Advirtió sobre el inminente peligro de que la recesión se prolongue hasta bien entrado 2010 o incluso 2011, aunque confió en que la política económica será reforzada en los países ricos.
El actual director del Centro de Estudios de la Globalización y profesor de economía política internacional en la Universidad de Yale, indicó que las condiciones externas, por definición fuera de nuestro control, que enfrentarán en el futuro inmediato las economías de América Latina y de México, “seguirán siendo adversas aun en el caso todavía muy incierto de que la recesión internacional ceda pronto y termine hacia finales del presente año”.
Sin hacer alusión directa a las declaraciones del secretario de Hacienda, Agustín Carstens, realizadas a principios de febrero de este año, de que la desaceleración en la economía de Estados Unidos sí afectaría a México, pero no como en el pasado, y ahora le daría un “catarrito” y no una pulmonía como antes, Zedillo Ponce de León, afirmó: “Francamente la idea de que pudiéramos habernos vacunados contra los posibles descalabros de las economías más grandes del planeta siempre me pareció equivocada y riesgosa”.
Recordó que pocos días después de que el pánico sacudió a los mercados financieros de Estados Unidos, a mediados de septiembre de 2008 se hizo polvo la idea de que América Latina, México incluido, podría aislarse de la crisis que empezó a perfilarse en el verano de 2007.
Ernesto Zedillo, también miembro de los consejos de administración de Procter and Gamble y Alcoa, entre otras empresas globales, consideró que las medidas implementadas por el gobierno han sido insuficientes para hacer frente a los efectos de la crisis global.
Aseguró que el país no puede tener políticas anticíclicas de gran trascendencia en este momento, simplemente porque “no vamos a tener acceso a recursos adicionales significativos a los que generamos nosotros con nuestro propio esfuerzo. No hay y no habrá en este año, y posiblemente por algunos años, recursos externos adicionales para nuestro país”, vaticinó.
Zedillo, quien enfrentó en 1995 una de las crisis económicas más severas del país, aseguró que de las decisiones que se deben tomar frente a esta crisis, ninguna va a ser popular. “Sería engañarnos si pensásemos que esta crisis se va a resolver con buenos deseos, con fantasías, con castillos en el aire”.
Al participar en la 19 Convención Nacional de Aseguradores, el último presidente de extracción priísta urgió al Congreso a realizar en la próxima legislatura reformas estructurales, entre las que consideró más urgentes la reforma al estado de derecho, porque “en 200 años de vida independiente no hemos logrado tener el estado de derecho que precisa la construcción de una sociedad y un país con prosperidad, con estabilidad, con oportunidades para todos”.
También destacó que es necesario hacer una reforma fiscal definitiva, que le dé la solidez financiera al Estado mexicano para que pueda honrar, seria y sólidamente sus responsabilidades. Indicó que la dependencia de las finanzas públicas de los ingresos petroleros es realmente nuestro “talón de Aquiles”, y “si no lo resolvemos nuestra situación podría tornarse más difícil”, advirtió.
También se refirió a la necesidad de impulsar una mayor competencia y competitividad porque la economía nacional sigue siendo menos productiva y el grado de competencia es muy restringido.
Asimismo, dijo, “debemos aspirar a tener leyes laborales que sin desproteger los derechos básicos de los trabajadores, no constituyan un desaliento a la contratación de trabajadores en los sectores modernos de nuestra economía”.
La crisis, sostuvo, “nos ha informado de dos cosas muy importantes. Una buena y otra mala. La buena, las reformas emprendidas desde la segunda mitad de los ochenta han valido la pena. La mala, lo hecho hasta ahora no es suficiente”. Reconoció que se necesitará mucho más que las fortalezas existentes, tanto para acabar de solventar satisfactoriamente la crisis, como lograr que la producción y el empleo crezcan vigorosamente cuando la economía internacional se recupere.
Al citar las últimas estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), Ernesto Zedillo señaló que el total de las pérdidas de las instituciones financieras alcanza ya los 4 millones de millones de dólares, es decir, 4 billones. Mencionó que pese a las medidas de saneamiento y respaldo ya realizadas, el faltante de capital en las instituciones financieras podría ubicarse entre los 875 mil millones y 1.5 millones de millones de dólares para el conjunto de las instituciones de Estados Unidos, el Reino Unido y la zona del euro.
El FMI proyecta que la economía global disminuirá 1.3 por ciento en el año, a lo que contribuirán determinantemente las contracciones del PIB de Estados Unidos, de 2.8 por ciento; de la zona del euro, 4.2; del Reino Unido, 4.1, y de Japón, de 6.2 por ciento.
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