Este año más de un millón de familias mexicanas se vieron obligadas a reducir y modificar sus hábitos de consumo, como consecuencia del desempleo y la carencia de recursos económicos para adquirir los satisfactores básicos, revela un estudio del Centro de Análisis Multidisciplinarios de la Facultad de Economía de la UNAM.
El estudio denominado "Impacto de la Crisis en el Consumo", apunta que satisfactores como fríjol, arroz, avena, leche y cárnicos registraron un desplome en ventas de entre 30 y 70 por ciento ante la extrema falta de liquidez de la población.
Luis Lozano Arredondo, del mismo centro, señaló que incluso el consumo de tortilla observó un descenso per cápita de 315 a 200 gramos, mientras que en la demanda de azúcar se resiente un desplome en ventas de 50 por ciento.
Apuntó que la situación de insolvencia económica obliga a miles de familias a reducir y modificar sus hábitos de consumo hacia productos de menor precio y calidad. Prueba de ello, dijo, es el crecimiento en ventas de productos chatarra y sopas instantáneas de una marca coreana que se ofertan a menos de cinco pesos y que contienen elevada cantidad de sales y carbohidratos.
En este año, subrayó, ese tipo de sopas instantáneas aumentó sus ventas de 4.5 a 5 millones de unidades diarias, sobre todo en las zonas más marginadas del país donde lo primordial es sentir sensación de saciedad para distraer el hambre.
El académico señaló que similar situación se presenta en el consumo de frutas y verduras donde la demanda declinó un 40 por ciento salvo productos como jitomate, chile y cebolla que son los más elementales en la dieta de los mexicanos. Actualmente, de acuerdo al Instituto Nacional de Nutrición, sólo 13 por ciento de la población consume algún tipo de fruta cuyo precio por kilogramo es de entre 20 y 30 pesos.
El investigador Alejandro de la Paz Toledo, apuntó que la caída en el consumo de alimentos obedece fundamentalmente a los bajos salarios, pérdida del empleo y encarecimiento de los productos de primera necesidad.
El estudio denominado "Impacto de la Crisis en el Consumo", apunta que satisfactores como fríjol, arroz, avena, leche y cárnicos registraron un desplome en ventas de entre 30 y 70 por ciento ante la extrema falta de liquidez de la población.
Luis Lozano Arredondo, del mismo centro, señaló que incluso el consumo de tortilla observó un descenso per cápita de 315 a 200 gramos, mientras que en la demanda de azúcar se resiente un desplome en ventas de 50 por ciento.
Apuntó que la situación de insolvencia económica obliga a miles de familias a reducir y modificar sus hábitos de consumo hacia productos de menor precio y calidad. Prueba de ello, dijo, es el crecimiento en ventas de productos chatarra y sopas instantáneas de una marca coreana que se ofertan a menos de cinco pesos y que contienen elevada cantidad de sales y carbohidratos.
En este año, subrayó, ese tipo de sopas instantáneas aumentó sus ventas de 4.5 a 5 millones de unidades diarias, sobre todo en las zonas más marginadas del país donde lo primordial es sentir sensación de saciedad para distraer el hambre.
El académico señaló que similar situación se presenta en el consumo de frutas y verduras donde la demanda declinó un 40 por ciento salvo productos como jitomate, chile y cebolla que son los más elementales en la dieta de los mexicanos. Actualmente, de acuerdo al Instituto Nacional de Nutrición, sólo 13 por ciento de la población consume algún tipo de fruta cuyo precio por kilogramo es de entre 20 y 30 pesos.
El investigador Alejandro de la Paz Toledo, apuntó que la caída en el consumo de alimentos obedece fundamentalmente a los bajos salarios, pérdida del empleo y encarecimiento de los productos de primera necesidad.
Arturo Gómez Salgado, Milenio, 30 de noviembre.
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