Brasil ha tenido que depender del crudo extranjero y sólo desde hace 40 años empezó a desarrollar técnicas propias para explotar aguas profundas, pero en alianza con otras petroleras.
“Si se quiere seguir la ruta de Brasil, México tardará entre 35 y 40 años en madurar, y ya para entonces seguramente habrá sustitutos de petróleo”, advierte.
En diversas ocasiones, la secretaria de Energía, Georgina Kessel, ha planteado una revisión del marco regulatorio y las leyes secundarias que rigen el sector energético para hacer posibles las alianzas con empresas privadas, como ocurre hoy en Brasil, Cuba y Noruega.
El camino de Petrobras hacia su autonomía comenzó en los años 90, pero su independencia financiera le fue otorgada hasta 1995 por el ex presidente Fernando Henrique Cardoso. De entonces a la fecha los brasileños ha invertido miles de millones de dólares y apenas empiezan a tener resultados. Petrobras es líder mundial en la explotación de aguas profundas, seguido de las petroleras de Nigeria, Estados Unidos, Angola, Egipto, Gran Bretaña, Noruega e India.
En contraste, Pemex es líder mundial en pozos petroleros en aguas someras y litorales. Aún en declive, Cantarell es el tercer yacimiento más importante del mundo, con una producción actual de 1.5 millones de barriles diarios, lo que permite a México tener reservas probadas por 45 mil millones de barriles.
A escala mundial, el repunte en la producción de aguas profundas se debe a los avances tecnológicos y las multinacionales están migrando hacia allá.
De acuerdo con información de Pemex, el potencial petrolero del país se encuentra en el Golfo de México, en profundidades superiores a 500 metros. Se calcula que ahí puede haber hasta 29 mil 500 millones de barriles.
Sin embargo, los expertos expresan sus dudas sobre esta vía. Sarahí Ángeles Cornejo, investigadora de la UNAM, señala que “sería un error y una pérdida adoptar el modelo brasileño de explotar aguas profundas, porque a la iniciativa privada habrá que irle pagando no sólo lo que ya se le debe por Pidiriegas (casi 50 mil millones de dólares), sino que los contratos de asociación les darían una parte del petróleo que se encuentre”.
La especialista del Instituto de Investigaciones Económicas señala que sería mejor cambiar el régimen fiscal de la paraestatal, que permitiría canalizar más recursos a inversión y nuevas refinerías, y así reducir la importación de gasolinas, que hoy representan 40 por ciento del consumo nacional.
La autora del estudio titulado Importancia del mercado internacional de petróleo para la economía mexicana insiste en que sí hay recursos para invertir en Pemex. “El problema tampoco es de producción, porque la tecnología se compra o se renta. El chiste es capacitar a los técnicos mexicanos; esa es una opción posible.”
Urgen cambios
Un diagnóstico elaborado por la propia paraestatal revela que al margen del modelo que se quiera adoptar con la reforma energética, Pemex está en una encrucijada y sin cambios en su estructura financiera será “inadministrable” en pocos años.
En 15 años la empresa ha reportado pérdidas de miles de millones de dólares, lo cual tiene una sola explicación: el régimen fiscal “confiscatorio”, añade la académica de la UNAM, con estudios en investigación económica en la Universidad Complutense, de Madrid.
Sólo el año pasado Pemex reportó ventas por 1.1 billones de pesos, lo que implicó que pagara 676 mil millones de pesos de impuestos y derechos, es decir, 59.6 por ciento, según datos proporcionados por el director de la empresa, Jesús Reyes Heroles, en la ceremonia del 70 aniversario de la expropiación petrolera.
En tanto, al cierre de 2007 el saldo de su deuda fue de 500 mil 900 millones de pesos; casi la totalidad corresponde a Pidiregas. En ese mismo año los pasivos laborales aumentaron en 56 mil 528 millones de pesos, para alcanzar 528 mi 193 millones, es decir, un crecimiento de 12 por ciento.
Después del gigante Exxon, Pemex posee el segundo lugar mundial en utilidades menos depreciación e impuestos, pese a que tiene un gravamen superior al 30 por ciento que paga cualquier otra empresa petrolera.
Más aún, de poco le ha servido el régimen fiscal en vigor desde 2007, dado que los recursos liberados (30 mil millones de dólares) son contabilizados por de Hacienda como superávit para la paraestatal, pero no son invertidos.
Otras petroleras han optado por financiarse en los mercados de valores, como la brasileña Petrobras, aunque también lo han hecho empresas de Perú y Colombia. Sin embargo, ese camino no es posible para Pemex, que está impedida para colocar acciones en la Bolsa Mexicana de Valores.
Una opción que han propuesto las autoridades de Pemex es acudir al mercado de valores y colocar certificados bursátiles. Dado que la emisión obligará a la paraestatal a reportar sus resultados financieros, esto serviría para transparentar sus finanzas. Sin embargo, esta opción requiere cambios constitucionales.
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