Cumplieron 10 días en huelga de hambre nueve indígenas recluidos en San Cristóbal

Los Llanos, Chis., 14 de marzo. Detrás de los muros del penal en los bosques de San Cristóbal de las Casas, por el lado de Huixtán, suenan largas descargas de balazos. “Práctica de tiro”, responde, escueto, el guardia en la garita interrogado al respecto. También tras esos muros hoy cumplen diez días en huelga de hambre los nueve presos de la Voz de los Llanos que se unieron a la acción iniciada por sus pares en el penal de Cintalapa; el 12 de febrero por Zacario Hernández, el 25, la Voz de Amate y otros más.

En el Centro Estatal para la Reinserción Social de Sentenciados (que es lo que acá significa “Cereso”) número 5, exigen su libertad y se proclaman “presos políticos” Tiburcio Gómez Pérez, Pedro Guadalupe Enríquez Santiz, Julio César Méndez Luna, José Luis Gómez Morales, Diego Rodríguez Hernández, Guadalupe Gómez Cruz, Manuel Ruiz Hernández, Antonio Ruiz Pérez y Mario Jiménez López.

Policías armados, aunque amables, son la única ventanilla a la que el reportero tuvo acceso este viernes. Al solicitar información sobre las personas en huelga de hambre, las autoridades del penal, por medio de agentes uniformados, se declaran incompetentes para decir algo, cualquier cosa. Ni siquiera aceptar explícitamente que allá adentro se realiza una huelga de hambre de la que cada día se habla más.

Por el aire entran y salen del Cereso 5 llamadas de radio en clave. Con presteza, la solicitud es respondida. El mismo tiempo que toma ordenar una torta en el estanquillo frente a los juzgados de la cárcel, pagarla y escuchar un par de chistes picantes mientras la mujer del puesto le pone a la torta unos chiles que ella llama “pija de gato”. Del área de admisión sale un oficial de policía con un bloc de notas lleno de signos tipográficos, algo así como tickets usados de súper en alfabeto etíope; allí apunta la solicitud, que una vez escrita parece ya ilegible. Siguen las descargas. Nadie se inmuta, ni siquiera una mujer chamula y sus cinco hijos menores, que visitan algún recluso.

La única ventanilla a la que se puede remitir la solicitud es la del secretario de Seguridad Pública del estado, Juan Jesús Mora y Mora, en sus oficinas de Tuxtla Gutiérrez. “¿Teléfono?” “No, no tenemos el número”, se justifica el oficial. Pero de su ilegible bloc descifra la dirección: Tercera Poniente Sur 157, entre avenida Central y Octava Sur.

Interpelado cada día más por organismos civiles, obispos, colectivos y organizaciones sociales, el gobierno de Juan Sabines publicó hoy en algunos medios locales una respuesta, que empieza por aseverar que “nadie tiene argumentos para autonombrarse ‘preso político’”. Al menos no “en lo que va de la presente administración”. Anuncia que considerará 360 solicitudes de liberación de “presos políticos”, las cuales “tendrán respuesta en un término no mayor de un mes”.

Un mes y un día lleva sin comer en el Cereso 14, El Amate, el catequista de Tres Cruces, San Juan Chamula, Zacario Hernández. Y en tres penales de Chiapas suman ya 37 los reclusos en huelga de hambre indefinida, más otros diez en ayuno solidario. Más de la mitad son de la otra campaña, como la Voz de los Llanos, que envió ayer mensajes a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, los pobladores de Atenco y los presos de Playas de Catazajá.

A éstos mandan decir: “Qué gusto nos da escribirles sabiendo que han comenzado su huelga de hambre en la resistencia del mal gobierno. Solamente queremos decirles que sean fuertes y no se dejen humillar ante las autoridades. Aunque reciban amenazas, ya que en esta lucha siempre encontramos obstáculos. También les queremos decir que aunque estemos lejos, no están solos”.

Nota de Hermann Bellinghausen, La Jornada, 15 de marzo.


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