemos que nos están viendo con lupa. En segundo lugar, vamos a dar mucho más énfasis a los aspectos de mitigación y adaptación. Vamos a buscar aquellas acciones que garanticen las dos cosas: mitigar y adaptar en un contexto de desarrollo con equidad.

El panel va a incluir medidas que impliquen equidad en el desarrollo económico y social, para tratar de reducir el número de pobres y caminar hacia un desarrollo económico sustentable. Va a tener discusiones específicamente sobre equidad. Otra cosa nueva del quinto reporte es que incluirá el tema de gobernanza, el cómo deben ser las estructuras de gobierno para enfrentar cambio climático.



¿Qué espera la comunidad científica de la cumbre sobre cambio climático que se realizará en Cancún?

En la cumbre del año pasado, la Cumbre de Copenhague, las expectativas eran muy grandes y los resultados fueron muy magros. Eso pone más presión sobre la cumbre de Cancún. ¿Qué podemos esperar? Lo más probable es que no salga algo parecido al Protocolo de Kioto que fue el gran protocolo con todo y sus limitaciones. Lo más probable es que van a salir acuerdos parciales, regionales, orientándose a buscar mitigación (bajar las emisiones de gases de efecto invernadero) en algunas regiones del planeta. Pero algo fundamental que debería obtenerse es que se aumenten los apoyos, las ideas, los estudios para adaptarnos a un clima que ya está cambiando y que seguirá cambiando aún más.



¿La comunidad científica se siente decepcionada por la forma en que se han dado las negociaciones internacionales sobre cambio climático?

En Copenhague existió una gran decepción en la comunidad científica, porque de todos los estudios, de las evidencias que se han presentado y de las acciones que hemos propuesto para amortiguar y desacelerar el cambio climático, los representantes de las naciones sólo tomaron algunos elementos. Por ejemplo, esta idea de que el calentamiento del planeta no debe rebasar los dos grados.

Las evidencias científicas indican que dos grados centígrados globales pueden implicar para algunas regiones hasta cinco grados de aumento de temperatura. En Copenhague, quienes más se escandalizaron por ese umbral de los dos grados centígrados, fueron los países africanos, porque para ellos eso significa que tendrán regiones con un aumento en la temperatura mucho mayor. Ellos ya están sufriendo procesos de calentamiento, ya tienen impactos muy severos en agricultura y disponibilidad de agua.



¿Cuál debería ser el límite en el aumento en la temperatura global?

No es posible hablar de un límite. Lo que puedo decir es que un aumento de uno a dos grados en la temperatura traerá impactos severos, por ejemplo, para la agricultura en México; nuestros cultivos básicos se verán afectados. Es necesario poner límites regionales, para empezar.

Hay que tener en cuenta que se puso como límite un aumento de dos grados centígrados en la temperatura global, porque muchos parten de esta, la peregrina, de que con dos grados más existirá un aumento en la producción agrícola en regiones como Estados Unidos, Canadá o Rusia. Los líderes de esos países están pensando que ese aumento de dos grados centígrados, les permitirá ampliar su territorio de cinturón de cereales. Están pensando que los impactos, en términos económicos, pueden ser positivos para ellos. Pero el problema es que dos grados centígrados también pueden significar un aumento en los procesos de erosión, en plagas que van a tener la temperatura ideal para propagarse. Sobre todo, se olvidan de que vivimos en un mundo donde se depende unos de otros. Y si les va mal a los países del sur, también existirán impactos económicos muy graves para los países del norte.



¿Cuál es su opinión de la Estrategia Nacional de Cambio Climático y del Programa Especial de Cambio Climático de México?

Me parece que ambos documentos tienen cosas muy interesantes, pero tienen un gran hueco: en ninguno de los dos involucraron a grandes sectores, como a la población organizada y, en general, a los posibles afectados con el cambio climático.



¿Ya se cuenta con la información científica suficiente para que en México se comiencen a tomar medidas de adaptación al cambio climático?

Necesitamos profundizar más en estudios sobre impactos regionales. En estos estudios, más a detalle, tiene que involucrarse a la población afectada. Necesitamos que la población conozca cuáles son los posibles impactos y que nos digan qué han hecho en situaciones similares. Es necesario diseñar las medidas y los procesos de adaptación con la gente. Si no se involucra a la población, las estrategias son sólo papel, son libros guardados en algún anaquel.



Mencione una medida de adaptación urgente en México.

Las ciudades en el país tienen que cambiar sus sistemas de transporte. Esta es una medida que ayuda en dos formas el cambio climático: ayuda a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y a preservar la salud de la población.

Por otra parte, hay acciones que ya está realizando la población por sí sola. Por ejemplo, en algunas regiones de Michoacán, la gente en el campo está buscando hacer captura de agua de lluvia para mejorar la producción agrícola. Esta acción es espontánea y a lo que debemos tirarle es a contar con planes de adaptación que tengan una visión de mediano y largo plazo. Entre las medidas de adaptación fundamentales está el crear a los expertos, generar especialistas en cada uno de los estados. Si tenemos gente que sepa, que entienda qué está ocurriendo y qué puede ocurrir; si contamos con especialistas que puedan plantear alternativas, entonces el país tendrá una capacidad enorme para enfrentar cambio climático.



En su actividad como académica, ¿está formando científicos?

Una parte fundamental de mi trabajo es la educación. Yo me identifico más como maestra que como científica. Me importa que gente joven se apropie y entusiasme con la ciencia.

Siempre nos quejamos de la falta de dinero para la ciencia, pero algo que me preocupa mucho es la falta de recursos humanos. La ciencia en México se está haciendo ciencia de viejitos, porque no tenemos plazas, no tenemos manera de incorporar a los jóvenes al sistema científico. Así como en el campo mexicano ya hay puros viejitos, en la ciencia mexicana también. Necesitamos gente formada en el campo, rigurosa, que sea feliz encontrando nuevas cosas. Tengo estudiantes de preparatoria, pero también de las facultades de biología, de ingeniería, de física y, a veces, de química. Para todos hay. Esta ciencia del cambio climático es interdisciplinaria y le urge tener gente joven.



¿Cómo hacer que el tema del cambio climático no se convierta sólo en un discurso catastrofista que termine por provocar sólo indiferencia en los ciudadanos?

El clima en este planeta ha cambiado a lo largo de la historia, esa es una realidad. Pero esta lucha por el cambio climático es esperanzadora porque depende de acciones humanas. En el fondo, lo que estamos diciendo es que sí se puede hacer algo, sí se puede revertir este proceso que afecta al planeta. Para ello necesitamos que se cambie esta idea de que riqueza y bienestar tiene que ver con un gasto brutal de energía. La idea de opulencia y bienestar tiene que cambiar. Es una lucha que, en el fondo, lo que busca es construir a un ser humano comprometido con el medio ambiente. Para no provocar indiferencia en los ciudadanos, hay que difundir más las alternativas y decir que en el fondo, con esta lucha contra el cambio climático, estamos tratando de crear otro tipo de sociedad.
Thelma Gómez Durán, el Universal, 21 de noviembre.

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