A partir del alza a las gasolinas comenzó la cadena de incrementos de tortilla, arroz, frijol, lenteja, huevo, azúcar, leche, hortalizas y frutas. Los aumentos de los precios al consumidor en nada benefician a los productores, ya que, por ejemplo, los maiceros venden en 2 mil 500 pesos la tonelada del cereal y a los molinos se entrega a 3 mil 100 pesos; por un litro de leche reciben 4.16 pesos y al mercado llega en más de 10 pesos. En ambos casos el mayor valor se distribuye entre los intermediarios y los procesadores de los alimentos.
Cruz López Aguilar, líder de la Confederación Nacional Campesina (CNC), dijo que la canasta básica se está convirtiendo en “un lujo para cientos de campesinos e indígenas que no tienen acceso a lo mínimo de la dieta diaria”.
Federico Ovalle Vaquera, dirigente de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos, apuntó que los inesperados aumentos en alimentos y energéticos no sólo propiciaron alzas en la canasta básica, sino también en los costos de producción de las siembras, por lo que insistió en la urgencia de nuevos criterios en la aplicación del programa especial concurrente.
Juan Mauro Balderas, líder de la liga de comunidades agrarias de Puebla, comentó que los habitantes de más de 50 municipios de la sierra mixteca poblana redujeron el consumo de alimentos debido a la carestía. En situación similar están en la huasteca de Hidalgo, donde los incrementos de los alimentos rebasaron 50 por ciento, y son escasas las familias campesinas que acuden al mercado municipal en Huejutla, dijo Onésimo Serrano González.
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