“Felipe Calderón tiene clarísima la película. Él fue al partido, se quejó de que iba muy a contracorriente porque el presidente (Vicente Fox) tenía su favorito, pero al final ganó su candidatura. Eso, que ahora lo pueda hacer cualquiera”, aconseja García Cervantes.
A diferencia del PRI y de los partidos de izquierda, el blanquiazul carece de una figura fuerte rumbo a la contienda de 2012, lo que ha generado inquietud en el panismo y que algunos aspirantes empiecen a promoverse.
Hasta ahora los más mencionados son integrantes del gabinete, entre los que destacan los secretarios de Desarrollo Social, Ernesto Cordero; de Educación Pública, Alonso Lujambio; del Trabajo, Javier Lozano, y el de Gobernación, Fernando Gómez Mont.
En las encuestas también aparecen como posibles candidatos el propio Creel, Josefina Vázquez Mota y Margarita Zavala, esposa del presidente, entre otros. Manuel Espino, que no forma parte del grupo cercano del Presidente, ha señalado su intención de contender.
Sin embargo, en círculos panistas se empieza a ubicar a Cordero como el favorito de Calderón para sucederlo, y hasta se dice que su “predestape” ocurrió la semana pasada cuando el titular de la Secretaría de Desarrollo Social dio una conferencia sobre la pobreza con un inusitado despliegue de tecnología y recursos económicos. Durante una hora, el Presidente escuchó a su amigo y ex compañero en el ITAM.
Para frenar a los “adelantados” a medio sexenio, el coordinador de los senadores panistas, Gustavo Madero, dice que “todavía falta mucho” para la elección del candidato, pues la administración está a la mitad.
Pero el tema ya es parte del debate e incluso algunos panistas, como Creel, le advierten al mandatario que como jefe del Ejecutivo debe mantenerse al margen del proceso de selección. “El dedazo o la regla sucesoria del viejo régimen ya no tiene cabida en las condiciones imperante del país.”
De cualquier manera la actuación del titular del Ejecutivo puede sesgar el terreno de la contienda interna. “Si es definitivo o no, habrá que verlo”, sentencia quien en 2005 compitió sin éxito por la candidatura del PAN.
García Cervantes enfatizó: “el Presidente se tiene que quedar gobernando hasta el último día y hacer su mejor esfuerzo para servirle a su partido con un buen gobierno. Nada más. No puede ni siquiera aspirar a algo más. Las 24 horas del día de todo el tiempo que le queda las debe dedicar a gobernar, porque con eso nos va a ayudar a ganar las elecciones”.
Demanda que Calderón no haga ni pretenda hacer lo que no le corresponde. Puede motivar a todos, pero “imponer un sucesor no sólo no le toca, sino que no podrá”.
En tres años el calderonismo se ha impuesto en todas las decisiones importantes del partido, como en la integración de la listas de candidatos a diputados y la elección de Germán Martínez y César Nava como dirigentes del blanquiazul.
“Conducta excluyente”
Bajo esta lógica, el calderonismo también se ha erigido en un grupo “muy compacto” en el gobierno. Javier Corral dice que ha tenido una “conducta excluyente y que en ocasiones ha caído en lo faccioso”. Por ejemplo, explica que en la integración de su equipo se privó de contribuciones relevantes incluso en el Poder Legislativo.
Cuando falta un año para la elección de un nuevo jefe nacional del PAN, García Cervantes pide que la vida interna se reoriente hacia prácticas democráticas y que el michoacano “no haga cosas raras”, como “poner jefes o quitarlos, o imponer candidatos y quitarlos”.
Calderón “creció, se desarrolló y se multiplicó en el partido, de tal manera que no tengo duda de que él sabrá cuál es su obligación de cara al partido y a la sucesión presidencial”, indicó.
Asegura que en Acción Nacional hay preocupación por evitar que “salgan reventados” de la sucesión, porque entonces no hay posibilidad de seguir en el poder. Confía en que finalmente se van a poner de acuerdo.
Más que pensar en un candidato que compita en imagen con el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, el legislador recomienda que el abanderado panista presente propuestas verdaderamente atractivas, surgidas del partido, y suscriba un compromiso de cambio fundamental con el país.
“El referente no puede ser Peña Nieto, porque éste es un producto de la televisión, una invención. El país no está para que le presenten al novio de la Barbie; está para que le planteen soluciones a los problemas sociales.”
Sobre todo, porque Corral advierte que hay desánimo y desesperanza en la población, que si bien no llevarían a un estallido o revolución en 2010, sí van a derivar en una mayor tensión social.
Ante ello, considera que el PAN está obligado a tomar una posición, dado que el PRI “está tan obnubilado por sus victorias locales y por su triunfo de 2009 que está montado en una certeza de que va a gobernar muchos años con las estructuras vigentes y el status quo. Pero no está consciente del deterioro del consenso social en torno a la política y al sistema de partidos”.
Frente a la ventaja que lleva el PRI en este proceso, los panistas se consuelan diciendo que la aparición temprana de un candidato no es garantía de triunfo y que las elecciones intermedias no son determinantes en los comicios presidenciales.
Creel, quien no logró la candidatura en 2006 aun cuando tuvo de su lado el aparato oficial, plantea que “es bastante sabio el principio muy mexicano de que no por mucho madrugar amanece más temprano. Los adelantados en estas cuestiones no siempre son los finalistas, ni siquiera los que quedan en los primeros lugares”.
A la luz de esta experiencia considera que “es mala la estrategia del PRI y que también está equivocada la del PRD con Marcelo Ebrard. Y si no, al tiempo”.
Con la visión más optimista, Madero confía en que en 2012 se reditará el fenómeno de 2006. “Los mexicanos no somos tan masoquistas y sabremos reconocer lo que conviene a nuestras familias y a nuestros hijos. La situación económica va a mejorar y entonces la gente va a poder evaluar mejor”, concluyó.
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