Durante un desayuno privado, Carstens dijo --según la versión de varios legisladores asistentes-- que el próximo año podría haber un recorte en los recursos humanos y materiales de la burocracia, como parte de las medidas para enfrentar la escasez de recursos públicos.
El presidente de la Comisión de Hacienda del Senado, el panista José Isabel Trejo, señaló que Carstens dijo a los legisladores que se registró una disminución de recursos fiscales de 300 mil millones de pesos, y se tienen que contemplar opciones para sustituirlos.
Mencionó que no se puede disminuir el gasto y por lo tanto se optará por usar los seguros de cobertura de petróleo, los excedentes petroleros y los recursos de la compra-venta de dólares que hizo a principios de año el Banco de México.
Según esto, Carstens explicó a diputados y senadores de la Tercera Comisión de la Comisión Permanente del Congreso que si se hace uso de esos fondos el problema para el 2009 quedará resuelto, pero habrá que tomar medidas para no iniciar el 2010 con una disminución de recursos. Entre estas medidas podría estar un recorte al gasto corriente, especialmente en la burocracia, lo que implicaría despedir a un número determinado de trabajadores del gobierno que cobra por honorarios.
Además, se buscarían ahorros en energía, en papelería y en uso de equipo de apoyo, entre otros rubros.
La reunión, según versiones de otros legisladores, no fue precisamente cordial: hubo reclamos de parte de diputados y senadores de oposición por lo que consideraron un vacío informativo respecto a las verdaderas consecuencias de la crisis económica.
El diputado federal del PRD Juan Guerra Ochoa aseguró que el secretario de Hacienda les habló de una crisis “superior a la de 1929”.
Mencionó que los perredistas le propusieron a Carstens impulsar una reforma electoral con la condición de que se elimine el IETU.
El senador del PRI Mario López Valdés aseveró que el secretario de Hacienda mencionó que se deben buscar otras fuentes de financiamiento, las cuales pueden ser nuevos impuestos, un mayor endeudamiento o una reducción del gasto pero no en infraestructura, sino en la burocracia.
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