Ricardo Rubio, socio director de Servicios Creativos, de la firma Lebrija Rubio Publicidad, afirmó que la campaña remueve el tema político, pero no da información a profundidad, por ejemplo, los spots no hablan de la situación del agotamiento de Cantarell.
Pese a su intensidad, la población no sabe con claridad qué pasa, no tiene elementos para emitir una verdadera opinión y elegir lo que más le convenga.
Rubio comenta que cuando las autoridades emiten información totalmente diferente se crea confusión (por un lado Pemex explicar que el energético está en un lugar inaccesible y se necesita la tecnología necesaria para sacarlo, y por otro lado, la izquierda habla de que el petróleo es un patrimonio nacional que tratan de venderlo y privatizar Pemex). “El tema es político, pero los mexicanos realmente no saben a quién creerle. Por un lado les dicen que no van a vender el petróleo y, por otro, que necesitamos alianzas”, comentó.
El asunto no se resuelve con una campaña en medios de comunicación que expone la situación de la paraestatal para que la opinión pública a su vez presione a los partidos políticos para que discutan el tema. “La campaña lo único que ha producido es inconformidades. Aviva la reacción de la oposición, intimida a la oposición que por otro lado, en vez de argumentar, sólo dice: es nuestro y no lo toquen”, acotó.
Refirió que los comunicadores del Estado mienten sobre las consecuencias y el efecto de la campaña, pero después tendrán que salirse de los spots para sentarse al debate de cara al público.
Gabriel Zaldívar, profesor investigador del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México, consideró que los spots son poco específicos en cuanto a los mecanismos necesarios para “ir por el tesoro” del petróleo en aguas profundas.
“Estamos desgastando el tema y a la gente antes de que haya una oferta concreta. Cuando saquen la reforma energética, o la gente ya no toma en serio el tema, o la enredan más y ya no entiende; si no está suficientemente informada, se deja llevar”, dijo.
En su opinión, el impacto de la campaña ha sido más por la cantidad de mensajes a los que está expuesta la población, y no por conocimiento, sino por el posicionamiento. “El tema se posicionó en las personas por una repetición incansable (spots en tv, en radio, programas matutinos)”.
Dijo que si la meta era ésa entonces es exitosa, pero si la meta era explicar el tema, entonces hay que considerar que la gente se queda en la mente con una parte mínima del estímulo total. “Habría que preguntarles si de verdad entienden lo que dice el spot”, destacó.
De acuerdo con un especialista en mercadotecnia y comunicación política que prefirió no ser identificado, la campaña estuvo mal planeada por el grupo de comunicación a cargo, pues no debió lanzarse hasta no tener una iniciativa de reforma energética formal en la mesa.
“Fue un error de comunicación haber lanzado la campaña antes de haber hecho acuerdos con los grupos (partidos políticos)”, expresó.
Los expertos coincidieron en decir que los medios de comunicación electrónicos (radio y televisión) no contribuyen adecuadamente, por el contrario, están viendo por su beneficio económico al vender sólo espacios publicitarios. “Deberían de dar información objetiva, hacer una análisis de la industria petrolera y permitir que los ciudadanos se formen una opinión objetiva al conocer cuáles son los puntos de vista de unos y de otros (involucrados)”, afirmó Rubio.
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