El sitio de Cuautla

CUAUTLA, Mor.- Todo parecía previsible. Una y otra vez las mismas canciones, una y otra vez. Así sean cien veces. Más.

Así han sido estos casi tres meses de campaña del aspirante presidencial por el PRI, Enrique Peña Nieto: la misma música, las mismas promesas, los mismos ademanes. Incluso lo mismo que la primera vez que vino a Morelos, a Xochitepec, justo al arranque de campaña de Amado Orihuela, el abanderado del PRI-PVEM-Panal a la gubernatura, que ayer lo llevó de nueva vuelta a ese estado.

Cuautla, el mitin de ayer, el del cierre estatal, parecía no ser la excepción. El largo preámbulo de besos, abrazos y fotos, que desde el principio de la contienda lo hace, estuvo presente en esa ciudad de Morelos, entidad tomada por la delincuencia y gobernada por el PAN. Luego, Peña Nieto empezó a subirse a vallas y muros para saludar. Lo usual. Siempre escuchando su nombre en canciones, en voz de los animadores o de la gente que, al tenerlo cerca, intenta aferrarse a sus brazos, al punto de dejarlo con arañazos o romperle la camisa, como ocurrió ayer.

Para cuando llegó al templete situado en una cancha de la Unidad Deportiva José María Morelos, una hora tarde, ya estaban recalentados los miles de simpatizantes, acarreados en camionetitas, muchos del Partido Verde, quienes por lo menos hasta poco antes del mitin permanecieron en el evento.

Más tarde, al menos 4 mil militantes, principalmente de ese partido, se salieron diciendo que se había roto la alianza con el PRI por no haber sido incluidos en el templete. Al parecer, Peña Nieto no se dio cuenta del éxodo verde ni tampoco de que los organizadores del evento obsequiaban bolsitas con agua para paliar la sed que lanzaban a una lona puerca. Las bolsitas tenían la frase Orden y Progreso, característica de la campaña del candidato a la gubernatura.

Con voz del inolvidable cómico Resortes, el aspirante estatal fue el primero en tomar la palabra. Si ha habido un discurso largo y desmedido en estas campañas fue el de Orihuela: comparó el proyecto peñista con el Sitio de Cuautla, episodio patrio protagonizado por José María Morelos. También, al candidato lo comparó con Juárez, con Zapata.

Aunque desmedido para algunos, para Julieta Ana María y Lina Martha Manrique Zapata, nietas de Emiliano Zapata, presentes en el evento, Peña Nieto es la encarnación de los valores del caudillo.

Ellas son unas de los tantos hijos reconocidos de Zapata y, un bisnieto, Ulises Manrique, es candidato a diputado local por el Verde. La estirpe revolucionaria se volvió ecologista.

Acompañado por diputados locales y federales, el abanderado presidencial tomó la palabra (no sin antes disculparse por su voz ronca). Desde su templete quizá tampoco vio que unos ancianos estaban al lado de unas mantas que decían: "Yo también estoy inconforme y encabronado. Soy joven y estoy con Peña. Quiero un cambio de verde".

Y el montón de propuestas, como la de la reducción de las tarifas eléctricas, todas de acuerdo a la aprobación de las reformas estructurales. Si no, quién sabe.

Los exaltados asistentes, casi todos con playeras del PRI y del Partido Verde, algunos con letreros como "No somos 132, somos millones", aplaudían.

En eso, un montón de jóvenes del PRI bajaron de las gradas. Peña Nieto, en su monólogo, no se dio por aludido. Los chicos, identificados por los organizadores como un grupo de choque, fueron a hacerle frente en el exterior a un grupo del #YoSoy132, apenas 50. Los temerarios estudiantes la pagaron con empujones, botellazos y agua en las cartulinas.

El candidato siguió muy rápido en su guión y, al final, pidió un voto de confianza. Por él y por los candidatos locales. Para cuando habló de los compromisos locales: modernizar una carretera, construir un auditorio local, promover el turismo, y terminar la Autopista Siglo 21, que conecta a Edomex con Morelos, ya la mayoría de los asistentes se había ido.

Y van los 40 minutos de despedida, de besos, de fotos que aprovechaban los escasos que se quedaron. Nadie aguanta casi tres horas sol.

Los fanáticos estrujaron al candidato, forcejearon con él, casi le torcieron el cuello. Tras tanto relajo, Peña acabó con la manga destruida y terminó estampando su firma en el busto de una joven. Él cumple con lo que le piden.

Al parecer no se percató de todo lo nocivo que pasó mientras hablaba de sus propuestas. Pero, para los organizadores del mitin, el sitio de Peña, parafraseando el de Cuautla, de Morelos, salió perfecto.

Afuera, ríos de acarreados en fuga. Y un puñado de jóvenes, con su verdad en cartulinas, lastimados y heridos. Así fue el sitio de Peña en Cuautla.

 
 
 
 
Compromiso por México

La cosecha

Ésta es la aportación de Morelos a la causa tricolor. 



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2003195,473
2006195,421
2009191,996

 Daniel de la Fuente enviado. Reforma, 23 de junio.

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