La Habana, 3 de enero. Con meses de retraso en su ejecución, el plan de despidos masivos, incluido en la reforma económica en curso en Cuba, empezará en cinco ministerios este mes, cuando también serán efectivas las alzas de precios en artículos de higiene y en las tarifas del servicio eléctrico, informaron fuentes oficiales.
Salvador Valdés, líder de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC, federación sindical única), anunció que los despidos empezarán de inmediato en los ministerios de Agricultura, Azúcar, Construcción, Salud Pública y Turismo.
Con la meta de eliminar plazas sobrantes y mejorar la productividad, Cuba ya había intentado un despido masivo en la segunda mitad de los años 80 del siglo pasado, en una campaña llamada de “rectificación de errores y tendencias negativas”. El proyecto demoró en ejecutarse y luego se desechó al estallar la crisis que siguió al derrumbe soviético.
Entre otras modalidades, la actual reforma está rompiendo por primera vez con tres líneas de política social que rigieron en la isla durante medio siglo: a) la garantía de una plaza de trabajo para cada demandante, b) un seguro de desempleo virtualmente indefinido, y c) un amplio paquete de subsidios a bienes y servicios.
El último día de 2010 el gobierno anunció un nuevo paso en el retiro de subsidios, esta vez para eliminar de la canasta básica (o “libreta de abastecimiento”) el jabón de baño, la pasta dental y el detergente. Antes habían quedado fuera de esa despensa familiar las papas, los chícharos y los cigarrillos.
Dentro de la “libreta” los artículos de higiene tenían precios simbólicos, que al venderse libremente a partir de enero se multiplican hasta por 25 veces y se colocan en una escala que va de los 5 a los 25 pesos.
Como parte de esta cuesta de enero, los cubanos también tendrán que pagar este mes la primera factura de energía eléctrica con la nueva tarifa, anunciada en octubre pasado, con incrementos entre 15 y 284 por ciento, que castiga más a los mayores consumidores.
El aumento se aplica en cuotas crecientes a las tarifas residenciales, según las cuales, por ejemplo, por un recibo de 300 kilowatts habrá que pagar 114 pesos, pero por el doble de consumo sería de 659 pesos.
El salario medio en Cuba fue en 2009 de 429 pesos, según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).
Salvador Valdés, quien también forma parte del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC), dijo a los líderes de la CTC en la provincia oriental de Holguín que “nos corresponde ser garantes del reordenamiento laboral, que comenzará a partir de mañana por los organismos del primer grupo”, según reportó el semanario sindical Trabajadores.
Según el plan difundido el pasado verano, la reducción de personal en gran escala alcanzaría a medio millón de empleados a más tardar en marzo próximo y se realizaría por etapas, en cuatro grupos de dependencias.
De acuerdo con ese proyecto, en el segundo paquete están los ministerios de Comercio Interior, Educación, Educación Superior, Industria Básica y Transporte. El plan debió iniciarse en el último trimestre de 2010, pero en la práctica está retrasado.
La reducción de personal excedente es una de las piezas clave de la reforma para buscar elevar la productividad del trabajo. El principal criterio para que los empleados mantengan la plaza es que demuestren eficiencia.
A los despedidos el gobierno les pagará una compensación que en su escala máxima llegará a 60 por ciento del salario durante cinco meses, con lo cual se elimina el seguro de desempleo que en algunos casos se prolongaba indefinidamente.
“El cambio es traumático”, escribió el analista económico Ariel Terrero. “Trasciende la mera organización del trabajo y los estimados actuales de un millón de plazas sobrantes en el sector estatal, tienen que ver, además, con hábitos, conceptos y sicología laboral de todos, con ingresos, nivel de vida, estructuras económicas y también con maneras de entender el socialismo, muchas veces carentes de adecuado fundamento o, cuando menos, desactualizadas”.
Terrero agregó que “la economía cubana no podrá despegar nunca, con firmeza y estabilidad, mientras arrastre deformaciones laborales y el peso muerto de miles de millones de pesos gastados en salarios, cada año, a cambio de un magro aporte social”.
Salvador Valdés, líder de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC, federación sindical única), anunció que los despidos empezarán de inmediato en los ministerios de Agricultura, Azúcar, Construcción, Salud Pública y Turismo.
Con la meta de eliminar plazas sobrantes y mejorar la productividad, Cuba ya había intentado un despido masivo en la segunda mitad de los años 80 del siglo pasado, en una campaña llamada de “rectificación de errores y tendencias negativas”. El proyecto demoró en ejecutarse y luego se desechó al estallar la crisis que siguió al derrumbe soviético.
Entre otras modalidades, la actual reforma está rompiendo por primera vez con tres líneas de política social que rigieron en la isla durante medio siglo: a) la garantía de una plaza de trabajo para cada demandante, b) un seguro de desempleo virtualmente indefinido, y c) un amplio paquete de subsidios a bienes y servicios.
El último día de 2010 el gobierno anunció un nuevo paso en el retiro de subsidios, esta vez para eliminar de la canasta básica (o “libreta de abastecimiento”) el jabón de baño, la pasta dental y el detergente. Antes habían quedado fuera de esa despensa familiar las papas, los chícharos y los cigarrillos.
Dentro de la “libreta” los artículos de higiene tenían precios simbólicos, que al venderse libremente a partir de enero se multiplican hasta por 25 veces y se colocan en una escala que va de los 5 a los 25 pesos.
Como parte de esta cuesta de enero, los cubanos también tendrán que pagar este mes la primera factura de energía eléctrica con la nueva tarifa, anunciada en octubre pasado, con incrementos entre 15 y 284 por ciento, que castiga más a los mayores consumidores.
El aumento se aplica en cuotas crecientes a las tarifas residenciales, según las cuales, por ejemplo, por un recibo de 300 kilowatts habrá que pagar 114 pesos, pero por el doble de consumo sería de 659 pesos.
El salario medio en Cuba fue en 2009 de 429 pesos, según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).
Salvador Valdés, quien también forma parte del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC), dijo a los líderes de la CTC en la provincia oriental de Holguín que “nos corresponde ser garantes del reordenamiento laboral, que comenzará a partir de mañana por los organismos del primer grupo”, según reportó el semanario sindical Trabajadores.
Según el plan difundido el pasado verano, la reducción de personal en gran escala alcanzaría a medio millón de empleados a más tardar en marzo próximo y se realizaría por etapas, en cuatro grupos de dependencias.
De acuerdo con ese proyecto, en el segundo paquete están los ministerios de Comercio Interior, Educación, Educación Superior, Industria Básica y Transporte. El plan debió iniciarse en el último trimestre de 2010, pero en la práctica está retrasado.
La reducción de personal excedente es una de las piezas clave de la reforma para buscar elevar la productividad del trabajo. El principal criterio para que los empleados mantengan la plaza es que demuestren eficiencia.
A los despedidos el gobierno les pagará una compensación que en su escala máxima llegará a 60 por ciento del salario durante cinco meses, con lo cual se elimina el seguro de desempleo que en algunos casos se prolongaba indefinidamente.
“El cambio es traumático”, escribió el analista económico Ariel Terrero. “Trasciende la mera organización del trabajo y los estimados actuales de un millón de plazas sobrantes en el sector estatal, tienen que ver, además, con hábitos, conceptos y sicología laboral de todos, con ingresos, nivel de vida, estructuras económicas y también con maneras de entender el socialismo, muchas veces carentes de adecuado fundamento o, cuando menos, desactualizadas”.
Terrero agregó que “la economía cubana no podrá despegar nunca, con firmeza y estabilidad, mientras arrastre deformaciones laborales y el peso muerto de miles de millones de pesos gastados en salarios, cada año, a cambio de un magro aporte social”.
Gerardo Arreola, La Jornada, 4 de enero.
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