El presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Armando Paredes Arroyo, afirmó en entrevista que pese a la cercanía de las elecciones del 5 de julio se tiene que abordar el tema de la reforma fiscal, a fin de ampliar la base de contribuyentes, porque el próximo año habrá presión en las finanzas públicas.
El representante del organismo empresarial planteó que la reforma debe fijar sólo un gravamen empresarial, ya sea el impuesto sobre la renta (ISR) o bien el empresarial a tasa única (IETU).
“Es importante que haya un compromiso de las fuerzas políticas para que en el próximo periodo de sesiones se avance en una reforma fiscal, en la que se dé el paso para ir a un solo impuesto y se amplíe la base a través de impuestos indirectos”, señaló en referencia al gravamen al consumo, incluidos alimentos y medicinas, y que a través del mismo se “grave a toda la población y así todo el mundo contribuya al erario público”.
Al preguntarle sobre la conveniencia de mejorar el sistema de recaudación actual, antes de ampliar la base de contribuyentes, contestó que “el nivel de informalidad que existe en el país es muy alto y se requiere avanzar en la simplificación, la cual no se va a lograr a menos que tengamos un impuesto único para las actividades empresariales y que se generen impuestos indirectos que graven a toda la base de contribuyentes”.
–¿Qué es mayor, la pérdida en la recaudación de impuestos por la economía informal o por la serie de regímenes preferenciales hacia las grandes empresas?, –se le preguntó.
Afirmó que “ya no hay regímenes preferenciales, se han eliminado con el IETU. Ahorita lo que tenemos que hacer es dar el siguiente paso para un solo impuesto de carácter general”.
Momento de reforma
En ese sentido, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), apuntó que ante la reducción de los ingresos de las finanzas públicas es necesaria una reforma fiscal. Señaló que durante el primer trimestre del año la recaudación tributaria cayó 11.4 por ciento anual y los ingresos petroleros disminuyeron 17.6 por ciento.
Advirtió que si el producto interno bruto (PIB) cae 5 por ciento, como prevén algunos analistas, habrá una disminución real de 14.6 por ciento en los ingresos del sector público y el déficit público podría elevarse hasta 3.7 por ciento del PIB.
En su análisis semanal el CEESP afirmó que es el momento preciso para una reforma integral, sobre todo si no se desea que en 2010 la situación se complique más, ya que no se contará con las coberturas petroleras.
El representante del organismo empresarial planteó que la reforma debe fijar sólo un gravamen empresarial, ya sea el impuesto sobre la renta (ISR) o bien el empresarial a tasa única (IETU).
“Es importante que haya un compromiso de las fuerzas políticas para que en el próximo periodo de sesiones se avance en una reforma fiscal, en la que se dé el paso para ir a un solo impuesto y se amplíe la base a través de impuestos indirectos”, señaló en referencia al gravamen al consumo, incluidos alimentos y medicinas, y que a través del mismo se “grave a toda la población y así todo el mundo contribuya al erario público”.
Al preguntarle sobre la conveniencia de mejorar el sistema de recaudación actual, antes de ampliar la base de contribuyentes, contestó que “el nivel de informalidad que existe en el país es muy alto y se requiere avanzar en la simplificación, la cual no se va a lograr a menos que tengamos un impuesto único para las actividades empresariales y que se generen impuestos indirectos que graven a toda la base de contribuyentes”.
–¿Qué es mayor, la pérdida en la recaudación de impuestos por la economía informal o por la serie de regímenes preferenciales hacia las grandes empresas?, –se le preguntó.
Afirmó que “ya no hay regímenes preferenciales, se han eliminado con el IETU. Ahorita lo que tenemos que hacer es dar el siguiente paso para un solo impuesto de carácter general”.
Momento de reforma
En ese sentido, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), apuntó que ante la reducción de los ingresos de las finanzas públicas es necesaria una reforma fiscal. Señaló que durante el primer trimestre del año la recaudación tributaria cayó 11.4 por ciento anual y los ingresos petroleros disminuyeron 17.6 por ciento.
Advirtió que si el producto interno bruto (PIB) cae 5 por ciento, como prevén algunos analistas, habrá una disminución real de 14.6 por ciento en los ingresos del sector público y el déficit público podría elevarse hasta 3.7 por ciento del PIB.
En su análisis semanal el CEESP afirmó que es el momento preciso para una reforma integral, sobre todo si no se desea que en 2010 la situación se complique más, ya que no se contará con las coberturas petroleras.
Érika Duarte, La Jornada, 19 de mayo.
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