ACAYUCAN.- Conchita, quien vive de la venta de telefonía celular y trabaja como bartender en una cantina, dice conocer al menos 15 personas que "mueven pollos" en esta ciudad veracruzana.
Cuenta en entrevista que alguna vez acompañó a Gonzalo, uno de sus mejores amigos, al rancho El Limoncillo, en el municipio de Hidalgotitlán, donde llegaban migrantes centroamericanos indocumentados, antes de seguir su camino a los Estados Unidos.
Ahí, este hombre -de 34 años- intentó convencerla de unirse al negocio, encargo que -asegura- no aceptó. Gonzalo forma parte de una red de polleros que opera desde Honduras hasta Estados Unidos.
Desde Honduras, la esposa de Gonzalo, oriunda de aquel país, se encarga de contactar a los migrantes indocumentados, quienes, al llegar a Chiapas, abordan una lancha en el Río Nanchital, próximo a la Presa Malpaso, y descienden de ella cerca de Minatitlán, Veracruz.
"En Mina (Minatitlán), lo que yo le llamo 'El Limoncillo', las Sánchez Taboadas, ahí hay un conecte, ahí hay un brazo del río y por ahí entran, no hay retenes", cuenta Conchita.
Acayucan es conocido como "la llave del sureste" o el "triángulo de la migración". A este punto llegan los migrantes que entran por Chiapas, Oaxaca y Tabasco, y después toman distintos rumbos en su trayecto hacia la frontera norte del país.
Alberto, ex policía ministerial, ayudó a pasar a migrantes indocumentados por la zona.
"Tú vas enseguida y paras el camión, y ya de ahí, 500 pesos te dan por cada pollo. Todo policía va por una lana, te alivianan", reconoce.
Advierte que cada pollero se queda con alrededor de mil dólares, aunque cobran más para ir dando dinero a policías y agentes de Migración que encuentran en el camino.
Cruzar México, afirma Conchita, es la parte más costosa para el migrante centroamericano, "mucho más que cruzar hacia Estados Unidos".
Cuenta en entrevista que alguna vez acompañó a Gonzalo, uno de sus mejores amigos, al rancho El Limoncillo, en el municipio de Hidalgotitlán, donde llegaban migrantes centroamericanos indocumentados, antes de seguir su camino a los Estados Unidos.
Ahí, este hombre -de 34 años- intentó convencerla de unirse al negocio, encargo que -asegura- no aceptó. Gonzalo forma parte de una red de polleros que opera desde Honduras hasta Estados Unidos.
Desde Honduras, la esposa de Gonzalo, oriunda de aquel país, se encarga de contactar a los migrantes indocumentados, quienes, al llegar a Chiapas, abordan una lancha en el Río Nanchital, próximo a la Presa Malpaso, y descienden de ella cerca de Minatitlán, Veracruz.
"En Mina (Minatitlán), lo que yo le llamo 'El Limoncillo', las Sánchez Taboadas, ahí hay un conecte, ahí hay un brazo del río y por ahí entran, no hay retenes", cuenta Conchita.
Acayucan es conocido como "la llave del sureste" o el "triángulo de la migración". A este punto llegan los migrantes que entran por Chiapas, Oaxaca y Tabasco, y después toman distintos rumbos en su trayecto hacia la frontera norte del país.
Alberto, ex policía ministerial, ayudó a pasar a migrantes indocumentados por la zona.
"Tú vas enseguida y paras el camión, y ya de ahí, 500 pesos te dan por cada pollo. Todo policía va por una lana, te alivianan", reconoce.
Advierte que cada pollero se queda con alrededor de mil dólares, aunque cobran más para ir dando dinero a policías y agentes de Migración que encuentran en el camino.
Cruzar México, afirma Conchita, es la parte más costosa para el migrante centroamericano, "mucho más que cruzar hacia Estados Unidos".
Nota de SIlvia Garduño, Reforma, 30 de marzo.
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