Mitos orillan a los maestros al retiro

Los maestros que iniciaron su trámite de jubilación forman parte de la “generación de la ruptura”; son aquellos que se formaron en normales técnicas de tres o cuatro años a las que se ingresaba después de la secundaria y eso está ocasionando que “haya cierta inseguridad respecto a los conocimientos que poseen” para enfrentar la evaluación, porque tampoco tuvieron la posibilidad de actualizarse, afirma la presidenta del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), Sylvia Schmelkes del Valle
Pero ante esa situación, la funcionaria plantea que los maestros que en su tercera evaluación no logren calificaciones suficientes, aprobatorias, podrán optar por la jubilación temprana, antes que ser removidos a cargos de naturaleza administrativa.
Pero eso será en 2018 cuando se hayan aplicado las tres evaluaciones a los docentes. Por ello el “número tan grande de personas que han solicitando su retiro” en este momento tiene explicación en el desconcierto, desinformación y mitos en torno a la evaluación. 
Luego de que EL UNIVERSAL diera a conocer la semana pasada que cerca de 27 mil maestros iniciaron en 2013 trámites para anticipar su jubilación antes que enfrentarse a la evaluación, la funcionaria asegura que en este año hay entidades en donde la cifra “es 50% por arriba de lo usual”. 
Entre ellos está el Estado de México que en 2013 registró 430 casos de jubilación y en este año van 600 docentes retirados.
—¿No tienen por qué huir del sistema (educativo)?
—Desde luego que no, la manera en la que está redactada la Ley General del Servicio Profesional Docente es una manera muy dura pero en el fondo es muy benévola. Es una ley que no los va a correr nunca, que les va a reconocer sus beneficios laborales. 
Quienes han preferido iniciar el trámite de jubilación o los que ya lo hicieron forman parte de la generación de maestros que contribuyó a garantizar la primaria y la secundaria fuera universal, para todos los niños. 
Se trata profesores que están cumpliendo 30 años de servicio o que ya los cumplieron y que porque les gusta su trabajo no se habían jubilado.
—¿Se trata de la generación de profesores que contribuyeron a atender la masificación del sistema?
—Sí es esa generación, pero también la generación en la que muchos no cursaron la licenciatura... La expansión empezó en 1960 y termina en 1981; cuando era secretario Fernando Solana se anuncia que se universaliza el servicio para primer grado de primaria.
—¿Que no hayan cursado licenciatura contribuye al temor a la evaluación?
—Probablemente sí, porque tienen un nivel escolar inferior, entraron a la normal con secundaria. A algunos les tocó la normal de 3 años a otros la de 4 que les daba el bachillerato, pero esta diferencia entre las dos generaciones está marcada por eso. Probablemente sí haya cierta inseguridad, respecto a los conocimientos que poseen en su materia como conocimientos propiamente pedagógicos que se le añade que hace tiempo salieron de la normal y que probablemente no han tenido muchas oportunidades de actualización en servicio, pues sí hay mucha incertidumbre de pasar una prueba, como ellos le dicen. No es presentar una evaluación sino pasar una prueba.
—¿Significa que habrá un cambio generacional de maestros?
—Estos movimientos son necesarios. Una remoción de las personas que llevan más tiempo dentro del sistema que le da lugar a la gente más joven; abre el número de plazas que se pueden someter a concurso. Todo eso oxigena la profesión docente. Pero de aquí a que todos los que están en este momento se jubilen y se pueda hablar de una nueva generación fácilmente pasarán 35 a 40 años para que eso pueda suceder.
—¿La reforma educativa está desechando a los viejos maestros?
—Es un proceso de autoselección, no sé si eso se puede calificar como un problema o algo benéfico que le sucede tanto a las personas o al sistema. O sea, por una lado están las personas que no se sienten a gusto, las que sienten que no pueden responder por su propias características, su propia formación; y por otro lado, un sistema que está necesitando gente joven formada con nuevas metodologías y nuevos conocimientos. Creo que es algo que nos favorece a todos.
“No es algo que estemos desechando a los viejos sino que estamos viendo acontecer un proceso natural, un poquito acelerado por estas circunstancias, pero que no debe ser desfavorable. Se están jubilando con todas su prestaciones, dice Schmelkes.
Nurit Martínez Carballo, El Universal, 19 de mayo.

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