En una entrevista radial, Uribe fue categórico: “Mientras sea presidente, el país no puede tener una estrategia o un discurso de agresión internacional. Nosotros no estamos en eso. Este país no lo permite”.
“Lo único que nosotros tenemos que hacer es cultivar la hermandad con el pueblo de Venezuela. Lo único que tenemos que hacer frente a Venezuela es cultivar el afecto con nuestros hermanos venezolanos”, subrayó Uribe, quien reiteró que la estrategia de su gobierno en materia de seguridad “es la de seguir enfocados en la lucha contra las guerrillas y el narcotráfico”.
Las declaraciones de Uribe tuvieron lugar luego de un informe del ministerio de Defensa, dado a conocer el lunes, en el que se reafirma la necesidad de “hacer mayor énfasis en a protección de la soberanía nacional”.
El informe pone como justificación “el cambio en el entorno estratégico regional, la tendencia a la polarización política y las aspiraciones expansionistas manifestadas por algunos países, tanto en términos ideológicos como territoriales”. Previendo la reacción al informe, Uribe desautorizó ayer “cualquier mención que signifique ánimo retaliatorio”, justo cuando Chávez viene de ratificar que Colombia y Estados Unidos “tiene evidentes planes” para atacar a Venezuela.
Es la primera vez en las últimas semanas que uno de los dos actores principales del conflicto bilateral —desatado en julio, cuando se conoció el acuerdo militar entre Washington y Bogotá para instalar bases militares de EU en territorio colombiano—, intenta poner paños fríos, aun cuando el movimiento de tropas en la frontera y el temor de la población civil a un recrudecimiento de las relaciones no se ha detenido.
El propio ministro de Defensa de Colombia, Gabriel Silva, aclaró que su país “no está en ninguna carrera armamentista” y que el informe con las recomendaciones de seguridad corresponde a un estudio académico que está “desde julio de este año”.
Luego, añadió: “Se sabe que yo me considero el ministro de la paz, yo quisiera que nunca hubiera un conflicto internacional”.
Rechazan violencia
En la sureña ciudad de Florencia, capital del departamento de Caquetá, cientos de personas marcharon ayer para protestar por la muerte en cautiverio del gobernador Luis Francisco Cuéllar y exigir la liberación de los demás rehenes en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
“El mensaje que queríamos dar al país era un no rotundo al secuestro”, dijo Adriana Cuéllar, hija del gobernador asesinado durante su cautiverio a manos de la guerrilla.
La denominada “marcha del silencio” se cumplió en medio de los llamados de los familiares de 24 rehenes en poder de las FARC, a ponerlos en libertad para preservar su vida ante un eventual rescate militar.
Uribe ordenó la semana pasada el rescate armado de todos los secuestrados en manos del grupo insurgente, como respuesta a la retención del gobernador del Caquetá. En un comunicado, las FARC anunciaron el domingo que pese a los recientes hechos, mantienen su promesa de liberar a dos de los 24 uniformados que retienen para canjear por rebeldes en prisión.
La senadora opositora colombiana, Piedad Córdoba, garante de una eventual entrega de secuestrados, dijo el lunes que la liberación de los militares, Pablo Moncayo y Josué Calvo, podría ocurrir a finales de enero.
La prensa consideró que el anuncio rebelde de que entregará a los dos rehenes, “es una nueva luz en tan penoso proceso que en cierto modo levanta el ánimo tras el asesinato del gobernador”. (Con información de Notimex)
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