Al ayuno en “solidaridad con el gesto de Zapata”, que iniciaron el miércoles los presos Eduardo Díaz (21 años de cárcel) y Diosdado González (20), se sumaron en las últimas horas Nelson Molinet y Fidel Suárez, quienes cargan con 20 años de prisión, respectivamente. Los cuatro se encuentran recluidos en cárceles de la occidental provincia de Pinar del Río, y en opinión de Espinosa Chepe también buscan con la huelga la “liberación de todos los presos políticos” cubanos, que fuentes de la oposición dicen son “alrededor de 200”.
Estos disidentes forman parte de los 75 cubanos detenidos y juzgados en forma sumaria en 2003, en un proceso en el que se dictaron penas de hasta 28 años de prisión. El gobierno considera a los opositores “mercenarios” y argumenta que en el país “no hay presos políticos”.
Espinosa Chepe, quien formaba parte del mismo grupo y fue puesto en libertad por razones de salud, confirmó a MILENIO que dos de los presos en huelga le informaron de esa decisión en una llamada telefónica desde la cárcel. Otras fuentes indicaron que también se incorporó al ayuno Guillermo Fariñas, periodista independiente, de 48 años, residente en la central ciudad de Santa Clara, quien en 2006 protagonizó otro gesto similar para demandar el libre acceso de los nacionales a internet.
Elizardo Sánchez, titular de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, dijo ayer que esa entidad, sin estatus legal, pero tolerada por las autoridades, sugirió a los huelguistas deponer su actitud porque “no tendrá ningún efecto en el gobierno”.
Los cinco dieron ese paso luego de la muerte el martes de Zapata, quien no pudo sobrevivir a una extensa huelga de hambre iniciada en diciembre en protesta, según dijo, por “los malos tratos” que recibía en una cárcel del oriente cubano, donde cumplía larga condena. Zapata fue sepultado el jueves en la oriental ciudad cubana de Banes y aún no están claras las circunstancias que determinaron que estuviera cumpliendo una condena de más de 30 años. Fuentes oficiosas han dicho que la primera sentencia a tres años fue “por delitos comunes”. Tampoco se conocía su militancia política antes de comenzar la huelga de hambre.
En ese contexto, la Iglesia católica cubana calificó de “tragedia para todos” la muerte de este preso y llamó al gobierno a crear “las condiciones de diálogo y entendimiento” entre cubanos de opuestas posiciones ideológicas.
Estos acontecimientos siguen sin impactar en los periódicos nacionales, al tiempo que ayer llamó la atención de analistas una extensa nota, sin firma y publicada en el oficial diario Granma, que bajo el título de “La desvergüenza del gobierno de Estados Unidos” hizo diez pormenorizadas alusiones a excesos en cárceles de ese país. El gobierno cubano ha dejado entrever que el desenlace del caso Zapata está en correspondencia con “la política agresiva de EU”.
“Cada año mueren siete mil personas en cárceles de EU, muchas son asesinadas o se suicidan”, dijo el periódico de circulación nacional.
El Washington Post, en tanto, editorializó ayer que la muerte de Zapata demuestra que “no está funcionando” la política del presidente Barack Obama hacia Cuba. El diario lamentó además lo que definió de “acercamiento” de Obama al gobierno cubano.
La Habana/Manuel Juan Somoza, Milenio, 27 de febrero.
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