Escenario bélico para Bogotá

Por donde se mire, 2010 será definitivo en las relaciones entre Colombia y Venezuela, que vienen en franco deterioro desde mediados del año pasado. Las elecciones marcarán un punto de quiebre en ambos países, pues en Colombia no sólo habrá legislativas en marzo sino presidenciales en mayo, y aún no se sabe si la Corte Constitucional declarará exequible la convocatoria a un referendo que permita al jefe de Estado, Álvaro Uribe, aspirar a un tercer mandato.

Del lado de Venezuela, Hugo Chávez se juega en septiembre el apoyo de la Asamblea Nacional. De ahí que algunos analistas políticos insisten en que las reiteraciones verbales contra Colombia constituyen un discurso nacionalista con el que quiere ganar respaldo para los comicios legislativos.

¿Pero qué pasará si algún día Chávez decide hacer las palabras a un lado y fuera a los hechos? La posibilidad es lejana para algunos analistas militares y políticos, pero en las calles colombianas se dice que “de Chávez cualquier cosa se puede esperar”. Para Uribe la decisión está tomada: no habrá una palabra ni un gesto de agresión para un país vecino. “Mientras yo sea presidente, el país no puede tener una estrategia, un discurso de agresión internacional”, afirmó el pasado 29 de diciembre.

Esta declaración fue considerada un frenazo en seco al ministro de Defensa, Gabriel Silva, quien no sólo se había dedicado a responder las amenazas de Chávez en un tono poco adecuado para un funcionario de su categoría sino que había anunciado la intención de blindar a Colombia frente a una amenaza externa, para lo cual se destinarían parte de los 5 mil 200 millones de dólares que se van a recaudar entre 2010 y 2014 con el impuesto al patrimonio.

La propuesta en sí no es descabellada, el problema según analistas como el coronel del ejército y experto en seguridad, John Marulanda, es el contexto en el que se da. “Cualquier cosa que se diga desde el lado colombiano debe pensarse con detenimiento, porque hasta lo que opinemos los analistas puede desatar la furia de Chávez”. Tanto él como Carlos Patiño, experto en temas internacionales, aseguran que Chávez blindó en la Constitución Bolivariana cualquier ataque contra Colombia, pues en ella se establece que los límites del país son los de la antigua Capitanía General de Venezuela. Es decir, el territorio colombiano fue “anexado” de un plumazo.

Pero en lo táctico, el escenario de una guerra entre Colombia y Venezuela no deja bien plantado a ninguno de los dos países. Las fuerzas militares colombianas (con unos 300 mil integrantes) están muy bien entrenadas pero el poder aéreo es débil, excepto en la parte de helicópteros de combate. Se tienen aviones K-FIR y Mirage repotenciados y algunos Tucano comprados a Brasil. Para algunos miembros activos de las fuerzas militares, comprar aviones nuevos es un sueño no sólo por los costos sino por la lista de espera que a veces va hasta cinco años. Si se compran de segunda, dejarlos en óptimas condiciones demora entre dos y tres años.

La otra falla está en los vehículos terrestres, pues sólo se tienen AMX y Cobra que “más que tanques son vehículos de transporte blindado”.

Venezuela, tiene un gran poder de fuego aéreo. La joya de la corona son treinta aviones de combate Sukhoi. Pero también se compraron misiles antiaéreos BM-30 Smerch y tanques T-72, que marcan superioridad en tierra. Pero según Marulanda, “de momento” no hay quien los maniobre porque como están llegando las tropas apenas están en entrenamiento para usarlos.

Marulanda, quien desde hace unos tres meses viene recorriendo la frontera con Venezuela, cree que la Alta Guajira sería el más vulnerable en el caso de un movimiento de tropas venezolanas.

El papel de los grupos irregulares también debe tenerse en cuenta como un factor desestabilizador. Del lado de Colombia se ha denunciado la presencia de 12 jefes de las FARC y el ELN en territorio venezolano y se entregaron a funcionarios del gobierno de Chávez las coordenadas de sus campamentos. Venezuela, por su parte, reclama por la presencia de paramilitares colombianos que quieren atentar no sólo contra Chávez sino alterar la tranquilidad del país y hasta propiciar una invasión.

Pero allí también operan las Reservas Militares Bolivarias consideradas por algunos militares venezolanos como un grupo sin dios ni ley y la guerrilla de las Fuerzas Bolivarianas de Liberación (más conocidas como los Boliches), que operan de la mano con el ELN en los departamentos de frontera con Colombia.

“Si se declarara una confrontación, las FARC y el ELN van a entrar a hacer lo que saben: desestabilizar la frontera con acciones de guerra de guerrillas para apoyar a Venezuela. Otro escenario podría ser el papel de los Boliches o hasta las mismas reservas, que podrían emprender acciones para “picarle” la lengua a Colombia y buscar una retaliación. Es difícil pero podría darse”, afirmó Marulanda.
Clara Isabel Vélez Rincón en Medellín, Milenio, 5 de enero.

0 Responses to "Escenario bélico para Bogotá"