MEXICALI, BC.— “Padre nuestro que estás en los cielos y en la tierra... y en todos lugares permite que regresen nuestros familiares desaparecidos de manera forzada”.
Este no era un novenario común, era un rezo hecho con todo el corazón y el dolor de padres, hijos, abuelos y amigos, quienes desde hace años buscan a quienes fueron levantados (privados de su libertad) por comandos armados, por lo que desean recuperar “aunque sea sus cuerpos para darles cristiana sepultura”.
Afuera del Centro de Gobierno y ante la negativa de recibirlos por parte del gobernador del estado, José Guadalupe Osuna Millán, emanado del PAN, decenas de familiares de desaparecidos realizaron una ceremonia a la que denominaron misa —sin sacerdote, porque nadie se atrevió a bendecir las fotografías desde hace una semana colgadas en las ventanas del inmueble—, además de colocar decenas de cruces simulando un “panteón clandestino”, en donde suponen están los cuerpos de sus seres queridos.
Este panteón instalado en uno de los jardines del gobierno estatal se suma al “monumento a la impunidad” que los integrantes de la Asociación Esperanza, conformada por familiares de 250 desaparecidos, colocaron frente al Palacio de Gobierno, con la intención de exhibir la falta de aplicación de las autoridades policiacas para resolver estos casos.
“Señor tu que estás en los cielos, ayúdanos”, expresaban entre lágrimas y sollozos las madres de los desaparecidos que, con rosario en mano, aprovechan estas fiestas de Semana Santa para recordar a sus seres queridos y de paso llamar “a la conciencia y reflexión al gobernador”.
La voz entrecortada de Alma se perdía entre gritos y risas de niños y adolescentes, llevados por sus abuelos para que recordaran a sus padres, de quienes los menores sólo guardan el recuerdo por las fotografías que aparecen en periódicos, ahora colgadas en el Centro de Gobierno.
Fueron estos niños los encargados de colocar las primeras cruces del “panteón clandestino”. “Ándale mi’jito pon la cruz de papá”, expresaba Guadalupe, quien recuerda a su esposo desaparecido en 2004.
Las historias de personas desaparecidas se multiplican en esta ciudad, tan sólo la Asociación Esperanza tiene registrados más de 250 casos documentados en sendos expedientes.
Este no era un novenario común, era un rezo hecho con todo el corazón y el dolor de padres, hijos, abuelos y amigos, quienes desde hace años buscan a quienes fueron levantados (privados de su libertad) por comandos armados, por lo que desean recuperar “aunque sea sus cuerpos para darles cristiana sepultura”.
Afuera del Centro de Gobierno y ante la negativa de recibirlos por parte del gobernador del estado, José Guadalupe Osuna Millán, emanado del PAN, decenas de familiares de desaparecidos realizaron una ceremonia a la que denominaron misa —sin sacerdote, porque nadie se atrevió a bendecir las fotografías desde hace una semana colgadas en las ventanas del inmueble—, además de colocar decenas de cruces simulando un “panteón clandestino”, en donde suponen están los cuerpos de sus seres queridos.
Este panteón instalado en uno de los jardines del gobierno estatal se suma al “monumento a la impunidad” que los integrantes de la Asociación Esperanza, conformada por familiares de 250 desaparecidos, colocaron frente al Palacio de Gobierno, con la intención de exhibir la falta de aplicación de las autoridades policiacas para resolver estos casos.
“Señor tu que estás en los cielos, ayúdanos”, expresaban entre lágrimas y sollozos las madres de los desaparecidos que, con rosario en mano, aprovechan estas fiestas de Semana Santa para recordar a sus seres queridos y de paso llamar “a la conciencia y reflexión al gobernador”.
La voz entrecortada de Alma se perdía entre gritos y risas de niños y adolescentes, llevados por sus abuelos para que recordaran a sus padres, de quienes los menores sólo guardan el recuerdo por las fotografías que aparecen en periódicos, ahora colgadas en el Centro de Gobierno.
Fueron estos niños los encargados de colocar las primeras cruces del “panteón clandestino”. “Ándale mi’jito pon la cruz de papá”, expresaba Guadalupe, quien recuerda a su esposo desaparecido en 2004.
Las historias de personas desaparecidas se multiplican en esta ciudad, tan sólo la Asociación Esperanza tiene registrados más de 250 casos documentados en sendos expedientes.
Nota de Rosa María Méndez Fierros, El Universal, 19 de marzo.
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