TIJUANA.- De una bolsa de papel estraza, Víctor saca su cartera y demás pertenencias que le retuvieron las autoridades estadounidenses los 17 días que estuvo encarcelado, acusado de violencia intrafamiliar por un vecino de origen árabe.
"Ahorita hay una bronca de violencia doméstica que, según si tocas a la mujer, te quitan los papeles. A mí me los quitaron y me dieron tiempo para no regresar, nada más por agarrarle la mano a mi mujer, por violencia, según ellos", dice este hombre que trabajaba como "troquero".
En su muñeca lleva puesto un brazalete de plástico blanco, con líneas verdes en los extremos, que le colocaron en la cárcel del condado de Orange, California.
El brazalete, que se intenta quitar sin éxito, lleva impresos sus datos: fecha de arresto, 21 de febrero de 2008; sexo, masculino; número 508.
"Me dieron 20 años para no regresar. Cuando estuve en la cárcel 17 días, mi familia me estaba yendo a ver, yo jamás pensé que me iban a quitar los papeles, pensaba que me iban a soltar".
Con más de 20 años viviendo en California, Víctor, quien estuvo 17 días detenido en el Condado de Orange, entró por San Ysidro un lunes, a las 22 horas, con un grupo de otros 20 mexicanos.
Algunos estuvieron también en la cárcel -los que llevan bolsas de papel estrasa con sus cinturones y agujetas adentro- otros, simplemente fueron deportados por su situación migratoria ilegal.
A su entrada a territorio mexicano, los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) no le preguntaron ni a él, ni al resto de sus compañeros, de dónde venía; porqué lo habían deportado, o si tenía antecedentes penales.
Los uniformados únicamente verificaron su nombre, edad y lugar de origen.
Según Víctor, todo derivó de un día tomó a su esposa -quien se quedó con sus hijos en su casa de California- del brazo, y que su vecino, de origen árabe, telefoneó a la Policía para acusarlo de violencia.
La llamada bastó para que lo aprehendieran y para que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) lo deportara.
Ante el riesgo de que lo vuelvan a encerrar en Estados Unidos, Víctor afirma que ya no regresará.
"Si tú vas, les vas a caer como carnada, ya te van a estar esperando, te vas a la cárcel", cuenta.
Antes, explica, si te agarraba la Policía, no implicaba que te deportaran, ahora te fichan como criminal.
"Tengo orden de arresto, ya no puedo entrar. La federal te va a dar de 5 a 20 años. Yo no tengo la necesidad de pasar toda mi vida en la cárcel, tengo mis dos hijos y mi señora".
"Ahorita hay una bronca de violencia doméstica que, según si tocas a la mujer, te quitan los papeles. A mí me los quitaron y me dieron tiempo para no regresar, nada más por agarrarle la mano a mi mujer, por violencia, según ellos", dice este hombre que trabajaba como "troquero".
En su muñeca lleva puesto un brazalete de plástico blanco, con líneas verdes en los extremos, que le colocaron en la cárcel del condado de Orange, California.
El brazalete, que se intenta quitar sin éxito, lleva impresos sus datos: fecha de arresto, 21 de febrero de 2008; sexo, masculino; número 508.
"Me dieron 20 años para no regresar. Cuando estuve en la cárcel 17 días, mi familia me estaba yendo a ver, yo jamás pensé que me iban a quitar los papeles, pensaba que me iban a soltar".
Con más de 20 años viviendo en California, Víctor, quien estuvo 17 días detenido en el Condado de Orange, entró por San Ysidro un lunes, a las 22 horas, con un grupo de otros 20 mexicanos.
Algunos estuvieron también en la cárcel -los que llevan bolsas de papel estrasa con sus cinturones y agujetas adentro- otros, simplemente fueron deportados por su situación migratoria ilegal.
A su entrada a territorio mexicano, los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) no le preguntaron ni a él, ni al resto de sus compañeros, de dónde venía; porqué lo habían deportado, o si tenía antecedentes penales.
Los uniformados únicamente verificaron su nombre, edad y lugar de origen.
Según Víctor, todo derivó de un día tomó a su esposa -quien se quedó con sus hijos en su casa de California- del brazo, y que su vecino, de origen árabe, telefoneó a la Policía para acusarlo de violencia.
La llamada bastó para que lo aprehendieran y para que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) lo deportara.
Ante el riesgo de que lo vuelvan a encerrar en Estados Unidos, Víctor afirma que ya no regresará.
"Si tú vas, les vas a caer como carnada, ya te van a estar esperando, te vas a la cárcel", cuenta.
Antes, explica, si te agarraba la Policía, no implicaba que te deportaran, ahora te fichan como criminal.
"Tengo orden de arresto, ya no puedo entrar. La federal te va a dar de 5 a 20 años. Yo no tengo la necesidad de pasar toda mi vida en la cárcel, tengo mis dos hijos y mi señora".
Nota de Silvia Garduño, Reforma, 31 de marzo.
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