“AMLO, una víbora con el mismo veneno”


Está de vuelta. Y como siempre: genio y figura. Esa es su vida y así seguirá. Ni lo doblan ni se agacha. Va para adelante, con sus misas y sus musas:
¿Cómo se siente, don Diego?
Bien, gracias a Dios.
¿Ya le dijo adiós al síndrome de Estocolmo?
Creo que nunca lo viví.
¿No llegó a decir que comulgaba con su lucha?
No. Que entendía las razones que ellos manejaban, pero no me parecían congruentes.
¿Ya perdonó?
Sí.
Esa foto don Diego: semidesnudo, vendado, con la revista.
Sí, así es la vida.
¿La sueña? ¿Regresa a su memoria?
No, no. Vivo para adelante.
¿Sabe cuántos llegaron a pensar que se lo merecía?
¡Muchísimos! Nadie merece un trato así. Nadie, ni el peor criminal.
¿Por qué cree que se le odia?
Porque he lastimado a muchos por mi forma de ser.
¿Resentimiento social?
No creo que sea social. Es de grupos muy identificados.
¿Cuáles?
Esos que se llaman de izquierda y que no tienen más que rencor y veneno.
¿Algún daño del que hoy se arrepienta?
Es evidente que no siempre actuamos con justicia, pero he sido hombre de bien.
¿Con los pueblos indígenas?
Por supuesto que sí. Y nunca quise la Ley Indígena, porque toda ley en función de raza, es racista.
¿No hay que pedirles perdón?
Por mi parte, no. Hay que respetarlos.
En fin, ¿a quién le encargará escribir la experiencia del secuestro?
A nadie.
¿Se llevará todo a la tumba?
Todos nos llevamos todo a la tumba.
¿Mucho dolor don Diego?
Mucho.
¿Por qué no quiere compartirlo con los mexicanos?
Lo he compartido, a mi manera.
¿Hay que juntar para pagar esa deuda?
Estoy pagando.
¿Cómo?
Como puedo.
Quizá vuelva a las andadas políticas, ¿una senaduría?
No me interesa.
¿Qué le interesa?
Trabajar en el ámbito de mis posibilidades para que México cambie.
¿Pena de muerte a los secuestradores?
No señor. Esa es una brutalidad que no sirve para nada.
Entonces: ¿perdón y olvido?
No. Perdón y justicia. El olvido no porque la memoria es una de las potencias del alma.
Nada más para el registro histórico: ¿Presidencia prestó para el rescate?
Falso. Hubiera sido delito.
En todo caso, ¿por qué convino pagar su rescate?
Porque vale la vida.
Perdón, don Diego ¿desde cuándo a este gobierno le ha importado la vida de sus habitantes?
Desde siempre, aunque no haya podido garantizarla. La lucha de Calderón es valiente y es por la vida de todos, incluyendo la de los secuestradores.
Pero hasta las cifras lo niegan, ¿no?
Las cifras rebasan lo que el gobierno ha querido hacer.
En fin, ¿a usted se le querrá más por lo que sabe o por lo que ha de callar?
No sé. Tampoco me importa.
¿Fue secuestrado por el narco para negociar con el gobierno?
No, jamás hubo nada que me vinculara con una negociación. Fue por dinero y porque soy quien soy.
¿Y quién es usted?
Un hombre que va de frente en la vida. Y que naturalmente no coincido con muchos comportamientos y por eso me los eché encima.
¿Fue “El Ricalde“?
Lo desconozco.
¿20 millones de dólares?
No recuerdo la cifra.
¿Siempre ha tenido dinero, don Diego?
Siempre.
¿Y lo hecho es bien habido?
Siempre. Y si me dices que es poco o mucho, te diré comparando con quién: con un ejidatario es mucho; con los hombres ricos de México y del mundo, no es nada.
¿Eso tiene forma de comprobarlo?
Sí. Por supuesto.
¿Luego por qué nos preguntamos por qué lo odian, don Diego?
No es sólo por el dinero. Es por mi altitud, por mi forma de ver la vida y de vivirla. Porque no tengo dobleces, porque no soy un agachado.
En fin, más de siete meses encerrado
¡Sepultado!
¿Ni un puro?
Jamás.
¿Quizá en ese tiempo leyó más de tres libros?
Nunca me dieron un libro a leer.
¿A lo mejor, sin leer, hoy puede ser candidato presidencial?
Hombre, si me aguardan a 2040, cuenten conmigo.
¿No se esperaba que fuera usted el gallo del PAN?
Algunos lo han dicho. No lo comparto. En la política como en el campo: el tiempo es tiempo. Y el mío ya pasó.
¿Ya nos puede decir cuánto le pagaron por abandonar la contienda en 94?
Ni la abandoné ni me pagaron. En todo caso a mis acusadores les digo que si algo recibí, lo compartí con su tiznada madre.
¿Ni aquellos terrenitos en Punta Diamante?
Primera, no están en Punta Diamante; y segunda, nadie me los dio.
¿Cuánto le dieron por Fobaproa?
Nada, porque no intervine. Pero si hubiera sido diputado, lo hubiera aprobado.
¿Y de cuándo acá ha legislado gratis?
Siempre, nunca cobré por legislar.
¿Todavía le deben favores, don Diego?
Tal vez. En la vida igual debemos favores que nos los pueden deber.
¿Qué le debe, por ejemplo, Salinas?
¿A mí? Nada. Jamás he hecho un negocio con él. Todo lo que trabajamos en la política fue, desde mi perspectiva, para el bien de México. Lo hice y lo volvería a hacer.
Hablando de triunfos, ¿todavía se enorgullece de su amistad con Peña Nieto?
Llevo buena amistad con Enrique Peña Nieto. No es problema de orgullo, es de afecto.
¿Y todos sus amigos son inteligentes?
Procuro que lo sean, porque es muy difícil trabajar con idiotas.
¿Peña Nieto es tan amigo como Salinas?
Yo no comparo las amistades, pero los dos son mis amigos.
Usted que conoce muy bien a Salinas, ¿se llevó la partida secreta?
Unos dicen que la mitad, otros dicen que todo. El que lo acuse, que lo pruebe.
Por cierto, ¿cómo se irá Calderón?
Con un gran sentimiento de haber hecho lo que ha podido por México. Con fallas, errores, éxitos. Pero con mucho valor y amor a México.
¿Se la pasará suplicando a los gobernadores que depuren sus policías?
No creo que haya hecho súplicas. Ha hecho reclamos.
¿Fracasó su lucha anticrimen?
No ha tenido el éxito que él hubiera querido, pero no es un fracaso.
¿Le faltó mandó o lo dejaron solo?
Creo que le faltó sociedad. Faltan ciudadanos. Y esto lo digo aunque incomode, aunque me vuelvan alevantar.
Al final, ¿los ciudadanos siempre tenemos la culpa?
¡Siempre! Si queremos cambiar a México tenemos que cambiar al ciudadano. Es un problema educativo y cultural.
Oiga, ¿qué su hidalga figura proviene del mismísimo Francisco de Quevedo?
Fue mi pariente o soy pariente de él; lejano, muy lejano, por los Villegas.
“Poderoso caballero don Dinero”, diría Quevedo.
Sí señor. Hay mucho más que dinero en la vida, el honor.
¿Ha lavado dinero?
Ni lavado dinero, ni lavado ropa.
¿Trata de blancas?
Y de negras.
¿Defensa legal o negocios con el narco?
Defensa, siempre dentro de la ley. Y nunca he defendido a narcotraficantes.
¿Defender a los corruptos es buen negocio político?
Momento. Nada tiene que ver la política con el negocio de defender a seres humanos inocentes o culpables. Son dos cosas distintas.
¿Nada de corrupción, don Diego?
No he sido corrupto. Y el que diga lo contrario tiene la obligación de probarlo, sino es un difamador.
¿No es corrupto trabajar del gobierno y servirse de él?
No señor. No hice nada que me prohibiera la ley ni que me demandara mi conciencia.
Insisto, ¿todo limpio?
Absolutamente. Nunca he traído las manos sucias, ni de dinero, ni de sangre.
¿No será usted el verdadero Jefe de Jefes?
Depende a lo que te refieres.
¿No dice AMLO que es usted de los líderes de la mafia?
Sí, lo ha dicho mil veces.
¿Sigue pensando que es un “psicópata peligroso”?
Absolutamente. Es una víbora que tiene el mismo veneno, que ahora se cambia de piel para tratar de llegar a la Presidencia.
Hablando de intrigas, ¿qué se traen en el PAN?
Creo que tienen una contienda interna por buscar entre los tres quién llega de candidato.
Bueno, ¿qué o quién bajará a Creel?
Nadie lo va a bajar. Los votos decidirán quién es el candidato.
En fin, ¿a qué están jugando los candidatos panistas?
A ganar.
¿Será por imposición, dedazo o arrebato?
Al tiempo.
De los tres ¿hacen uno?
Y bueno.
¿Le ganarán a Peña Nieto?
Es probable.
¿Cordero estará desesperado?
No. Lo veo entusiasta.
¿Y a Josefina la podrán comprar?
No creo que se compre ni se venda.
En fin, ¿el PAN pierde el poder y hasta el partido?
Es posible, no deseable.
¿Regresará el PRI a Los Pinos?
En la democracia, se puede. Ojalá no.
¿Usted ya negocia con ellos?
No tengo negocios con ellos. Tengo trato y tengo amistad.
¿O nos dirá que siempre ha trabajado para ellos?
¡Nunca! He trabajado para México.
Hablando de amores, ¿habrá reconciliación con El Peje?
Yo no tengo odio, pero tampoco me interesa caer en el juego tramposo de mirarlo ahora como Teresita de Calcuta.
¿Lo aceptaría como Presidente?
Por supuesto que sí.
Próximo a los 71 años, ¿ya habrá vivido todo?
Hombre, me puede faltar un poco.
¿Debemos seguirlo odiando?
Con libertad hagan lo que quieran. Yo seguiré siendo el mismo.
Fernando del Collado, Milenio, 8 de enero.

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