Políticos y candidatos modificaron las prioridades de su agenda proselitista para colocar en primer lugar el tema de la salud, como reacción a la alerta sanitaria que desató la propagación del virus de la influenza A H1N1 y al interés de la ciudadanía en conocer más sobre la enfermedad.
Tan pronto se elevó la emergencia a nivel nacional, equipos de campaña redefinieron sus tácticas para acercarse a la población. Tomaron cubrebocas y folletería alusiva al padecimiento, difundieron medidas de prevención y, a la par, aprovecharon la oportunidad para evidenciar su preocupación por el bienestar de votantes.
La noche del 2 de mayo, minutos antes del inicio formal de las campañas en los 300 distritos federales, además de los procesos en nueve entidades —seis para gubernaturas y tres en contiendas intermedias—, la Secretaría de Salud exhortó a partidos y a aspirantes, mediante el Instituto Federal Electoral, a no realizar actos masivos de campaña del 3 al 15 de mayo, debido al riesgo de contagio.
No obstante, en San Luis Potosí, por citar un ejemplo, ningún candidato a gobernador atendió las recomendaciones sanitarias para hacer proselitismo ni renunció a saludar de beso y mano, menos a repartir sentidos y apretados abrazos.
La autoridad electoral, por el contrario, convocó a sesiones que se convirtieron en una especie de ritual, donde los consejeros participantes portaron tapabocas y las discusiones se interrumpieron cada hora para limpiar con cloro la mesa de trabajo.
El panista Alejandro Zapata Perogordo hizo distribuir un volante con recomendaciones sanitarias básicas para evitar contagios. Un camión pintado de azul que apareció en calles céntricas ofreciendo consultas gratuitas y cubrebocas, también folletería del abanderado e invitaciones para afiliarse al partido.
El staff de campaña del candidato adujo que una ONG, que hace labor entre discapacitados, estuvo detrás de esa oferta de atención médica y Zapata Perogordo nada tuvo que ver.
Médico de profesión, secretario de Salud del actual gobierno hasta diciembre, cuando ganó la elección interna, el priísta Fernando Toranzo Fernández fue el primero en ofrecer cubrebocas cuando escasearon.
Desde la precampaña, fueron comunes las consultas gratuitas del aspirante tricolor. Toranzo incluso anunció que dedicaría dinero de su campaña para la compra del medicamento contra el nuevo virus a quien tuviera necesidad del fármaco; no se sabe hasta el momento que alguien le haya presentado solicitudes.
Seguidores de Toranzo también imprimieron un decálogo para evitar el contagio de influenza. Le hicieron una caricatura sobre un personaje con quien guarda parecido: el señor Flanders, de la serie Los Simpson, pero con bata de médico y estetoscopio.
El perredista Juan Ramiro Robledo, sin realizar actos relacionados con la influenza, criticó a los gobiernos panistas federal y local por la expansión del virus, que atribuye a irresponsabilidades de los dos niveles de gobierno.
En Sonora —donde también se renovará la gubernatura el 5 de julio, además de alcaldías y diputaciones— priístas y panistas se dedicaron a brindar jornadas médicas en colonias populares. Ofrecieron consultas con especialistas y la detección de enfermedades crónicas.
En total aprovechamiento de la contingencia epidemiológica, el candidato priísta a la gubernatura de Nuevo León, Rodrigo Medina, anunció que obsequiaría 10 mil termómetros, cubrebocas y guantes. Incluso, ante el desabasto de los tapabocas, los mandó maquilar en talleres propios.
“Son 22 las personas que estamos empleando y es un costo de 2 mil 955 pesos por turno, la capacidad de producción es de 14 máquinas que tenemos instaladas: mil tapabocas por máquina”, informó el aspirante.
Su contrincante albiazul, Fernando Elizondo Barragán, ofreció a hoteleros y moteleros golpeados por la baja afluencia turística, apoyarlos con el diferimiento de los pagos de impuestos estatales.
En el resto del país hubo pronunciamientos conjuntos de los partidos sobre el acatamiento de la disposición sanitaria, con el argumento de que ningún acto público estaría por encima de la salud de los mexicanos.
Con información de Adriana Ochoay Marcelo Beyliss, El Universal, 17 de mayo.
Tan pronto se elevó la emergencia a nivel nacional, equipos de campaña redefinieron sus tácticas para acercarse a la población. Tomaron cubrebocas y folletería alusiva al padecimiento, difundieron medidas de prevención y, a la par, aprovecharon la oportunidad para evidenciar su preocupación por el bienestar de votantes.
La noche del 2 de mayo, minutos antes del inicio formal de las campañas en los 300 distritos federales, además de los procesos en nueve entidades —seis para gubernaturas y tres en contiendas intermedias—, la Secretaría de Salud exhortó a partidos y a aspirantes, mediante el Instituto Federal Electoral, a no realizar actos masivos de campaña del 3 al 15 de mayo, debido al riesgo de contagio.
No obstante, en San Luis Potosí, por citar un ejemplo, ningún candidato a gobernador atendió las recomendaciones sanitarias para hacer proselitismo ni renunció a saludar de beso y mano, menos a repartir sentidos y apretados abrazos.
La autoridad electoral, por el contrario, convocó a sesiones que se convirtieron en una especie de ritual, donde los consejeros participantes portaron tapabocas y las discusiones se interrumpieron cada hora para limpiar con cloro la mesa de trabajo.
El panista Alejandro Zapata Perogordo hizo distribuir un volante con recomendaciones sanitarias básicas para evitar contagios. Un camión pintado de azul que apareció en calles céntricas ofreciendo consultas gratuitas y cubrebocas, también folletería del abanderado e invitaciones para afiliarse al partido.
El staff de campaña del candidato adujo que una ONG, que hace labor entre discapacitados, estuvo detrás de esa oferta de atención médica y Zapata Perogordo nada tuvo que ver.
Médico de profesión, secretario de Salud del actual gobierno hasta diciembre, cuando ganó la elección interna, el priísta Fernando Toranzo Fernández fue el primero en ofrecer cubrebocas cuando escasearon.
Desde la precampaña, fueron comunes las consultas gratuitas del aspirante tricolor. Toranzo incluso anunció que dedicaría dinero de su campaña para la compra del medicamento contra el nuevo virus a quien tuviera necesidad del fármaco; no se sabe hasta el momento que alguien le haya presentado solicitudes.
Seguidores de Toranzo también imprimieron un decálogo para evitar el contagio de influenza. Le hicieron una caricatura sobre un personaje con quien guarda parecido: el señor Flanders, de la serie Los Simpson, pero con bata de médico y estetoscopio.
El perredista Juan Ramiro Robledo, sin realizar actos relacionados con la influenza, criticó a los gobiernos panistas federal y local por la expansión del virus, que atribuye a irresponsabilidades de los dos niveles de gobierno.
En Sonora —donde también se renovará la gubernatura el 5 de julio, además de alcaldías y diputaciones— priístas y panistas se dedicaron a brindar jornadas médicas en colonias populares. Ofrecieron consultas con especialistas y la detección de enfermedades crónicas.
En total aprovechamiento de la contingencia epidemiológica, el candidato priísta a la gubernatura de Nuevo León, Rodrigo Medina, anunció que obsequiaría 10 mil termómetros, cubrebocas y guantes. Incluso, ante el desabasto de los tapabocas, los mandó maquilar en talleres propios.
“Son 22 las personas que estamos empleando y es un costo de 2 mil 955 pesos por turno, la capacidad de producción es de 14 máquinas que tenemos instaladas: mil tapabocas por máquina”, informó el aspirante.
Su contrincante albiazul, Fernando Elizondo Barragán, ofreció a hoteleros y moteleros golpeados por la baja afluencia turística, apoyarlos con el diferimiento de los pagos de impuestos estatales.
En el resto del país hubo pronunciamientos conjuntos de los partidos sobre el acatamiento de la disposición sanitaria, con el argumento de que ningún acto público estaría por encima de la salud de los mexicanos.
Con información de Adriana Ochoay Marcelo Beyliss, El Universal, 17 de mayo.
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