Cuba ocultó dengue en 1997

SAN JOSÉ.— El galeno Desi Mendoza Rivero nunca se imaginó que por atreverse a denunciar que un mortal brote de dengue hemorrágico había emergido en el oriente de Cuba iba a ser severamente castigado y su familia sometida a un intenso acoso político.
Mediante la “operación silencio”, dirigida por el médico Carlos Lage, quien en ese entonces era vicepresidente de la isla, el régimen desplegó una intensa maniobra para acallarlo y encarcelarlo en junio de 1997.

El funcionario justificó el arresto bajo el argumento de que la idea era desestabilizar al país con la difusión de propaganda enemiga y poner en peligro la industria turística cubana, catalogada en ese tiempo como locomotora económica de Cuba.

Este hecho ayer fue recordado, luego de que Fidel Castro —alejado en 2006 del poder por enfermedad y remplazado en febrero de 2008 por su hermano— acusó a México de ocultar información sobre la epidemia de influenza A para no perjudicar la visita del presidente estadounidense Barack Obama a la capital mexicana, a mediados de abril pasado.

Cuba debió salir del silencio y admitir ante la comunidad internacional que era golpeada por la enfermedad, que se prolongó hasta noviembre de 1997, al detectarse el último caso.

Pero Mendoza Rivero siguió encarcelado en Santiago, mientras su familia era sometida a un vehemente acoso político. En noviembre de 1998, España gestionó su libertad y le otorgó asilo político. En Madrid escribió un libro al que intituló Dengue.
José Meléndez corresponsal, El Universal, 13 de mayo.

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