Antonio responsabiliza a los uniformados de los daños, pero solamente le gritan que ahí, nadie se hace responsable por los daños causados y en tono imperativo le exigen que mueva la camioneta, lo que logra con el pago de una grúa en medio de los gritos surgidos de una fila que suma tres horas.
Es su primera llamada al regresar a territorio mexicano. Mientras reparan su vehículo, Antonio toma el teléfono para denunciar abusos de autoridad.
Es uno de cientos de migrantes que durante fin de año presentan quejas contra autoridades de aduanas, policías, militares y cónsules porque pretenden quedarse con sus vehículos, regresarlos a Estados o Unidos, tacharlos de caribeños o incluso, ignorarlos cuando tratan de documentar un asesinato.
Es el 23 de noviembre de 2009 y a pesar de que hubo decenas de personas en la aduana Puerta México, no hay pruebas de los hechos, ni testigos para que el afectado pueda agilizar el pago por negligencia de las autoridades.
80% de las llamadas que recibe el 01 800 asignado por la Secretaría de la Función Pública (SFP) son denuncias, demanda que compite en esta época contra las quejas presentadas contra la Comisión Federal de Electricidad (CFE), ya que el número telefónico está anotado en los nuevos recibos. En promedio, se reciben 100 llamadas cada día y el sistema opera los 365 días del año.
“La situación se complica cuando hay apagones el alguna entidad, pero ya pedimos que el número sea borrado porque tienen uno propio de atención”, explica Azucena Guzmán, coordinadora de turno del área de Contacto ciudadano de la SFP, cuyos teléfonos han servido para canalizar atención médica urgente, evitar la deportación de un migrante o bien, escuchar a una persona que acaba de ser abandonada por su pareja.
“Sabemos que no es nuestra función, pero hay momentos en que podemos escuchar”, Guzmán quien tiene cinco años en la SFP, recuerda que cuando llegó las quejas por abusos de autoridades contra connacionales eran innumerables.
Contacto ciudadano está adscrita al área de atención ciudadana de la dependencia para recibir principalmente la captación de quejas y denuncias contra servidores públicos las 24 horas del día, por lo que hay tres turnos donde también se apoya al Programa Paisano y Declaranet, programa que tiene su mes tope en mayo y vía correo electrónico.
Sin embargo, reciben hasta quejas por abusos del alcoholímetro.
“Somos un sistema de captación de quejas a los órganos de control de quejas, aunque el ciudadano le gusta personalizar la llamada, por lo que le ponemos un logotipo al responsable”, apunta.
“Creo que eres cubano”
Aduana de Ciudad Acuña, Coahuila del SAT. Son las 19:30 horas del 21 de diciembre de 2009, cuando el denunciante acompañado de Raúl Serrano pasa el semáforo en verde, pero es detenido por un oficial quien le prohíbe seguir porque lleva 19 hojas de tablaroca y ordena que pase con la encargada Evelin Janet López. La funcionaria le dice que la franquicia fiscal no cubre ese tipo de material.
Le exigen que muestre sus papeles, por lo que presenta su tarjeta de residente y licencia de conducir de EU y recibe como respuesta un “no sé si eres mexicano”, en tanto que el oficial tercia con un: “creo eres cubano”.
Molesto, el denunciante vuelve a buscar entre sus ropas para entregar su credencial del IFE y licencia de conducir de México. Tras el trámite, se le ordena pagar los 227 pesos de impuestos y se le permite seguir luego de otros trámites.
Otro usuario presentó una queja ante la SFP contra Carlos Flores Vizcarra, cónsul de México en Phoenix porque lo recibió de manera personal para presentar supuestas pruebas que demuestran que el ex novio de una de sus familiares, de nacionalidad estadunidense es el responsable de haberla asesinado.
“También denunció a Flores Vizcarra por no solicitarle a su personal que lo mantuviera informado sobre la petición de este caso ante el Fiscal General del Condado de Maricopa en Glendale, Arizona”, indica el reporte presentado.
Guzmán aclara que la atención permite dar atención inmediata a algún caso porque “nos apoyamos en el directorio y en ocasiones logramos destrabar algún problema en las aduanas sin necesidad de terminar la queja por escrito”.
Deshonestidad, corrupción, maltrato y abusos contra mexicanos que se trasladan en vehículos con placas de EU, son el eje de las denuncias que se presentan principalmente en los estados de Chihuahua, Tamaulipas y Nuevo León, la mayoría de ellas contra personal del SAT, también las hay contra militares.
Dureza burócrata
El 17 de diciembre, una persona llegó al módulo ubicado en el kilómetro 53.4 de Piedras Negras, Coahuila del Banco Nacional del Ejército, Fuerza Aérea y Armada SNC, para solicitar un Permiso de Importación Temporal, ante la ventanilla de Marycarmen Hernández, con número de empleada 101674.
Tras revisar la documentación, Hernández respondió en tono déspota que no iba a otorgar el permiso porque “tu licencia es falsa, además de que la aseguranza (sic) no está a tu nombre, así que te van a quitar el vehículo y te van a arrestar…”. La empleada ordenó al solicitante que pasara a la aduana para que revisaran sus documentos, pero ante las advertencias, prefirió retirarse.
Cuando un migrante llama para pedir asesoría, el personal asignado conoce de memoria los requisitos que debe entregar ante las autoridades donde se explica que un permiso vehicular puede obtenerse por 180 días, solamente en la frontera, pero no en los consulados con los riesgos por traer un documento vencido y los costos de los trámites.
Un caso más fue el de un migrante que contó con una testigo: Gabriela, quien avaló que el 26 de noviembre, el afectado estaba por la zona de auto declaración en el puente internacional Puente Nuevo, donde lo recibió una empleada morena, de baja estatura, la cual sacó sus pertenencias sin haber llegado al semáforo fiscal, por lo que reclamó.
“Yo puedo hacer lo que quiera”, fue la respuesta y llamó a Eduardo Pizano, encargado del lugar quien se limitó a poner una cartulina en su vehículo para que regresara a Estados Unidos.
El denunciante hizo una llamada en un teléfono rojo de orientación y quejas, en tanto Pizano lo señalaba burlándose descaradamente de él.
Finalmente, no pudo ingresar a territorio mexicano y en la aduana estadunidense le dijeron que había reportes porque había ocasionado algunos problemas en México, por lo que fue tratado de manera “humillante” y le retuvieron su visa. Como testigo, el afectado señaló a las cámaras de vigilancia de la aduana.
José Gerardo mejía, El Universal, 26 de diciembre.
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