Barack fijó en ocho minutos sus posiciones; Calderón en tres

Conocida en el pasado lejano como la mansión de Macbeth y adquirida por el entonces presidente Plutarco Elías Calles para funcionar como la embajada de México hasta 1989, el Instituto Cultural Mexicano fue sede de la primera reunión de trabajo entre Barack Obama y Felipe Calderón.

Ahí, quien será el presidente número 44 de Estados Unidos y el Ejecutivo mexicano, compartieron un almuerzo y después, ante los medios, hablaron de coincidencias en torno a las medidas que deben instrumentarse para enfrentar la crisis financiera internacional y para estrechar los lazos comerciales, culturales y de seguridad entre ambas naciones.

Obama llegó hasta la casa que también alojó el encuentro entre Harry S. Truman y Miguel Alemán Valdés, invitado por el presidente Calderón cuando faltan ocho días para que asuma.

Ambos desbordaban entusiasmo y así lo hicieron manifiesto cuando ingresaron a la vieja biblioteca Matías Romero, de este lugar.

Luego de compartir una sopa de tortilla, lenguado al cilantro, arrachera costeña y como postre crema de coco, ambos políticos acudieron al encuentro con los medios.

Se esperaba solamente la típica foto de ambos mandatarios, sonrientes y entusiastas, pero fueron más allá y mientras Calderón resumió en tres minutos su agradecimiento por la visita, a Obama le tomó ocho minutos señalar su postura frente a su invitado.

Le adjudicó calificativos de valor, coraje y liderazgo para enfrentar al narcotráfico, la economía y las relaciones con América Latina.

Fue un encuentro de aproximadamente dos horas, dividido entre el almuerzo, los breves discursos (de cinco minutos aproximadamente por cada uno), la reunión privada y el recorrido que ambos realizaron por la galería de murales, y objetos de la cultura mexicana.

Ahí, Obama conoció desde los murales que reflejan los paisajes, la vida mexicana, que en la década de los 40 del siglo pasado pintó Roberto Cueva del Río, el alumno más destacado de Diego Rivera; en uno de ellos se dice aparece Carlos Fuentes en su niñez. Otros cuadros fueron los de José María Velasco, las famosas sandías de Rufino Tamayo, litografías de David Alfaro Siqueiros y las calaveras de José Guadalupe Posada.

Fue uno de los cuadros de Frida Kahlo el que impactó a Obama. "La Columna Rota, del año 1944". Ahí se detuvo largo rato. Luego volteó hacia su anfitrión y estrechó su mano al tiempo que le dio una palmada en los hombros.

Y mientras los líderes políticos disfrutaban de la hospitalidad mexicana, a las afueras de la que fue considerada la más grande y bella de las embajadas, que se distinguía por su patio de talavera, una decena de manifestantes, resguardados por policías, exhibía una pancarta: "Stop the plan México".





Tras su reunión con Obama, el Mandatario mexicano se desplazó al Congreso para dialogar con los líderes de las dos cámaras: Harry Reid y Nancy Pelosi.

Posteriormente sostuvo reuniones privadas con los directivos del FMI y del BM, instituciones que, al calor de la crisis económica, el presidente Calderón no ha dudado en proponer su reestructuración para que esté alerta ante posibles contingencias.

El Mandatario mexicano concluirá su visita a Washington hoy con una reunión en la Casa Blanca con el presidente saliente, George W. Bush.

Cecilia Téllez en Washington, Crónica, 13 de enero.


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