Alistan cubanos éxodo a España

LA HABANA.- La Ley de Memoria Histórica, que otorga la ciudadanía española a hijos y nietos de quienes emigraron en las primeras décadas del siglo pasado, abre una vía legal a la salida de los cubanos, aún cuando la reforma de una ley migratoria -que obliga a pedir permiso de salida a sus nacionales entre otras restricciones- se encuentra archivada.

Dos semanas después de que entró en vigor la nueva disposición española, miles de cubanos desbordan el consulado de España en La Habana para adquirir los documentos de solicitud de ciudadanía. La central telefónica habilitada exclusivamente para atenderlos se colapsa a menudo y en la isla pocos pueden tramitar por Internet.

"Yo vengo a buscar la planilla y el formulario. Como nieto de español tengo derecho a la nacionalidad y estoy loco por irme", afirmó Carlos Gómez, un ingeniero de 27 años, que estaba formado en la fila junto a la sede consular.

"Esto (el sistema) no tiene futuro y si lo tiene, lo veo tan aferrado a la mentalidad de Fidel Castro, tan fuera de época, que no me interesa. Yo quiero libertad para cometer mis propios errores y regresar a mi país, igualitico que José Martí, que viajó lo suyo sin dejar de ser cubano. Estoy de la censura hasta los timbales", concluyó.

Como Carlos, muchos jóvenes, ven en el pasaporte español un salvoconducto para ir en busca de libertades que les faltan, evitando las penurias de la ilegalidad y dejando abiertas las puertas para un eventual regreso.

"Con un pasaporte de la Unión Europea uno puede viajar legal a cualquier país del mundo y volver a Cuba. A mí la política no me interesa, lo que quiero es depender sólo de mis ingresos y no de la voluntad del mayimbe (jefe) de turno", argumentó Rafael García, un informático de 27 años de edad, nieto de canarios.

Cerca de Rafael, Harold Barceló se aproxima a la ventanilla después de cinco horas de cola. Es nieto de españoles por la parte materna y se gana la vida como promotor cultural. A sus 28 años cobra 380 pesos cubanos al mes y dice que ha perdido toda esperanza de prosperar en su país.

"Estoy defraudado de cómo van las cosas en Cuba. Mi sueño es luchar por salir adelante, pero no aquí, no con estas reglas de juego. Lo haré en cualquier otro país, y si es en España, mejor", declaró.

A diferencia de los jóvenes anteriores, Aliocha García, nieto de canario y bioquímico de 33 años, dice que gana muy poco y aún así afirma que no quiere irse.

"Yo viajo por mi profesión y no quiero dejar Cuba. Me gusta vivir acá. Lo único que quiero es el reconocimiento de un derecho que me corresponde como nieto de españoles que soy", expresó.

Aunque la postura de Aliocha no es una excepción, los estrechos límites para el desarrollo económico personal y las trabas de un sistema político excesivamente estatizado y burocrático -sumado a la fuerte inmigración que tuvo la isla en las primeras décadas del pasado siglo cuando vino casi un millón de españoles-, colocan a Cuba a la cabeza de las naciones con más solicitantes potenciales, sólo después de Argentina.

El consulado español en los primeros días de trámites ya había repartido más de 8 mil formularios y prevé entregar un mínimo de 300 mil solicitudes en los tres años que estará en vigor la nueva disposición. Para agilizar el procedimiento, la plantilla consular de 50 personas que tiene España en Cuba ha sido casi duplicada a más de 90 empleados, muy por encima de cualquier otro país, precisó Pablo Barrios, cónsul general de España en Cuba.

"Pese a los problemas telemáticos iniciales y a que las solicitudes superan lo previsto, estamos dando de 75 a 90 citas diarias, y calculamos recibir hasta 300 por día a partir de febrero. Se trata de reparar una deuda histórica con los españoles que emigraron, y también con los hijos y nietos de los que fueron perseguidos a raíz de la guerra civil y la dictadura franquista", dijo el diplomático.

Según Barrios, la nueva ley, a la que se estima accederán 150 mil cubanos, beneficiará a todos los isleños hijos de padre o madre españoles de origen, con independencia del lugar en el que hubieran nacido, y a los hijos y nietos de todos los exiliados entre julio de 1936 y 1955, que tuvieron que renunciar a la nacionalidad española.

No obstante, los isleños no la tendrán fácil. Cuba no reconoce la doble nacionalidad y los cubanos necesitan el permiso de las autoridades migratorias para viajar al extranjero, lo que supone un freno sobre todo a personas altamente capacitadas.

Un profesional, por ejemplo, necesita la aprobación del Ministro del ramo al que pertenece su empresa para poder viajar de manera privada, lo que puede demorar semanas o meses. Y los militantes comunistas deben obtener, además, el permiso del secretario de su núcleo del partido.

"En 2006 yo quise visitar a mi hija que vive en España y tuve que renunciar a mi militancia comunista de más de 20 años para que me dejaran salir un mes de mi país ¿Qué le parece? Hasta ser comunista es un problema para salir de Cuba", dijo María Fernández, una historiadora de 50 años.

A la pregunta sobre cómo afectará la ley española a los cubanos que quieran viajar, una fuente migratoria ironizó: "recuerde que aquí tenemos problemas para cualquier solución".
Yolanda Martínez corresponsal, Reforma, 12 de enero.

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