WASHINGTON.- La Casa Blanca anunció ayer una nueva flexibilización en las regulaciones para viajar a Cuba, así como la autorización de operar vuelos desde más aeropuertos rumbo a la Isla y mayor libertad para enviar remesas.
Los estadounidenses que quieran viajar por motivos religiosos, académicos, culturales o deportivos a Cuba podrán hacerlo con más facilidad, en algunos casos con permisos generales, lo que les evitará tener que solicitar la autorización en cada ocasión, se indicó en un comunicado.
Además, cualquier estadounidense podrá enviar dinero a cubanos, por un máximo de 500 dólares por trimestre, a fin de apoyar actividades económicas privadas, siempre y cuando los beneficiarios no sean altos funcionarios del Gobierno ni del Partido Comunista. Hasta ahora sólo cubanoestadounidenses estaban autorizados a ello.
Finalmente, todos los aeropuertos internacionales en Estados Unidos podrán ofrecer vuelos a la Isla, en tanto tengan servicios adecuados de aduanas e inmigración y que esos viajes sean operados por proveedores autorizados.
En la actualidad hay vuelos a La Habana sólo desde Miami, Nueva York y Los Ángeles.
Las medidas devuelven a Estados Unidos prácticamente a la situación vigente a finales de la presidencia del demócrata Bill Clinton, la cual fue ampliamente revertida durante el mandato de su sucesor republicano, George W. Bush.
"Estas medidas aumentarán el contacto entre los pueblos; apoyarán a la sociedad civil en Cuba; mejorarán el libre flujo de información para los cubanos y ayudará a promover su independencia de las autoridades", explicó el comunicado oficial.
Poco después de asumir el poder, en abril de 2009, el Presidente Barack Obama ya había anunciado una primera flexibilización en favor de los cubanoestadounidenses. Además de ampliar los permisos de viajes y remesas de forma ilimitada para los ciudadanos con familia en la Isla, permitió ventas bajo condiciones de material de telecomunicaciones.
Todas esta batería de medidas no afecta, sin embargo, de ninguna forma al embargo comercial vigente desde 1962 contra el país caribeño. En este sentido, los estadounidenses seguirán sin poder viajar como turistas a la Isla, con la que no existen relaciones diplomáticas desde poco después del triunfo de la revolución cubana.
El Ministerio de Turismo cubano y fuentes del sector en Estados Unidos calculan que casi 300 mil cubanoestadounidenses viajaron el año pasado a la Isla, casi el doble tras la promulgación de las medidas de abril de 2009. A ellos se sumaron otros 50 mil estadounidenses que viajaron respetando las actuales restricciones.
Los estadounidenses que quieran viajar por motivos religiosos, académicos, culturales o deportivos a Cuba podrán hacerlo con más facilidad, en algunos casos con permisos generales, lo que les evitará tener que solicitar la autorización en cada ocasión, se indicó en un comunicado.
Además, cualquier estadounidense podrá enviar dinero a cubanos, por un máximo de 500 dólares por trimestre, a fin de apoyar actividades económicas privadas, siempre y cuando los beneficiarios no sean altos funcionarios del Gobierno ni del Partido Comunista. Hasta ahora sólo cubanoestadounidenses estaban autorizados a ello.
Finalmente, todos los aeropuertos internacionales en Estados Unidos podrán ofrecer vuelos a la Isla, en tanto tengan servicios adecuados de aduanas e inmigración y que esos viajes sean operados por proveedores autorizados.
En la actualidad hay vuelos a La Habana sólo desde Miami, Nueva York y Los Ángeles.
Las medidas devuelven a Estados Unidos prácticamente a la situación vigente a finales de la presidencia del demócrata Bill Clinton, la cual fue ampliamente revertida durante el mandato de su sucesor republicano, George W. Bush.
"Estas medidas aumentarán el contacto entre los pueblos; apoyarán a la sociedad civil en Cuba; mejorarán el libre flujo de información para los cubanos y ayudará a promover su independencia de las autoridades", explicó el comunicado oficial.
Poco después de asumir el poder, en abril de 2009, el Presidente Barack Obama ya había anunciado una primera flexibilización en favor de los cubanoestadounidenses. Además de ampliar los permisos de viajes y remesas de forma ilimitada para los ciudadanos con familia en la Isla, permitió ventas bajo condiciones de material de telecomunicaciones.
Todas esta batería de medidas no afecta, sin embargo, de ninguna forma al embargo comercial vigente desde 1962 contra el país caribeño. En este sentido, los estadounidenses seguirán sin poder viajar como turistas a la Isla, con la que no existen relaciones diplomáticas desde poco después del triunfo de la revolución cubana.
El Ministerio de Turismo cubano y fuentes del sector en Estados Unidos calculan que casi 300 mil cubanoestadounidenses viajaron el año pasado a la Isla, casi el doble tras la promulgación de las medidas de abril de 2009. A ellos se sumaron otros 50 mil estadounidenses que viajaron respetando las actuales restricciones.
Reforma, 15 de enero.
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