El presidente Felipe Calderón exigió a embajadores y cónsules acreditados en el exterior hablar bien de México, fortalecer la imagen del país y difundir lo que realmente ocurre en materia de seguridad pública y derechos humanos, pues se ha mostrado una idea distorsionada.
“Los mayores atentados a la vida, al patrimonio, a la libertad, a los derechos humanos, no provienen del Gobierno, provienen del crimen organizado”, relató el mandatario durante la comida anual con el cuerpo diplomático realizada en el salón “Adolfo López Mateos” en Los Pinos en la que destacó la presencia del ex procurador Eduardo Medina-Mora.
Tras escuchar las estadísticas, según las cuales Brasil tiene una mayor incidencia de hechos violentos por cada 100 personas de lo que México padece, señaló:
“La percepción internacional es que México es un caos. Y, sin embargo, Brasil es una especie de paraíso. Es más, se lleva los Juegos Olímpicos y el Mundial”.
No obstante, aclaró que “ni como político ni como Presidente de la República, a la mejor me falta mucho por vivir. Pero jamás he escuchado a un brasileño hablar mal de Brasil. Y sí he escuchado a muchos mexicanos hablar mal de México en el mundo.
En este sentido, aclaró: “Se vale disentir, se vale criticar, pero también se vale hablar bien de México, y hay que hablar bien de México. Esto es válido para cualquier mexicano y lo es más para quienes desempeñamos el servicio público, y aún más, en particular, para quien desempeña el servicio exterior”.
Criticó a las entidades que piden no enfrentar a los criminales y culpan al Estado de la violencia en su territorio.
En un largo discurso, el Ejecutivo federal instruyó: “Fortalecer la imagen de México en el mundo. Esa es su obligación y hacia ello les pido que canalicen toda su energía”.
Pidió estrechar la relación con Estados Unidos y estar atentos a la discusión que en ese país se efectúa sobre reforma migratoria “pues es una parte medular del interés de los mexicanos aquí y allá”.
En su turno, Joaquín Villalobos, consultor internacional en materia de resolución de conflictos respaldó la estrategia en materia de seguridad de Calderón al señalar que cuando la soberanía de un Estado está amenazada, el poder coercitivo debe estar presente.
“Los mayores atentados a la vida, al patrimonio, a la libertad, a los derechos humanos, no provienen del Gobierno, provienen del crimen organizado”, relató el mandatario durante la comida anual con el cuerpo diplomático realizada en el salón “Adolfo López Mateos” en Los Pinos en la que destacó la presencia del ex procurador Eduardo Medina-Mora.
Tras escuchar las estadísticas, según las cuales Brasil tiene una mayor incidencia de hechos violentos por cada 100 personas de lo que México padece, señaló:
“La percepción internacional es que México es un caos. Y, sin embargo, Brasil es una especie de paraíso. Es más, se lleva los Juegos Olímpicos y el Mundial”.
No obstante, aclaró que “ni como político ni como Presidente de la República, a la mejor me falta mucho por vivir. Pero jamás he escuchado a un brasileño hablar mal de Brasil. Y sí he escuchado a muchos mexicanos hablar mal de México en el mundo.
En este sentido, aclaró: “Se vale disentir, se vale criticar, pero también se vale hablar bien de México, y hay que hablar bien de México. Esto es válido para cualquier mexicano y lo es más para quienes desempeñamos el servicio público, y aún más, en particular, para quien desempeña el servicio exterior”.
Criticó a las entidades que piden no enfrentar a los criminales y culpan al Estado de la violencia en su territorio.
En un largo discurso, el Ejecutivo federal instruyó: “Fortalecer la imagen de México en el mundo. Esa es su obligación y hacia ello les pido que canalicen toda su energía”.
Pidió estrechar la relación con Estados Unidos y estar atentos a la discusión que en ese país se efectúa sobre reforma migratoria “pues es una parte medular del interés de los mexicanos aquí y allá”.
En su turno, Joaquín Villalobos, consultor internacional en materia de resolución de conflictos respaldó la estrategia en materia de seguridad de Calderón al señalar que cuando la soberanía de un Estado está amenazada, el poder coercitivo debe estar presente.
Cecilia Téllez Cortés, Crónica, 9 de enero.
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