El sector agropecuario puede convertirse en un actor clave en la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), a pesar de lo cual es desdeñado en las negociaciones oficiales sobre cambio climático, reprochó Víctor Suárez, director de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC).
Recordó que el Programa Especial de Cambio Climático (PECC) del gobierno federal estima que el rubro de "agricultura, bosques y otros usos del suelo" aporta el 19 por ciento de las emisiones de GEI en México.
A esta cifra, indicó, hay que agregarle dos por ciento de emisiones derivadas de los energéticos fósiles utilizados en las actividades agropecuarias y forestales.
"Sin embargo, aún dista mucho de reconocerse en México y en las negociaciones climáticas globales la responsabilidad de los modelos hegemónicos en materia agroalimentaria y de gestión de los territorios rurales en la crisis climática", apuntó Suárez en entrevista.
Reprochó que se considere a la deforestación y degradación de los bosques en los países en desarrollo como factor crítico de emisiones de GEI sin vincularlas con el modelo hegemónico de agricultura industrial.
Bajo esa óptica advirtió, se atribuye la degradación de bosques y suelos y la deforestación a los instintos "ecocidas" de las comunidades campesinas y los pueblos indígenas.
Adriana Alatorre, Reforma, 30 de enero.
Recordó que el Programa Especial de Cambio Climático (PECC) del gobierno federal estima que el rubro de "agricultura, bosques y otros usos del suelo" aporta el 19 por ciento de las emisiones de GEI en México.
A esta cifra, indicó, hay que agregarle dos por ciento de emisiones derivadas de los energéticos fósiles utilizados en las actividades agropecuarias y forestales.
"Sin embargo, aún dista mucho de reconocerse en México y en las negociaciones climáticas globales la responsabilidad de los modelos hegemónicos en materia agroalimentaria y de gestión de los territorios rurales en la crisis climática", apuntó Suárez en entrevista.
Reprochó que se considere a la deforestación y degradación de los bosques en los países en desarrollo como factor crítico de emisiones de GEI sin vincularlas con el modelo hegemónico de agricultura industrial.
Bajo esa óptica advirtió, se atribuye la degradación de bosques y suelos y la deforestación a los instintos "ecocidas" de las comunidades campesinas y los pueblos indígenas.
Adriana Alatorre, Reforma, 30 de enero.
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