En entrevista con Crónica, el especialista explica que Nogales, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Tijuana son los puntos más saturados, “por lo que es necesario duplicar la capacidad de la infraestructura existente para agilizar los cruces y potenciar el intercambio. No es necesario crear más puntos de paso”.
Tan sólo durante 2007, añade, estos cruces tuvieron impactos para estas cuatro ciudades por 436 mil 488,924 millones de dólares.
Indica que lo impactos acumulados en estas cuatro ciudades, no son cifras que se repitan en cada uno de los años. “Son los resultados de una investigación que culminó en 2009 y fue apoyada por las autoridades”, añade.
En la charla con el especialista, también habla de otra investigación sobre la migración y cuenta que desde los años 70 del siglo pasado el flujo tiene una recomposición y hoy el 80% de los migrantes tienen un nivel de escolaridad arriba del promedio nacional. “El 80% son personas urbanas y calificadas y el 20% provienen de comunidades agrícolas”.
CRUCES. Tonatiuh Guillén López señala que en el estudio se realizaron mediciones del flujo de vehículos, de personas y del transporte de carga. “Con esto ubicamos que uno de los grandes temas críticos del desarrollo de la frontera es la infraestructura de comunicaciones fronterizas, por donde se realiza una parte importante del intercambio comercial México-EU”.
Explica que cada día México se convertirá en una ruta cada vez más densa, y más lenta por razones de seguridad o de falta de infraestructura, por lo que el costo económico es creciente. “Cada hora que le agregamos al tráfico tiene elevados costos para las economías de ambos países”.
Cada día, dice, en los 40 puntos fronterizos se registran un millón de cruces. “Es un volumen enorme y el cual tiene uno de sus orígenes en la puesta en vigor del Tratado de Libre Comercio. Con este acuerdo creció cinco veces la actividad en los puntos fronterizos y la infraestructura tuvo ligeros cambios, pero prácticamente permanece intacta”.
Esto está creando un “cuello de botella” cada vez más duro, con fuertes costos para el desarrollo de ambas economías, detalla.
Otro de los aspectos, refiere, es que los cruces no han crecido más porque la infraestructura no lo permite. “Son 40 puntos y la solución no está en aumentar los puntos de paso, sino que hay que duplicar, por lo menos, la infraestructura existente para agilizar el gran intercambio comercial que tienen ambas naciones”.
Los resultados del estudio del centro de investigación del Conacyt, precisa Tonatiuh Guillén López, revelan la situación crítica en la cual está el desarrollo de infraestructura fronteriza, no obstante el importante rol estratégico que tiene para el crecimiento de ambas economías y la problemática que impone a las ciudades fronterizas.
Porque, añade, la fórmula es muy fácil: a mayor infraestructura de comunicaciones fronterizas, mayor potencialidad de desarrollo.
Lo cierto, agrega, es que este punto no se le ha tratado con la prioridad que requiere, si entendemos que la tercera parte de las exportaciones mexicanas van a los Estados Unidos.
Aunque el tema es delicado, indica, no excluye que las ciudades fronterizas sean economías muy dinámicas con capacidades de crecimiento altas. “Lo que podemos hacer es la modernización de la infraestructura para potenciar ese desarrollo y tener una mejor calidad de vida para los habitantes de las ciudades fronterizas”.
MIGRACIÓN. El presidente del Colef habla además de los recientes datos obtenidos con la Encuesta de Migración de la Frontera que mide el flujo de mexicanos a EU y se realiza en colaboración con las secretarías de Gobernación, del Trabajo y Relaciones Exteriores.
“Este gran mapa es el que construimos a lo largo de cada año y es el aparato de investigación más grande que tenemos sobre la migración, de medición de flujos, su caracterización, evolución entre años y por temporadas”, agrega.
Uno de los cambios más importantes que encontramos, dice, es que el endurecimiento de la frontera por parte de EU, generó que los migrantes que se mueven por temporadas, alargarán su estancia en la Unión Americana y regresaron menos a México.
Después del atentado en las Torres Gemelas, añade, los retornos se redujeron y de cada cien mexicanos regresaron 65. “Es una disminución significativa que implica más costos para los migrantes”.
Por otro lado, añade el presidente del Colef, desde los años 70 se recompuso la migración de mexicanos. Antes se pensaba que sólo iban gente del campo u otros oficios, pero a partir de esa década comienza la transición. En los 80, 90 y a la fecha hablamos de poblaciones que van a áreas como la construcción, hoteleros, restaurantes, y de trabajo calificado como profesionales en ingenierías, informática, medicina, enfermería hasta personal con doctorados.
“El mito del trabajador pobre que migra, ya no es cierto. Ahora es un trabajador calificado y revela que México está perdiendo capital humano”, agrega.
Esta recomposición se puede ver que ahora rural-rural, o rural-urbana estaba arriba del 65 por ciento antes de los años 70, ahora la urbana-urbana con personas calificadas es el 80 por ciento.
Este grupo calificado, aunque no es importante numéricamente, sí refleja que va en aumento el capital humano con alto nivel escolar que se va a EU, detalla.
Su perfil es claro: tiene estudios superiores a la media nacional y el riesgo es que este gran mercado laboral es que es desconocido para EU en el ámbito jurídico y normativo. “Están fuera del mapa formal al ser indocumentados, lo que los vuelve muy vulnerables”.
Adán Figueroa, La Crónica, 31 de enero.
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