Mujeres, presas fáciles de las redes sociales


Al interior del hogar, sentado en un escritorio frente a su computadora, una persona que entra a su cuenta en cualquier red social, podría tomar el primer paso para conocer a algún desconocido y simplemente huir con él, sin importar la edad del sujeto o del dolor que deja en casa.
En los casos más graves, es la llave para convertirse en víctima de pornografía infantil, en caso de menores de edad, o de trata de personas, secuestro, violación o incluso la muerte.
Este año, se han denunciado ante los medios de comunicación una decena de casos, en entidades como Chiapas, San Luis Potosí, Estado de México, Quintana Roo, Guanajuato y Durango, entre otros.
Lupita accesó a su cuenta en Facebook la tarde del 9 de mayo pasado y ahí quedó con un amigo que conoció en salir de fiesta.
Mikeei, como aparecía su nombre de usuario, le contó que era originario de Veracruz y sólo visitaría la Ciudad de México por un par de días, por lo que le pidió que se conocieran en esa oportunidad.
Tras festejar el 10 de mayo con su mamá, Lupita, de 21 años, se arregló para ir al centro nocturno “Patrick Miller”, ubicado en la colonia Roma. Esa noche, cuado salió de su casa que está cerca del metro Tlatelolco usó una falda color vino y un blusa negra. Eran las 21:00 horas.
La mañana del sábado, Lupita no había regresado y eso empezó a preocupar a su mamá; al sujeto no lo conocía ni ella ni su hijo, por lo que le causó extrañeza, sin embargo, decidió esperar.
A las 19:00 horas, la mamá de Lupita había llamado a todos los amigos y familiares para preguntarles sin sabían algo de su hija y si conocían a un tal Mikeei, la respuesta siempre era negativa.
Ante ello, los padres de Lupita y su hermano fueron al Ministerio Público para levantar una denuncia por su desaparición, pero ahí les dijeron que debían esperar 72 horas para iniciar la búsqueda.
A la medianoche los familiares de la joven salieron de las oficinas del Ministerio Público con una ficha de búsqueda de desaparecidos con la cara de Lupita y su descripción.
A la 1:00 horas del domingo, la joven finalmente se comunicó con su familia, estaba en casa y preguntaba porqué no había nadie ahí, explicó que había olvidado avisarles que se encontraba bien.
Engaño cibernético
Afortunadamente para Lupita la historia tuvo un final feliz, sin embargo, se estima que 50% de los contactos que son desconocidos son con fines de trata, afirmó Teresa Ulloa Ziáurriz, directora de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (Catwlac, por sus siglas en inglés).
De las víctimas, 46% aún se encuentra desaparecidas y 5% fueron localizadas muertas.
Ulloa Ziáurriz explica que desde el progreso de la globalización, y con ello, mayor accesibilidad a internet, los delitos de trata de personas y el uso de recursos cibernéticos para engañar a menores de edad han aumentado, lo que ha generado que las cifras de víctimas de abusos en redes sociales, como Facebook y Twitter, sean mayores.
De 2011 a la fecha, en el país se han hecho públicos 15 casos de jovencitas que fueron engañadas a través de redes sociales y desaparecieron.
El caso más reciente ocurrió el 8 de septiembre y corresponde a Dafne Michelle Ramírez Hernández, de 12 años, quien dejó una carta en la que informaba a sus padres que conoció a un hombre en Facebook y se iría a Aguascalientes, por lo que se activó la Alerta Amber que ayudó a localizarla el 25 de septiembre en el Estado de México.
Según el estudio Hábitos de Internet en los Mexicanos 2013, publicado por la Asociación Mexicana de Internet, 45 millones de personas usan internet, de los cuales 49% de los usuarios son mujeres.
De igual modo, el grupo de edad con mayor uso se ubica en el rango de 12 a 17 años, con 22%; seguido por los de 18 a 24 años, con 21%.
Jalisco es el tercer estado con mayor número de usuarios, únicamente superado por el Distrito Federal y Estado de México.
En 2011, la Procuraduría General de la República (PGR) informó que busca a 525 niñas y mujeres reportadas como desaparecidas en todo el país, y quienes podrían haber sido víctimas de trata de personas, explotación o abuso sexual.
De acuerdo con las Fiscalía Especializada para Delitos de Violencia contra las Mujeres, alrededor de 80% de las víctimas fueron captadas por medios electrónicos.
La directora de Catwlac afirmó que la manera en que trabajan reclutadores de trata o personas que buscan obtener pornografía infantil se ha sofisticado, al punto de lograr que un menor de edad se desnude frente a la cámara de su ordenador en menos de siete minutos, según estudios realizados por el Buró Federal de Investigación de Estados Unidos (FBI, por sus siglas en inglés).
De acuerdo con el informe anual de datos estadísticos y georreferenciados del Sistema de Alerta Roja (SAR) del Catwlac, en el que se registraron 207 casos de trata, se informó que la mayoría de las víctimas son del sexo femenino y adolescentes entre los 12 y 18 años, seguido de niñas entre los 3 y 11 años, y de los 19 y 28 años.
Para el caso de los hombres, en su gran mayoría son niños entre los uno y nueve años de edad.
La mayoría de las víctimas registradas provienen principalmente de niveles socioeconómicos intermedio y con nivel de educación hasta la secundaria.
A partir de los casos reportados, sobre la relación entre las víctimas con la persona que las recluta, se dio a conocer que la mayoría de éstas, en los casos con los que se cuenta con la información, no tienen relación con quien las engancha.
Vulnerabilidad ante extraños
Julio Téllez, especialista en informática jurídica y ciberjusticia de la UNAM, señaló que existe omisión en las redes sociales sobre la privacidad en elementos de información que se entregan a desconocidos.
Explicó que “entre más información personal se tenga disponible por redes sociales, la vulnerabilidad de ser susceptible a casos de trata o un engaño mayor”.
“Lo que sucede con los menores es que, por ser más ingenuos y menos maliciosos, tienden a creer con mayor facilidad en una persona extraña y que generalmente se está haciendo pasar por alguien más”, dijo.
Comentó que éste fenómeno conocido como Grooming —que consiste en un conjunto de estrategias que una persona adulta desarrolla para ganarse la confianza del menor a través de Internet con el fin de obtener concesiones de índole sexual— se ve facilitado por la información personal que se entrega a través de las redes sociales.
En este caso, el reclutador o la persona que ejecuta el engaño tiene más herramientas al conocer sus gustos como bandas musicales, comida, entre otros aspectos, para convencer al menor.
También se ofrece información para ser localizados como lugar de residencia, escuela o lugares que visita, lo que genera que pueda existir acoso físico y no sólo virtual.
Plantean poner restricciones
Téllez señaló que cuando se crea una cuenta en alguna red social generalmente no se leen las políticas de privacidad, que calificó como “deliberadamente omisas”, ya que para proteger datos de extraños deben accederse a las preferencias de seguridad y cambiarse manualmente.
“En las políticas no se aclara cómo podemos preservar nuestra información para que casi no la pueda ver nadie”, dijo, sin embargo, recomendó leerse para saber qué es lo que se tiene expuesto.
Recomendó a los usuarios agregar sólo a personas conocidas y no dejar datos personales al público. Afirmó que es mejor restringir la información al público en general.
Afirmó que tener una buena relación de comunicación entre padres e hijos, y que los primeros estén informados sobre sus amistades y sus actividades en la red, es una de las principales claves para evitar este tipo de situaciones.
La directora de Catwlac expuso que es necesario que los padres de familia hablen con sus hijos sobre los riesgos que existen en internet antes de entregarles una computadora para su uso personal, además deben explicarles diversos temas, como la sexualidad.
También recomendó ubicar las computadoras en un lugar de la casa donde se pueda certificar las actividades de los menores.
El especialista en informática jurídica agregó que en las leyes y sistemas de justicia hace falta protección para los menores de edad en todo el país, ya que, indicó, no todas las entidades cuentan con policía cibernética y deben acudir a la federal, lo que entorpece el seguimiento de los casos.
Katia Torres, El Universal, 13 de octubre.

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