La sequía que sufre La Habana desde hace dos años, con sus 2.2 millones de habitantes, pone a la capital cubana en su peor crisis de agua potable de los últimos 50 años, debido a que la que es bombeada en su trayecto, por el deterioro de los acueductos, se pierde aproximadamente en un 70 por ciento entre la fuente y el consumidor, destaca información del periódico estatal Granma.
Según el rotativo oficial del gobierno cubano, más de 100 mil personas dependen de las 140 pipas que surten el vital líquido para contar con agua potable y debido a la situación de sequía que se vive, las fuentes de abastecimiento están a punto de colapsarse.
De acuerdo con datos del Instituto cubano de Recursos Hidráulicos (INRH), casi la mitad de los 2.2 millones de residentes de La Habana sufren serias afectaciones en el régimen habitual de entrega de agua. La crisis ya afecta a ocho de los 15 municipios capitalinos.
La grave sequía que sufre la capital cubana empezó en noviembre de 2008 y ha dejado dos de las represas que abastecen la ciudad casi secas y una tercera con reservas para 138 días.
CRISIS. Funcionarios del INRH indican que por las dificultades mencionadas en el sistema de acueductos, se extrae desde las fuentes de abasto un volumen de agua equivalente a 726 litros por habitante cada día, dos veces la cantidad prevista en la norma establecida de 325 litros/h/d. Ello refleja que están sobreexplotadas.
Informes del gobierno cubano refieren que la sequía, que se inició en noviembre de 2008 y que se ha mantenido, ha dejado las represas a menos del 50 por ciento de su capacidad, lo que ha afectado la agricultura y la ganadería y provocando graves problemas de escasez de alimentos.
DERROCHE. El régimen cubano lanzó un llamado a los ciudadanos para frenar “el derroche” del vital líquido en sus viviendas y centros laborales, a la vez que advierte que puede cortar el servicio a los más malgastadores.
Entre los principales derrochadores del vital líquido fueron denunciados 128 grandes consumidores, entre ellos el Palacio de las Convenciones (sede de eventos internacionales) y la Universidad de Ciencias Informáticas.
También las escuelas nacionales de los oficialistas Comités de Defensa de la Revolución y de la Central de Trabajadores de Cuba.
Según el rotativo oficial del gobierno cubano, más de 100 mil personas dependen de las 140 pipas que surten el vital líquido para contar con agua potable y debido a la situación de sequía que se vive, las fuentes de abastecimiento están a punto de colapsarse.
De acuerdo con datos del Instituto cubano de Recursos Hidráulicos (INRH), casi la mitad de los 2.2 millones de residentes de La Habana sufren serias afectaciones en el régimen habitual de entrega de agua. La crisis ya afecta a ocho de los 15 municipios capitalinos.
La grave sequía que sufre la capital cubana empezó en noviembre de 2008 y ha dejado dos de las represas que abastecen la ciudad casi secas y una tercera con reservas para 138 días.
CRISIS. Funcionarios del INRH indican que por las dificultades mencionadas en el sistema de acueductos, se extrae desde las fuentes de abasto un volumen de agua equivalente a 726 litros por habitante cada día, dos veces la cantidad prevista en la norma establecida de 325 litros/h/d. Ello refleja que están sobreexplotadas.
Informes del gobierno cubano refieren que la sequía, que se inició en noviembre de 2008 y que se ha mantenido, ha dejado las represas a menos del 50 por ciento de su capacidad, lo que ha afectado la agricultura y la ganadería y provocando graves problemas de escasez de alimentos.
DERROCHE. El régimen cubano lanzó un llamado a los ciudadanos para frenar “el derroche” del vital líquido en sus viviendas y centros laborales, a la vez que advierte que puede cortar el servicio a los más malgastadores.
Entre los principales derrochadores del vital líquido fueron denunciados 128 grandes consumidores, entre ellos el Palacio de las Convenciones (sede de eventos internacionales) y la Universidad de Ciencias Informáticas.
También las escuelas nacionales de los oficialistas Comités de Defensa de la Revolución y de la Central de Trabajadores de Cuba.
La Crónica, 23 de enero.
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