El presidente Raúl Castro asumió el mando de la más gigantesca obra de este siglo que el gobierno cubano acomete y que, hasta ahora, se había mantenido en secreto: “Trasvasar agua por no menos de nueve” de las 14 provincias del país, taladrando montañas y haciendo nuevas presas.
La idea es garantizar todo el líquido que necesitarán los cubanos en este siglo para satisfacer el consumo humano e incrementar la producción de alimentos, primer objetivo de los cambios que comienzan a registrase en la estatificada economía local, consideraron expertos.
En los últimos días, los medios oficiales dieron detalles del proyecto, concebido en los años 80 del siglo pasado, engavetado por la crisis económica de los 90 y puesto de nuevo sobre la mesa por Fidel Castro en 2004, dos años antes de que lo sorprendiera la crisis intestinal que aun lo mantiene en la convalecencia.
Esas fuentes no han precisado el tiempo de ejecución ni el origen del millonario financiamiento que supone una obra de esa envergadura, la cual conlleva taladrar 80 kilómetros de túneles en las montañas y la interconexión de represas ya existentes en el centro y oeste de la isla.
No obstante, los informes están en línea con una especie de carrera contra reloj iniciada por el mandatario de 76 años para incrementar la depauperada producción nacional de alimentos, potenciando a los campesinos privados y cooperativistas, y descentralizando la toma de decisiones en el sector.
De ahí la trascendencia del proyecto de represar y trasvasar el agua que se pierde en las montañas. “Un palo de agua (lluvia torrencial) de un día en la zona de Sagua de Tánamo (este) significa el volumen de agua que consumen en un año las provincias del Holguín y Las Tunas”, con unos dos millones de habitantes, dijo el oficial diario Granma.
Sin embargo, el reto es tan grande como los mismos límites de la capacidad constructiva de los isleños, a juzgar por un sarcástico pronunciamiento de Raúl Castro. “Nos hemos habituados a ser expertos en reuniones, mítines, asambleas, lanzar consignas, hacer compromisos de terminación de obras como saludo a fechas históricas que casi nunca se cumplen y en las pocas veces que se logra ha sido en detrimento de la calidad (…) esto es pura fanfarria”, dijo el presidente.
La idea es garantizar todo el líquido que necesitarán los cubanos en este siglo para satisfacer el consumo humano e incrementar la producción de alimentos, primer objetivo de los cambios que comienzan a registrase en la estatificada economía local, consideraron expertos.
En los últimos días, los medios oficiales dieron detalles del proyecto, concebido en los años 80 del siglo pasado, engavetado por la crisis económica de los 90 y puesto de nuevo sobre la mesa por Fidel Castro en 2004, dos años antes de que lo sorprendiera la crisis intestinal que aun lo mantiene en la convalecencia.
Esas fuentes no han precisado el tiempo de ejecución ni el origen del millonario financiamiento que supone una obra de esa envergadura, la cual conlleva taladrar 80 kilómetros de túneles en las montañas y la interconexión de represas ya existentes en el centro y oeste de la isla.
No obstante, los informes están en línea con una especie de carrera contra reloj iniciada por el mandatario de 76 años para incrementar la depauperada producción nacional de alimentos, potenciando a los campesinos privados y cooperativistas, y descentralizando la toma de decisiones en el sector.
De ahí la trascendencia del proyecto de represar y trasvasar el agua que se pierde en las montañas. “Un palo de agua (lluvia torrencial) de un día en la zona de Sagua de Tánamo (este) significa el volumen de agua que consumen en un año las provincias del Holguín y Las Tunas”, con unos dos millones de habitantes, dijo el oficial diario Granma.
Sin embargo, el reto es tan grande como los mismos límites de la capacidad constructiva de los isleños, a juzgar por un sarcástico pronunciamiento de Raúl Castro. “Nos hemos habituados a ser expertos en reuniones, mítines, asambleas, lanzar consignas, hacer compromisos de terminación de obras como saludo a fechas históricas que casi nunca se cumplen y en las pocas veces que se logra ha sido en detrimento de la calidad (…) esto es pura fanfarria”, dijo el presidente.
Nota de Manuel Juan Somoza en La Habana, Milenio, 30 de marzo.
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