Según la encuesta, el Partido Revolucionario Institucional sale mejor evaluado que los demás en todos los atributos positivos y cualquier combinación de eventuales candidatos presidenciales, en estos momentos, otorgaría la victoria al tricolor.
Hay pesimismo tanto respecto a la situación actual de la economía mexicana como respecto a su evolución en el futuro (sólo cinco por ciento cree que está mejor que hace un año y sólo el nueve por ciento considera que mejorará en 2010). Lo económico sigue siendo percibido como el problema principal del país.
El problema para el gobierno de Felipe Calderón es que, a diferencia de lo que ocurría en agosto, para noviembre una mayoría de los mexicanos piensa que la situación económica es producto de las decisiones gubernamentales. Sólo 44 por ciento de la población opina que es resultado de las condiciones mundiales. Casi dos de cada tres encuestados piensan que las acciones tomadas para enfrentar la crisis son insuficientes. A pesar de esa percepción, las opiniones están divididas (43 por ciento contra 43 por ciento) acerca de la necesidad de emprender reformas estructurales y hay un rechazo mayoritario a cualquier aumento de impuestos.
En ese contexto, el índice de aprobación presidencial baja de 54 a 52 por ciento, y el de desaprobación abierta sube de 37 a 46 por ciento. Felipe Calderón, como persona, tiene un índice de aprobación de 53 por ciento; como gobernante, de 40 por ciento.
Al Presidente le va mejor que a su gabinete, que es aprobado por 38 por ciento de la población, y reprobado por el 54 por ciento.
Traduciendo esta situación a lo político, la identificación partidista con el PAN sigue a la baja. En el trimestre cayó de 24 a 19 por ciento de la población. La identificación con el PRD cayó un punto porcentual, a 14, y la identificación con el PRI sumó dos puntos, para llegar a 35. Crece el número de independientes.
Hay una variación en la imagen relativa de los partidos. Mientras la del PRI ha mejorado un poco y la del PRD, que era mala, ha empeorado marginalmente, la del PAN se ha derrumbado, al grado de que el tricolor es visto como el partido más asociado a bienestar, eficiencia, estabilidad e incluso honradez.
Cuestionados sobre por qué partido votarían para presidente si las elecciones fueran hoy, los entrevistados que se definieron lo hicieron en 49 por ciento por el PRI (cuatro puntos más que en agosto), 26 por ciento por el PAN (seis puntos menos que hace tres meses), 17 por ciento por el PRD (dos puntos menos que en agosto) y ocho por ciento por otros partidos.
Al pasar de los partidos a los candidatos, suceden cosas interesantes. Los simpatizantes priistas se decantan mayoritariamente por Enrique Peña Nieto (63 por ciento), quedando Beatriz Paredes muy lejos (con 12 por ciento). La mayoría de los panistas no define candidato, pero los punteros actuales son Santiago Creel (26 por ciento) y Fernando Gómez Mont (20 por ciento). Entre los simpatizantes perredistas es mayor el empuje de AMLO (55 por ciento) que el de Marcelo Ebrard (35 por ciento).
En las simulaciones de elección presidencial con diferentes ternas, el PRI gana siempre: Peña Nieto obtiene entre 40 y 41 por ciento, Beatriz Paredes entre 28 y 29 por ciento. El grueso de la diferencia se debería a un aumento de indecisos: los candidatos del PAN están entre 14 y 17 por ciento, y en el PRD no hay grandes variaciones entre López Obrador y Marcelo, si el adversario es Peña Nieto, pues ambos están alrededor de 15 por ciento, pero Ebrard gana entre dos y cuatro puntos ante Beatriz, mientras que AMLO no supera en ningún caso el umbral del 15. Claramente, el tabasqueño tiene más apoyo del voto duro, pero ya tiene más difícil volver a conquistar a los independientes.
La encuesta fue levantada en viviendas, definidas a través de una selección aleatoria polietápica, del 13 al 15 de noviembre de 2009. Hubo mil entrevistas efectivas.
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