El presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, prometió a México trabajar desde el primer día de su gobierno para fortalecer la relación bilateral y reconoció en el presidente Felipe Calderón su liderazgo en América Latina para iniciar un nuevo capítulo con esta región, lo mismo que su valentía para enfrentar al narcotráfico.
Por su parte, el Ejecutivo mexicano pidió a Obama una alianza estratégica para tratar sobre los asuntos de preocupación mutua: la seguridad y la lucha contra el crimen organizado. "La idea es que este problema común de crimen organizado, el terrorismo, el tráfico de drogas, que es un problema internacional lo podamos combatir juntos", dijo Calderón.
Dichos compromisos fueron dados a conocer durante el primer encuentro de trabajo entre Obama y un mandatario extranjero, previo a su toma de posesión el próximo 20 de enero.
Reunidos en la biblioteca Matías Romero del Instituto Cultural Mexicano, Calderón prometió que "mientras más seguro esté México, más seguro estará Estados Unidos".
Ello, luego que el próximo presidente de Estados Unidos reconociera en Calderón a un estratégico socio del sur y se declarara admirador del trabajo que ha hecho Calderón a favor de su país y de las relaciones en América Latina.
"México obviamente es un líder clave en nuestras fronteras sureñas y un aliado muy importante en la expansión de la democracia y los derechos humanos", dijo Obama.
Señaló que a pesar de las tensiones que han existido en los últimos años entre Estados Unidos y América Latina, estamos listos para darle vuelta a la hoja y escribir un nuevo capítulo en esta historia.
Obama recordó que es una tradición "apropiada que el presidente electo de Estados Unidos se reúna con el presidente de México porque tenemos una relación extraordinaria entre nuestros dos países".
Detalló que "no sólo es un gran aliado de la frontera sur, sino que ha mostrado su liderazgo en la economía y valentía extraordinaria en temas relacionados con la seguridad y la violencia vinculada al tráfico de drogas.
En su encuentro, de casi dos horas y que comenzó con un almuerzo en el que se sirvieron sopa de tortillas, lenguado y filete con salsa de cilantro y como postre crema de coco, los dos mandatarios abordaron temas como el comercio, la inmigración y el narcotráfico.
De pie ambos frente a los medios, en lo que se esperaba sólo sería un saludo "para la foto", el presidente Calderón inició un discurso en el que calificó de productivo y constructivo el encuentro con el mandatario electo de Estados Unidos.
El embajador Arturo Sarukhán se encargó de traducir a Obama las palabras de Calderón.
Calderón afirmó que esta reunión marca el inicio de una nueva era en las relaciones México-Estados Unidos y señaló que ambos coincidieron en la importancia de promover, en el ámbito internacional, relaciones mucho más constructivas, participar activamente en los grupos a los que pertenecemos el G-20, el Consejo de Seguridad y, sobre todo, instrumentar acciones para enfrentar la crisis financiera internacional.
Obama, por su parte, hizo pública su intención de fortalecer la relación entre las dos naciones con los años y construirla sobre los vínculos comerciales, de seguridad y culturales que ya existen entre ambas naciones.
Ante medios de comunicación, el mandatario electo dijo que con su anfitrión hablaron sobre varios temas. "No solamente la seguridad en las regiones fronterizas y cómo Estados Unidos puede apoyar estos esfuerzos sino también sobre la inmigración y cómo contar con una estrategia integral y consolidada que a final de cuentas fortalezca a los dos países".
El presidente electo Obama comentó que también hablaron sobre la crisis financiera actual y cómo afecta tanto a las empresas mexicanas como a las estadunidenses y reconoció que la cooperación permanente entre las dos naciones va a ser indispensable "si vamos a fortalecer una economía que ha sido debilitada en los últimos años".
Al encuentro, ambos políticos acudieron acompañados por sus comitivas: del lado de Estados Unidos, el consejero de Seguridad Nacional designado, James Jones; el jefe de Gabinete designado, Rahm Emanuel y L. Summers, jefe del Consejo Económico Nacional, designado.
Por el lado mexicano, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont; el de Hacienda, Agustín Carstens, y de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa.
Por su parte, el Ejecutivo mexicano pidió a Obama una alianza estratégica para tratar sobre los asuntos de preocupación mutua: la seguridad y la lucha contra el crimen organizado. "La idea es que este problema común de crimen organizado, el terrorismo, el tráfico de drogas, que es un problema internacional lo podamos combatir juntos", dijo Calderón.
Dichos compromisos fueron dados a conocer durante el primer encuentro de trabajo entre Obama y un mandatario extranjero, previo a su toma de posesión el próximo 20 de enero.
Reunidos en la biblioteca Matías Romero del Instituto Cultural Mexicano, Calderón prometió que "mientras más seguro esté México, más seguro estará Estados Unidos".
Ello, luego que el próximo presidente de Estados Unidos reconociera en Calderón a un estratégico socio del sur y se declarara admirador del trabajo que ha hecho Calderón a favor de su país y de las relaciones en América Latina.
"México obviamente es un líder clave en nuestras fronteras sureñas y un aliado muy importante en la expansión de la democracia y los derechos humanos", dijo Obama.
Señaló que a pesar de las tensiones que han existido en los últimos años entre Estados Unidos y América Latina, estamos listos para darle vuelta a la hoja y escribir un nuevo capítulo en esta historia.
Obama recordó que es una tradición "apropiada que el presidente electo de Estados Unidos se reúna con el presidente de México porque tenemos una relación extraordinaria entre nuestros dos países".
Detalló que "no sólo es un gran aliado de la frontera sur, sino que ha mostrado su liderazgo en la economía y valentía extraordinaria en temas relacionados con la seguridad y la violencia vinculada al tráfico de drogas.
En su encuentro, de casi dos horas y que comenzó con un almuerzo en el que se sirvieron sopa de tortillas, lenguado y filete con salsa de cilantro y como postre crema de coco, los dos mandatarios abordaron temas como el comercio, la inmigración y el narcotráfico.
De pie ambos frente a los medios, en lo que se esperaba sólo sería un saludo "para la foto", el presidente Calderón inició un discurso en el que calificó de productivo y constructivo el encuentro con el mandatario electo de Estados Unidos.
El embajador Arturo Sarukhán se encargó de traducir a Obama las palabras de Calderón.
Calderón afirmó que esta reunión marca el inicio de una nueva era en las relaciones México-Estados Unidos y señaló que ambos coincidieron en la importancia de promover, en el ámbito internacional, relaciones mucho más constructivas, participar activamente en los grupos a los que pertenecemos el G-20, el Consejo de Seguridad y, sobre todo, instrumentar acciones para enfrentar la crisis financiera internacional.
Obama, por su parte, hizo pública su intención de fortalecer la relación entre las dos naciones con los años y construirla sobre los vínculos comerciales, de seguridad y culturales que ya existen entre ambas naciones.
Ante medios de comunicación, el mandatario electo dijo que con su anfitrión hablaron sobre varios temas. "No solamente la seguridad en las regiones fronterizas y cómo Estados Unidos puede apoyar estos esfuerzos sino también sobre la inmigración y cómo contar con una estrategia integral y consolidada que a final de cuentas fortalezca a los dos países".
El presidente electo Obama comentó que también hablaron sobre la crisis financiera actual y cómo afecta tanto a las empresas mexicanas como a las estadunidenses y reconoció que la cooperación permanente entre las dos naciones va a ser indispensable "si vamos a fortalecer una economía que ha sido debilitada en los últimos años".
Al encuentro, ambos políticos acudieron acompañados por sus comitivas: del lado de Estados Unidos, el consejero de Seguridad Nacional designado, James Jones; el jefe de Gabinete designado, Rahm Emanuel y L. Summers, jefe del Consejo Económico Nacional, designado.
Por el lado mexicano, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont; el de Hacienda, Agustín Carstens, y de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa.
Cecilia Téllez en Washington, Crónica, 13 de enero.
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