El jefe de Gobierno electo, Miguel Ángel Mancera, sentencia: para los gobiernos de izquierda esta es la última oportunidad que la ciudadanía le está dando para acabar con la corrupción en el Distrito Federal
. Lo dice convencido de conocer el hartazgo de los capitalinos con esa problemática, a partir de los resultados de la consulta que realizó durante su campaña.
O lo hacemos nosotros, o va a venir alguien más a hacerlo
, advierte el ex procurador, quien apuesta al trabajo coordinado con los jefes delegacionales para cumplir esa tarea, pues va a ser difícil
si lo hace sólo el gobierno central; por tanto, se requieren transparencia y resultados.
En entrevista con este diario, el responsable de guiar los destinos de esta capital a partir del 5 de diciembre puntualiza que su gobierno seguirá siendo progresista y de izquierda
los próximos seis años, y llama a redoblar los esfuerzos para que la gente no se sienta defraudada y nos vaya a dar después un revés
.
“La ciudadanía –añade– te está dando un voto de confianza tan grande, tan importante, que del mismo tamaño puede ser la desconfianza si no le cumples. Está depositando en tu proyecto político una gran carga de esperanza, la vedad”.
–¿El gobierno de Miguel Ángel Mancera será progresista y de izquierda?
–Va a seguir siendo progresista y de izquierda. No tendría pensado cambiar hacia otro esquema. En esto hemos conversado (con Marcelo Ebrard) sobre cuál es el proyecto que queremos trabajar en este gobierno, y es que siga siendo progresista y de izquierda, y que hagamos todo lo necesario para que la ciudadanía no se sienta defraudada y no nos vaya a dar un revés.
–¿No será Ebrard una sombra para usted?
–El licenciado Ebrard tiene su proyecto definido. Yo creo que el cargo que tiene en la ONU le dará una proyección internacional importante, y se complementará con el trabajo político que él pueda realizar. Yo no me puedo dedicar a hacer política.
–¿Los más de tres millones de sufragios le dan autonomía para actuar?
–Voy a actuar con decisión y con autonomía. El tamaño de la responsabilidad es del mismo tamaño que la votación, y lo que quiero es cumplir con esa expectativa de la gente. Veo en esa alta votación una suma de varios factores. Decir que gané yo solito, pues obviamente no, y desconocer la participación de Andrés Manuel en la contienda no sería ni siquiera real. Eso se complementa con algo que se decía mucho entre mis detractores, que la gente nunca iba a votar por un procurador. Luego empezó a haber como una sincronía que se dio en un momento muy complicado en materia de seguridad, pues la gente seguía diciendo que lo que más le importaba era la seguridad.
–¿Y la relación con el gobierno federal?
–Voy a tener con el gobierno federal una relación institucional para beneficio de los ciudadanos. Pero también vamos a ver cómo vienen las intervenciones federales. Por ejemplo, el proyecto del aeropuerto es algo que está latente, y de cualquier manera tenemos que defender los intereses de la ciudad.
Apoyo a jóvenes
–¿La política social dónde se va a asentar fundamentalmente?
—El tema serán los jóvenes. Que no haya rechazo de estudiantes como se tiene ahora. Doscientos mil jóvenes rechazados son 200 mil golpes a la política pública misma. Pierdes 200 mil jóvenes de inicio, no les das una salida, no tienen una oportunidad, no tienen proyección.
–¿Cómo evitarlo?
—Creo que se tendría que hablar con las universidades, con la iniciativa privada y hacer un esfuerzo desde el gobierno. No es lo mismo que te digan, pues sabes qué, no pudiste entrar a la universidad; pero hay este programa alternativo y lo puedes desarrollar así. Puede ser hasta on line, el asunto es que sea una opción con reconocimiento.
–La Universidad Autónoma de la Ciudad de México fue creada como opción para sectores vulnerables, pero atraviesa por un conflicto, ¿qué hacer al respecto?
–Parto de la base de que es una universidad autónoma. Sé que vamos a encontrar una solución. Si nosotros tenemos que apoyar, lo haremos.Obviamente, en el esquema mismo de que sea eficaz para lo que se creó. Se creó con un origen, como una opción, y como cualquier universidad, lo que busca es que el prestigio se vaya construyendo.
Habría que ver dónde están los cimientos para el prestigio de esa universidad, porque tampoco estaríamos pensando en un proyecto en donde cada vez haya más desprestigio.
–¿Considera que hubo algún intento del gobierno por bajarle intensidad a esa institución?
–Creo que si la hubieran querido extinguir la estrategia hubiera sido diferente. Hasta donde sé, los recursos que se le destinan son importantes. No sé cuánto gana un profesor ahí, pero creo que bastante bien, 60 mil o algo así. El punto es cómo construyes el prestigio y cómo cumples con el objetivo de formar.
–¿Hay que replantearla?
–A lo mejor tendría que haber un replanteamiento. Que siga siendo una opción, pero contar con una autoevaluación.
El jefe de Gobierno electo, Miguel Ángel Mancera, sentencia: para los gobiernos de izquierda esta es la última oportunidad que la ciudadanía le está dando para acabar con la corrupción en el Distrito Federal
. Lo dice convencido de conocer el hartazgo de los capitalinos con esa problemática, a partir de los resultados de la consulta que realizó durante su campaña.
O lo hacemos nosotros, o va a venir alguien más a hacerlo
, advierte el ex procurador, quien apuesta al trabajo coordinado con los jefes delegacionales para cumplir esa tarea, pues va a ser difícil
si lo hace sólo el gobierno central; por tanto, se requieren transparencia y resultados.
En entrevista con este diario, el responsable de guiar los destinos de esta capital a partir del 5 de diciembre puntualiza que su gobierno seguirá siendo progresista y de izquierda
los próximos seis años, y llama a redoblar los esfuerzos para que la gente no se sienta defraudada y nos vaya a dar después un revés
.
“La ciudadanía –añade– te está dando un voto de confianza tan grande, tan importante, que del mismo tamaño puede ser la desconfianza si no le cumples. Está depositando en tu proyecto político una gran carga de esperanza, la vedad”.
–¿El gobierno de Miguel Ángel Mancera será progresista y de izquierda?
–Va a seguir siendo progresista y de izquierda. No tendría pensado cambiar hacia otro esquema. En esto hemos conversado (con Marcelo Ebrard) sobre cuál es el proyecto que queremos trabajar en este gobierno, y es que siga siendo progresista y de izquierda, y que hagamos todo lo necesario para que la ciudadanía no se sienta defraudada y no nos vaya a dar un revés.
–¿No será Ebrard una sombra para usted?
–El licenciado Ebrard tiene su proyecto definido. Yo creo que el cargo que tiene en la ONU le dará una proyección internacional importante, y se complementará con el trabajo político que él pueda realizar. Yo no me puedo dedicar a hacer política.
–¿Los más de tres millones de sufragios le dan autonomía para actuar?
–Voy a actuar con decisión y con autonomía. El tamaño de la responsabilidad es del mismo tamaño que la votación, y lo que quiero es cumplir con esa expectativa de la gente. Veo en esa alta votación una suma de varios factores. Decir que gané yo solito, pues obviamente no, y desconocer la participación de Andrés Manuel en la contienda no sería ni siquiera real. Eso se complementa con algo que se decía mucho entre mis detractores, que la gente nunca iba a votar por un procurador. Luego empezó a haber como una sincronía que se dio en un momento muy complicado en materia de seguridad, pues la gente seguía diciendo que lo que más le importaba era la seguridad.
–¿Y la relación con el gobierno federal?
–Voy a tener con el gobierno federal una relación institucional para beneficio de los ciudadanos. Pero también vamos a ver cómo vienen las intervenciones federales. Por ejemplo, el proyecto del aeropuerto es algo que está latente, y de cualquier manera tenemos que defender los intereses de la ciudad.
Apoyo a jóvenes
–¿La política social dónde se va a asentar fundamentalmente?
El tema serán los jóvenes. Que no haya rechazo de estudiantes como se tiene ahora. Doscientos mil jóvenes rechazados son 200 mil golpes a la política pública misma. Pierdes 200 mil jóvenes de inicio, no les das una salida, no tienen una oportunidad, no tienen proyección.
–¿Cómo evitarlo?
—Creo que se tendría que hablar con las universidades, con la iniciativa privada y hacer un esfuerzo desde el gobierno. No es lo mismo que te digan, pues sabes qué, no pudiste entrar a la universidad; pero hay este programa alternativo y lo puedes desarrollar así. Puede ser hasta on line, el asunto es que sea una opción con reconocimiento.
–La Universidad Autónoma de la Ciudad de México fue creada como opción para sectores vulnerables, pero atraviesa por un conflicto, ¿qué hacer al respecto?
–Parto de la base de que es una universidad autónoma. Sé que vamos a encontrar una solución. Si nosotros tenemos que apoyar, lo haremos.Obviamente, en el esquema mismo de que sea eficaz para lo que se creó. Se creó con un origen, como una opción, y como cualquier universidad, lo que busca es que el prestigio se vaya construyendo.
Habría que ver dónde están los cimientos para el prestigio de esa universidad, porque tampoco estaríamos pensando en un proyecto en donde cada vez haya más desprestigio.
–¿Considera que hubo algún intento del gobierno por bajarle intensidad a esa institución?
–Creo que si la hubieran querido extinguir la estrategia hubiera sido diferente. Hasta donde sé, los recursos que se le destinan son importantes. No sé cuánto gana un profesor ahí, pero creo que bastante bien, 60 mil o algo así. El punto es cómo construyes el prestigio y cómo cumples con el objetivo de formar.
–¿Hay que replantearla?
–A lo mejor tendría que haber un replanteamiento. Que siga siendo una opción, pero contar con una autoevaluación.
No va a haber más megaproyectos
–¿Cuál va a ser la política económica? ¿Continuará la inversión público-privada?
–La ciudad necesita que se genere empleo, inversión y conocimiento que den preferencia al desarrollo de los jóvenes, así como regular su trabajo desde los 14 años, prohibiendo que sea delito, porque es una realidad.
Queremos seguir haciendo cooperativas, asociaciones, esquemas de participación con el propio gobierno y la creación y desarrollo de pequeñas empresas. En la parte agrícola-agropecuaria, inyectar tecnología e impulsar la ganadería.
En cuanto a las participaciones público-privadas, continuarán, sobre todo en obras viales, centros de transferencia modal y la creación de concentraciones de empresas e instituciones que compartan el interés por un sector económico –conocidos como clusters–, que generen empleo y conocimiento, dando algunos beneficios.
–¿Su gobierno se va a caracterizar por seguir realizando megaproyectos?
–No voy a hacer megaproyectos, pero una exigencia es dar salida a obras iniciadas, para evitar que colapsen, pero con el menor impacto social posible. El Arco Oriente va y el proyecto del Viaducto vamos a analizarlo, no es invasivo. La gente lo que me dice es: no vayas a poner de cabeza a la ciudad otra vez, y que no haya expropiaciones; ya, ahí muere. Basta de hacer obras aquí, allá y acullá
.
–¿Qué otras obras habrá?
—Tendrá que ver con los proyectos federales, porque te marcan dónde le das viabilidad a la ciudad. Tenemos noticias de varios, como el del aeropuerto, que puede ampliarse o reubicarse.
Haremos alrededor de 100 kilómetros más de Metrobús. La línea 1 está cerca de 400 mil pasajeros y habrá qué pensar en nuevas opciones, para darle más movilidad.
Vamos a privilegiar la participación de los concesionarios y trabajaremos mucho en el mantenimiento del Metro. Por ejemplo, la línea 12 se ampliaría hacia Álvaro Obregón, lo que costaría cerca de 3 mil millones de pesos. Además de impulsar los temas peatonal, de ecobici y las ciclovías.
Operativos dirigidos contra el hampa
–¿Cuál es el proyecto en materia de seguridad?
–Las cámaras de vigilancia. Siete mil más destinadas a unidades habitacionales y zonas de incidencia delictiva, para tener mayor cobertura. Hay cámaras que funcionan muy bien, como las del Segundo Piso, donde los automovilistas ya no corren tanto porque les están llegando multas. Imaginen que las tuviéramos en los carriles confinados de Metrobús.
–Pareciera que las cámaras no son suficientes, y hay zonas donde los índices delictivos son altos, como en Tepito e Iztapalapa. ¿Qué se va a hacer en esos casos?
–Seguir con operativos dirigidos. Aplicar con rigor la Ley de Extinción de Dominio. Habrá que platicar muy de cerca con los tribunales federales, porque haces el operativo y las detenciones, pero el efecto importante no son estos últimos, sino cuando les quitas el bien (inmueble).
–En cuanto a drogas, ¿cuáles son las estrategias que se implementarán, más allá del trabajo de coordinación con las autoridades federales?
–Es un tema preventivo. Hay que trabajar muchísimo en campañas contra las adicciones, evitar que los jóvenes caigan en ellas y que tengas más consumidores y, obviamente, acciones efectivas como la extinción de dominio. Depende mucho de cómo trabaje la policía, si está bien capacitada. La compraventa de droga es delito grave, aunque sea la posesión de cinco gramos. Pero si la policía te hace un parte con el clásico lo vio en actitud sospechosa, lo revisó, le encontró droga y lo presentó, pues es un delito simple
.
–Se ha incrementado la participación de extranjeros, principalmente colombianos, en hechos delictivos. ¿Qué les facilita delinquir en la ciudad de México?
–Que no hay registro biométrico (huella digital y lectura de iris) como el que utilizan las secretarías de Hacienda y de Relaciones Exteriores. Entonces, hay personas que entran al país por lo menos siete veces para hacer diversas tareas, y cada vez con un nombre diferente. Es decir, no sabes ni quién entra al país.
Presupuesto con base en resultados
–Los delegados se han quejado de la centralización del gobierno de la ciudad y de que ya no tienen margen para actuar.
–Si unificamos las tareas pendientes, de todas maneras la ejecución estará a cargo de ellos. Los delegados quieren más presupuesto, la pregunta es: ¿cómo, para qué y contra qué resultados? Lo que nosotros decimos es que debe ser un presupuesto con resultados. Los delegados dicen quiero más presupuesto
.
Estamos de acuerdo, vamos a buscar hacer la gestión con la Federación, pero se trata de tener planeación, de conocer resultados; que la gente pueda saber que a tal delegación le asignaron tanto de presupuesto y eso se reflejó en todos estos beneficios.
–¿La coordinación con las delegaciones implica que el gobierno central pueda interferir en sus proyectos?
–Nos vamos a sentar y vamos a ver cómo vamos en los ejercicios presupuestales. No es una tarea donde se limite el ejercicio de gobierno, es decir, ellos (los jefes delegacionales) tendrán que hablar con la gente y ver qué pide.
–¿Cómo van a dar la lucha contra la corrupción?
–Ese es uno de los puntos más sentidos en la consulta que se hizo. La gente ya no quiere que haya corrupción. Para los gobiernos de izquierda es una de las últimas oportunidades que la ciudadanía le está dando. Te esta dando un voto de confianza tan grande, que si no le cumples se revertiría del mismo tamaño en desconfianza.
–Las delegaciones tienen diferentes vocaciones; no es lo mismo Xochimilco que Venustiano Carranza o Tláhuac. ¿Unificar los proyectos no rompería con su naturaleza?
–No, porque podemos unificar temas básicos de infraestructura, pero otra parte tiene que ver hacia dónde vas a dirigir las ideas de innovación agrícola o agropecuaria o una reorientación de la vocación del uso de suelo, como en Azcapotzalco. Cada zona tiene sus temas específicos.
(Gabriela Romero, Raúl Llanos, Laura Gómez, Mirna Servín, Alejandro Cruz, Bertha Teresa Ramírez, Rocío Alvarado, Josefina Quintero, Ángel Bolaños, Mariana Suárez y Tania Sánchez)
La Jornada, 24 de septiembre.
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