El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, agobiado por los graves problemas económicos que atraviesa el país, apuesta ahora a tener contento a su principal cliente de petróleo, Estados Unidos, por lo que ha dejado de satanizar al imperio. Necesita, sin embargo, un enemigo externo para distraer a la opinión pública de los problemas internos, por lo que ha optado por la opción más cercana: Colombia.
Bajo este cambio de estrategia, al mismo tiempo que se anuncia la pronta vuelta de embajadores a Caracas y Washington, el el gobierno venezolano anunciaba nuevos planes conspiratorios en contra de Maduro, con el arresto de nueve supuestos paramilitares colombianos que, según se anunció, habrían buscado atentar contra el presidente.
“Se conspira”. Tras conocerse la noticia, Maduro escribió en su Twitter que desde Colombia “se conspira” contra Venezuela para que “grupos asesinos” se introduzcan en el país y ejecuten “el plan de la derecha fascista”, que es como se denomina desde el gobierno chavista a la oposición y a su líder, Henrique Capriles.
Maduro se refirió así al anuncio realizado poco antes por el ministro del Interior, Miguel Rodríguez Torres, que informó de la detención de dos bandas de presuntos paramilitares “muy conocidas” en Colombia por su alto nivel de criminalidad.
Muchos “podríaN”. El ministro sugirió también que los detenidos podrían poseer conexiones con “la extrema derecha venezolana” y que la presencia en Venezuela de estos grupos podría “ser parte de un plan que está orquestándose” desde Colombia. “No nos extrañaría que viniesen dentro de esos planes que hemos denunciado constantemente de querer atentar contra la vida del presidente de la República”, añadió.
Las acusaciones contra Colombia amenazan con tensar aún más unas relaciones que ya vienen sufriendo un enfriamiento después de que el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, recibiera el mes pasado al líder de la oposición venezolana Henrique Capriles, quien no reconoce a Maduro como presidente.
Bajo este cambio de estrategia, al mismo tiempo que se anuncia la pronta vuelta de embajadores a Caracas y Washington, el el gobierno venezolano anunciaba nuevos planes conspiratorios en contra de Maduro, con el arresto de nueve supuestos paramilitares colombianos que, según se anunció, habrían buscado atentar contra el presidente.
“Se conspira”. Tras conocerse la noticia, Maduro escribió en su Twitter que desde Colombia “se conspira” contra Venezuela para que “grupos asesinos” se introduzcan en el país y ejecuten “el plan de la derecha fascista”, que es como se denomina desde el gobierno chavista a la oposición y a su líder, Henrique Capriles.
Maduro se refirió así al anuncio realizado poco antes por el ministro del Interior, Miguel Rodríguez Torres, que informó de la detención de dos bandas de presuntos paramilitares “muy conocidas” en Colombia por su alto nivel de criminalidad.
Muchos “podríaN”. El ministro sugirió también que los detenidos podrían poseer conexiones con “la extrema derecha venezolana” y que la presencia en Venezuela de estos grupos podría “ser parte de un plan que está orquestándose” desde Colombia. “No nos extrañaría que viniesen dentro de esos planes que hemos denunciado constantemente de querer atentar contra la vida del presidente de la República”, añadió.
Las acusaciones contra Colombia amenazan con tensar aún más unas relaciones que ya vienen sufriendo un enfriamiento después de que el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, recibiera el mes pasado al líder de la oposición venezolana Henrique Capriles, quien no reconoce a Maduro como presidente.
“Cazas para bombardear Venezuela desde base de EU en Colombia”
El ex vicepresidente José Vicente Rangel aseguró el fin de semana que “venezolanos de la oposición” firmaron un contrato de compra de 18 aviones de guerra que serán llevados próximamente a una base militar de EU en Colombia.
Los aviones fueron negociados el pasado 27 de mayo en la ciudad de San Antonio, Texas, “entre ejecutivos de la industria de aviones de guerra y venezolanos de la oposición”, y serán traslados a una base militar estadounidense “ubicada en Colombia”, dijo Rangel sin revelar las fuentes de su información.
La respuesta de la oposición llegó de boca de Capriles, que a través de su cuenta de Twitter se burló de las acusaciones de Rangel.
“Qué buen chiste el de los aviones de guerra, sólo posible en una mente retorcida y oscura como la de ese nefasto personaje”, dijo Capriles.
Por su parte, el vicepresidente de Colombia, Angelino Garzón, sugirió ayer que su país pida a la ONU una verificación de las denuncias de Rangel.
Las denuncias de Rangel, que también fue ministro de Defensa, fueron criticadas también por el presidente del Senado colombiano, Roy Barreras, quien las calificó como “disparate” y aseguró que los colombianos no pueden dejarse “provocar” por historias como esa.
Los aviones fueron negociados el pasado 27 de mayo en la ciudad de San Antonio, Texas, “entre ejecutivos de la industria de aviones de guerra y venezolanos de la oposición”, y serán traslados a una base militar estadounidense “ubicada en Colombia”, dijo Rangel sin revelar las fuentes de su información.
La respuesta de la oposición llegó de boca de Capriles, que a través de su cuenta de Twitter se burló de las acusaciones de Rangel.
“Qué buen chiste el de los aviones de guerra, sólo posible en una mente retorcida y oscura como la de ese nefasto personaje”, dijo Capriles.
Por su parte, el vicepresidente de Colombia, Angelino Garzón, sugirió ayer que su país pida a la ONU una verificación de las denuncias de Rangel.
Las denuncias de Rangel, que también fue ministro de Defensa, fueron criticadas también por el presidente del Senado colombiano, Roy Barreras, quien las calificó como “disparate” y aseguró que los colombianos no pueden dejarse “provocar” por historias como esa.
La Crónica, 11 de junio.
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