La primera pretende dar una mayor cabida a la contratación y despido provisional, y la segunda, ordenar el trabajo temporal, que según Alejandro Álvarez en México existen 250 mil trabajadores provisionales, lo que no llega a representar ni 1% de la planta laboral. La Asociación Mexicana de Recursos Humanos (AMECH) calcula que hay 3 millones de empleados operando en ese esquema, sin las prestaciones mínimas de la ley.
Aunque la mayoría de las empresas y asociaciones tienen su propia perspectiva acerca de las modificaciones de la ley laboral que pueden ayudar en un futuro a tener un mercado más competitivo, pero no se fían de una pronta reforma —la cual, según rumores, puede presentarse para el año que viene, incluso, antes que la reforma a la legislación de telecomunicaciones.
De darse las condiciones, al menos la AMECH y sus afiliados tienen claro que la flexibilidad debe ser el concepto rector de la reforma en la ley. “De acuerdo a estudios del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), dado que las horas trabajadas tienen una mayor relación con el crecimiento económico que el número de empleos, la Legislación laboral debería dar una mayor cabida a la contratación y despido temporal de trabajadores” comenta Laura García, vocera de la AMECH.
Porfirio Marquet, catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), comenta que “esta reforma es histórica y lleva en el ámbito laboral alrededor de 20 años, pero las condiciones nunca se han dado porque se ha querido tener contentos a todos, lo cual es imposible”. El especialista en derecho laboral admite que la iniciativa privada piensa en una reforma que permita la flexibilización en rescisión de contratos, salarios y horas laborales flexibles.
Francisco Salgado Delgado cuestiona el plan del gobierno para recuperar el nivel del empleo “Debería fijar el camino para recuperar el salario, pues estas condiciones no pueden durar”.
Gerardo Fujii Gambo, investigador de la UNAM, explica que el “núcleo de la reforma labora es ir hacia la flexibilidad del empleo para abatir de alguna forma el desempleo, pues la rigidez del mercado en México es bien reconocida”. Las empresas ya no estarán preocupadas por el costo del despido del personal, asegura. Pero el académica puntualiza que un problema a futuro será quién se hará cargo de pagar la seguridad social.
Por su parte, Fernando Salgado expone que hoy día el auge de las contrataciones a través de empresas de outsoursing “significa en sí una pérdida de la seguridad y estabilidad del empleo”. El vocero de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) expresa que además la terciarización se utiliza con mayor frecuencia “en empleos más especializados y por mucho menos dinero. Hay empresas en México que pagan más en luz que en su nómina laboral”.
A pesar de esta visión de que las empresas mexicanas recurren cada día más a la terciarización de sus servicios dentro de la empresa, al menos las cifras del IMSS muestran que durante estos últimos tres años el empleo temporal se ha estabilizado hasta divisarse como un empleo cíclico.
Alejandro Álvarez opina que en realidad el empleo temporal se ha estancado, “en México existen alrededor de 250 mil trabajadores temporales, lo que no llega a representar ni 1% de la planta laboral total. Sin embargo la legislación permite que exista un mercado negro que la AMECH calcula en 3 millones de empleados sin las prestaciones mínimas de ley”.
Virgilio Mena, vicepresidente de la Coparmex, opina que estos modelos de terciarización del empleo no han fructificado en el país pues las diversas empresas se manejan por modelos de trabajo tradicionales. “Hoy hay empresas que no saben siquiera que existe esto del outsoursing” explica el líder patronal y añade que será complicado que esta clase de servicios se extiendan sino dejan de ir focalizados a cubrir áreas de poca especialización.
El mismo directivo de Randstad México admite que la mayor cantidad de empleados requeridos por las empresas mexicanas este año ha ido a los centros de atención telefónica.
(Con información de Bernardo Mendoza Ruiz)
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